Iglesias y capillas La construcción de las primeras iglesias y capillas en Yucatán fue obra de los frailes franciscanos que llegaron a la Península a mediados del siglo XVI. Miguel A. Bretos, en su obra Iglesias de Yucatán, señala que a partir del siglo XVIII, el clero yucateco asumió directamente la tarea de principal mecenas y constructor de las numerosas iglesias parroquiales. En 1736, Francisco Matos de Coronado reportó 29 conventos franciscanos existentes en toda la Península, 24 de los cuales tenían iglesias abovedadas; en tanto que el clero secular de la Diócesis poseía 34 curatos, 14 sólo tenían iglesias de piedra y los 20 restantes eran de paja. Hacia 1800, casi no había parroquia que no tuviera su propia iglesia. En el siglo XIX, el impacto de la lucha de Independencia, y más tarde de la Guerra de Castas, ocasionó la suspensión casi total de la construcción de iglesias en Yucatán y la pérdida de un buen número de monasterios ubicados en territorio rebelde. Respecto de las capillas, los franciscanos construyeron entre 1556 y 1584, en algunos de sus principales conventos, capillas de indios de gran originalidad. Sin embargo, no todas sus fundaciones contaban con un convento de mampostería y una iglesia abovedada. La mayoría de los pueblos de indios poseían una «visita», donde los frailes itinerantes desarrollaban parte de su labor catequizadora. Una típica «visita» del siglo XVI o XVII se componía de un santuario flanqueado por dos habitaciones de mampostería. Tanto las capillas de visitas como de indios se complementaban al frente con una ramada o techo de guano sostenido por horcones. En Yucatán, generalmente las capillas de indios primitivas evolucionaron con el tiempo y se convirtieron en iglesias convencionales, una nave en el lugar de las antiguas ramadas. En lo arquitectónico, la típica misión mendicante novohispana del siglo XVI consistía en un monasterio integrado por claustros, celdas, refectorios, cocina, sala capitular, escuela, hospital y portería. Adosada al monasterio se levantaba una iglesia única de bóveda de cañón con un presbiterio de bóveda vaída con nervaduras góticas. El atrio era una gran explanada rectangular delimitada por un pretil y cuatro capillas posas alzadas normalmente en las esquinas.
En Yucatán no existieron las grandes cruces de atrio, tan características del México central. Uno de los elementos característicos de la arquitectura de las iglesias coloniales yucatecas fue el diseño de la fachada: espadañas con frontón sencillo, hechas para sostener campanas o sólo para ser vistas, como las cresterías de los templos mayas. Ralph Roys observó gran número de asentamientos humanos situados en lugares prehispánicos y las plazas e iglesias actuales en los centros ceremoniales de los antiguos pueblos. Diego de Landa relató con detalle la transformación de los monumentos mayas de Mérida e Izamal en sendos conventos franciscanos, fenómeno que también se presentó en Maní. Otro aspecto significativo fue el emplazamiento de iglesias como las de Santa Elena y Tecoh sobre masivas plataformas prehispánicas, aunque la superposición de monumentos cristianos en estructuras prehispánicas no es propio de Yucatán, sino común en todo el territorio de las Indias Occidentales.
Al comienzo de la Colonia, con excepción de los templos situados en pueblos de españoles, la construcción de iglesias y conventos dependió de la habilidad del clero para conseguir recursos materiales y mano de obra en forma gratuita. El lunes era el destinado al trabajo de mantenimiento y construcción de las iglesias y el peso de la labor recayó sobre la población indígena, que además de su mano de obra aportaba la cal, madera y otros materiales. En el caso de las villas de españoles, el avance de las obras dependió de la disponibilidad de mano de obra remunerada —indígena— y de recursos materiales proporcionados por los propios habitantes. Esta diferencia ocasionó que las iglesias de los pueblos de españoles tardaran mucho más tiempo su construcción; por ejemplo, la parroquia de San Cristóbal de Mérida, construida en la segunda mitad del siglo XVIII, se terminó gracias a un fuerte donativo de la testamentaría de Luis de Piña y Mazo.
La diferencia entre las remuneraciones de oficiales y trabajadores era muy grande. Juan Miguel de Argüelles, maestro mayor de la Catedral de Mérida entre 1586 y 1590, devengó un salario anual de 3,200 reales; mientras que Diego Can, carpintero, ganaba dos reales al día, su compañero Francisco Pat, uno, y un operario dos reales por semana y no siempre pagados puntualmente. La inmensa mayoría de los arquitectos responsables de la construcción de las iglesias permanecen todavía en el anonimato, aunque se sabe que Pedro de Aulestía y Juan Miguel de Agüero participaron en la de la Catedral de Mérida y Juan Pérez de Mérida dirigió la edificación de gran parte de los monasterios yucatecos. Tras la fundación de la ciudad de Mérida, Francisco de Montejo, hijo, ordenó la edificación de una iglesia mayor, que sería la primera de Yucatán, «adonde los fieles cristianos oigan doctrina, y les administren los Sacramentos, y le doy por apellido nuestra Señora de la Encarnación». En 1542, escogido el sitio para la iglesia, se procedió a edificarla, construyéndose un sencillo edificio techado de guano donde luego estuvo la capilla de San José y el ala derecha del desaparecido palacio episcopal. A mediados del siglo XVI se decidió construir una nueva y aún mayor iglesia, la cual comenzó en 1562, aprovechándose las ruinas de los antiguos templos y palacios indígenas existentes en la misma plaza.
Cronológicamente, le siguió el convento de Maní cuya fundación data de 1549. Pocos años después se construyó la iglesia. Landa inició la construcción del convento e iglesia de Izamal en 1553, esta última tuvo por patrono a San Antonio de Padua. La Península de Yucatán puede preciarse de poseer el atrio mendicante más extenso de la Nueva España (Izamal); el claustro más pequeño (Calkiní); la nave más larga (Dzidzantún), y la capilla de indios de mayor originalidad. En pleno siglo XVII apareció en Izamal la modalidad del camarín de la virgen, casi 100 años antes que en el centro del país, y en la Península se levantó la única iglesia católica romana, hoy iglesia parroquial de la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, antiguo Balam Na, originalmente construido por los seguidores de un culto nativo autónomo totalmente independiente de la institución eclesiástica.
Buena parte de las edificaciones religiosas existentes en la Península de Yucatán han sido destruidas o maltratadas por las condiciones naturales del trópico y por la mano del hombre en momentos de grave tensión política entre la Iglesia y el Estado. El Catálogo de Construcciones Religiosas del Estado de Yucatán, publicado en 1945, registra 310 edificaciones de este tipo en la entidad, entre las más importantes: el templo de San Juan Bautista (Abalá, siglo XVII), parroquia de Nuestra Señora de la Navidad (Acanceh, siglo XVI), capilla de Guadalupe (Acanceh, siglo XVII), templo de Santa Inés (Akil, siglo XVI), templo de La Asunción (Baca, siglo XVI), templo de San Miguel Arcángel (Tixcuncheil, Baca, siglo XVI), templo de La Asunción (Bocobá, siglo XVI), templo de San Isidro (Buctzotz, siglo XVI), parroquia de San Pedro y San Pablo (Cacalchén, siglo XVI), parroquia de La Concepción (Calotmul, siglo XVII), templo de San Francisco (Cansahcab, siglo XVII), templo de San Luis (Cantamayec, siglo XVII), templo de La Purísima (Celestún, siglo XIX), templo de Santa Clara (Cenotillo, siglo XVI-XVII), templo de La Natividad (Tixbacab, Cenotillo, siglo XVII), parroquia de San Francisco (Conkal, siglo XVII), templo de San Juan Bautista (Cuncunul, siglo XVIII), templo de La Trinidad (Cuzamá, siglo XVI), templo de San Pedro (Chaczinkín, siglo XVIII), parroquia de San Pedro Apóstol (Chapab, siglo XVIII), templo de San Antonio de Padua (Chemax, siglo XVIII), templo de La Purísima Concepción (Sisbichen, Chemax, siglo XVIII), parroquia de La Asunción (Chichimilá, siglo XVI), templo de La Concepción (Chocholá, siglo XVI-XVII), templo de La Purísima Concepción (Chumayel, siglo XVI), parroquia de Santa Ana (Dzemul siglo XVII), templo de Santa Clara (Dzidzantún, siglo XVI), parroquia de Santa Inés (Dzitás, siglo XIX), capilla del Santo Cristo (Xocenpich, Dzitás, siglo XVIII), templo de San Juan Bautista (Dzoncauich, siglo XVII), parroquia de San José (Espita, siglo XVII-XVIII), parroquia de Santiago Apóstol (Halachó, siglo XVII-XVIII), parroquia de San Francisco (Hocabá, siglo XVII), templo de San Cristóbal (Hocabá, siglo XVIII), templo de San Juan (Sahcabá, Hocabá, siglo XVI), parroquia de San Lorenzo ( Hoctún, 1621), parroquia de San Buenaventura (Homún, siglo XVII), templo de San Pedro (Huhí, siglo XVI), parroquia de San Francisco (Hunucmá, siglo XVI), capilla de Guadalupe (Hunucmá, siglo XVIII), templo de Sisal, en ruinas, (Sisal, Hunucmá, siglo XVI), parroquia de San Antonio de Padua (Izamal, 1553), templo de Los Remedios (Izamal, siglo XVIII-XIX), capilla de San Ildefonso (Izamal, siglo XIX), templo del Santo Cristo (Citilcum, Izamal, 1653), templo de La Candelaria (Cuauhtémoc, Izamal, siglo XVI), parroquia de San Cosme (Sitilpech, Izamal, siglo XVI), templo de La Asunción (Sudzal, Izamal, siglo XVI), templo de San Nicolás (Xanabá, Izamal, siglo XVII), templo de San José (Kanasín, siglo XVII), templo de La Candelaria (Kantunil, siglo XVII), templo del Señor de las Ampollas (Kinchil, siglo XVI), parroquia de La Asunción (Mama, siglo XVII), capilla de la Santa Cruz (Mama, siglo XVIII), parroquia de San Miguel (Maní, 1630), capilla de San José (Maní, siglo XVIII), capilla de Santiago (Maní, siglo XVIII), capilla de San Juan (Maní, siglo XVIII), capilla de Santa Lucía (Maní, siglo XVIII), capilla de La Candelaria (Maní, siglo XVIII), templo de La Magdalena (Tipikal, Maní, siglo XVI), parroquia de San Miguel Arcángel (Maxcanú, 1705), capilla de Nuestra Señora del Carmen (Maxcanú, siglo XIX), capilla de Las Tres Cruces (Maxcanú, siglo XVIII-XIX), templo de Nuestra Señora de La Asunción (Kopomá, siglo XVI), Catedral de Mérida (Mérida, 1562), parroquia de San Cristóbal (Mérida, siglo XVIII), parroquia de Santa Ana (Mérida, siglo XVIII), parroquia de San Sebastián (Mérida, sin fecha), parroquia de Santiago (Mérida, 1637), parroquia del Perpetuo Socorro (Mérida, 1710), templo de Las Monjas (Mérida, 1610), templo de Santa Lucía (Mérida, siglo XVI), templo de La Candelaria (Mérida, siglo XVII-XVIII), templo de La Tercera Orden (Mérida, XVII), templo de San Juan de Dios (Mérida, siglo XVI), templo de San Juan Bautista (Mérida, siglo XVII), templo de La Mejorada (Mérida, 1640), ermita de Santa Isabel (Mérida, siglo XVII), templo de Belem (Caucel, Mérida, siglo XVII), templo de Santa Úrsula (Chablekal, Mérida, siglo XVI), templo de San Pedro (Cholul, Mérida, siglo XVI), templo de La Concepción (Chuburná de Hidalgo, Mérida, siglo XVI), templo de San Diego (Dzityá, Mérida, siglo XVIII), templo de La Purísima Concepción (Komchén, Mérida, siglo XVIII-XIX), templo de La Concepción (Molas, Mérida, siglo XIX), templo de San José (San José Dzal, Mérida, siglo XIX), templo de San Antonio (Sierra Papacal, Mérida, siglo XVII), templo de la Purísima Concepción, en ruinas (Mocochá, sin fecha), parroquia de San Juan Bautista (Motul, siglo XVI-XVII), parroquia de La Asunción (Muna, siglo XVII), capilla de San Sebastián (Muna, siglo XIX), capilla de San Andrés (Muna, siglo XIX), capilla de San Bernardo (Muna, siglo XIX), capilla de San Mateo (Muna, siglo XVIII-XIX), capilla de Santa María (Muna, siglo XIX), templo de San Bartolomé (Opichén, siglo XVI), capilla de La Mejorada (Opichén, siglo XVIII), parroquia de San Francisco de Asís (Oxkutzcab, siglo XVII-XVIII), capilla de San Esteban (Oxkutzcab, siglo XIX), ermita de La Virgen del Pilar (Oxkutzcab, siglo XVII), parroquia de La Asunción (Peto, 1799), capilla de La Candelaria, en ruinas, (Xcanteil, Peto, siglo XVIII), parroquia de San José (Progreso, 1872), parroquia de San Antonio de Padua (Sacalum, siglo XVII-XVIII), templo de La Asunción (Sanahcat, siglo XVI), parroquia de San Mateo (Santa Elena, 1779), parroquia de San Francisco (Sotuta, siglo XVII), templo del Santuario (Sotuta, siglo XVIII), ermita de la Santa Cruz (Sotuta, siglo XVIII), templo de La Concepción (Tabi, Sotuta, siglo XVI), templo de La Candelaria (Tibolón, Sotuta, siglo XVI), templo del Santo Niño de Atocha (Ucica, Sotuta, siglo XVI-XVII), templo de San Bernardino (Tahdziu, siglo XVI), parroquia de San Pedro y San Pablo (Teabo, siglo XVII), capilla de San Sebastián (Teabo, siglo XVIII), parroquia de La Asunción (Tecoh, sin fecha), parroquia de San Agustín (Tekantó, siglo XVI-XVII), templo de La Candelaria (Tixcochoh, Tekantó, 1644), parroquia de San Juan Bautista (Tekax, siglo XVII-XVIII), templo de San Antonio de Padua (Ticum, Tekax, 1624), parroquia de San Antonio de Padua (Tekit, 1591), parroquia de San Miguel (Temax, 1617), parroquia de San Bernabé (Teya, 1753), parroquia de San Antonio (Ticul, siglo XVII), capilla de La Mejorada (Ticul, 1882), capilla de San Juan (Ticul, 1830), templo de Santiago Apóstol (Dzan, Ticul, 1616), templo de La Asunción (Pustunich, Ticul, 1787), templo de San Buenaventura (Yotholín, Ticul, 1762-1766), templo de San Antonio de Padua (Xocnaceh, Ticul, 1767), templo de San Gaspar (Timucuy, sin fecha), templo de Santiago Apóstol (Tixcacalcupul, 1704-1733), parroquia de San Bernardino (Tixkokob, 1704), templo de San Luis Gonzaga (Euan, Tixkokob, 1809), templo de San Miguel Arcángel (Texmeuac, siglo XVIII), templo de La Candelaria (Xaya, sin fecha), parroquia de Los Santos Reyes (Tizimín, 1666), templo de Santo Domingo (Uayma, 1646), parroquia de San Francisco de Asís (Umán, siglo XVIII), parroquia del Centro o de San Gervasio (Valladolid, siglo XVIII), templo de San Bernardino (Valladolid, siglo XVI), templo de Santa Isabel (Ticuch, Valladolid, siglo XVII-XVIII) y templo de San Lorenzo (Yobaín, sin fecha).