Loaiza, Jofre de

Loaiza, Jofre de  Oidor de la Real Audiencia de los Confines y visitador de Yucatán. Nació en Talavera de la Reina, España. Llegó a Guatemala acompañado de su esposa Ana de Garriedo y Jofre. Desempeñó diversos cargos al servicio del rey: oidor de la Audiencia de los Confines desde el 17 de noviembre de 1554; visitador de Yucatán desde mayo de 1560 a 1561, y en 1573 fue nombrado alcalde del crimen en la Audiencia de México. Con relación a Yucatán, Jofre de Loaiza recibió, el 28 de marzo de 1560, el nombramiento y la instrucción para visitar y hacer justicia en la provincia de Yucatán, tomando momentáneamente el gobierno de la misma. Según Molina Solís, su visita se debió a la intervención de fray Diego de Landa que, contrariado por los abusos que cometían los encomenderos en contra de los indígenas, se dirigió a la Audiencia de los Confines poniéndola al tanto de los malos tratos que recibían éstos. Como resultado de sus gestiones se envió a Loaiza para poner en orden las cosas, encargándole también hacer juicio de residencia a los tres últimos alcaldes que habían gobernado Yucatán: Álvaro de Carvajal, Alonso Ortíz Delgueta y Juan de Paredes.

A fines de 1560 llegó el visitador en compañía de fray Diego de Landa y entre todas sus acciones destaca la revisión de los tributos que pagaban los naturales a los encomenderos. Dispuso que cada tributario diese una pierna de manta de algodón tejida, de tres cuartas de varas de ancho y cuatro de largo que representaba el trabajo de un hombre en 15 días y además, cada año diese una media fanega de maíz, una gallina y una libra de cera silvestre. La ayuda consistió en que cada indígena tributario, en vez de contribuir anualmente con cuatro «piernas» de manta de algodón, contribuyera con sólo tres y en que se suprimieran la dotación de frijol, miel, cera, calabazas, comales, cántaros de barro y otros utensilios diversos que anteriormente eran exigidos a los indígenas por los encomenderos. La visita de Loaiza fue la última intervención que realizó la Audiencia de Guatemala en la administración de Yucatán. Loaiza, al concluir su visita, dejó el gobierno en manos de los alcaldes ordinarios de la provincia en los primeros meses de 1561. Su visita de alguna manera benefició a los indígenas y a la provincia en general, al ordenar y revisar la administración de ésta. Regresó a Guatemala y continuó desempeñando su cargo de oidor de la Audiencia. Diego de Quijada, alcalde mayor de Yucatán de 1561 a 1565, le tomó residencia a Loaiza y dictó sentencia que no fue ratificada por el Consejo de Indias. Uno de los cargos más importantes presentados por Quijada en contra de Loaiza fue el haber concedido a los encomenderos, el poder emplear a los indios de sus encomiendas como criados para el servicio de su casa, concesión que fue revocada por Quijada.