Bolan-k’oché’ Vehículo que fue típico de Yucatán. No tenía semejanza con ningún otro coche del mundo. Como su nombre lo indica, era el «k’oché’» con ruedas; y la palabra bolán, aunque se escribe con b usualmente, viene de volanta. Se ignora la época en que los españoles y criollos adaptaron ruedas al k’oché’ para transformarlo en un coche híbrido, como su nombre. Este vehículo se componía de un bastidor cuadrilongo asentado sobre un eje con dos ruedas de madera fuerte y llantas de hierro, grandes como las de una carreta. Esta armazón, generalmente de madera de jabín, remataba en cuatro soportes en los que se aseguraban dos grandes correones de cuero curado, que servían de muelles. Sobre estas correas se asentaba, bien asegurada, la caja del vehículo, que consistía en una cama o bastidor de madera con trama de gruesas sogas de henequén entretejidas que formaba el tambor de la cama. Tres barandales de tablillas de madera en los costados y parte trasera, formaban los laterales del coche, forrados de lona en su parte exterior. Ocho columnillas o barrotes torneados, como de un metro de alto, se empleaban para sostener el techo del carruaje, que tenía forma abovedada y estaba fabricado de un armazón de tablillas de cedro que se cubrían con una lona. Un frente semicircular de madera, más bien seccional, y en la parte trasera otro de igual forma, cerraban el techo.
El esqueleto estaba forrado de una lona gruesa. En el frente, trasero y costados, pendían unos cortinajes de lona que se arrollaban a los lados del techo. Sobre el tambor de la cama se extendía grueso y cómodo colchón y varias almohadas para reclinarse. No tenía asientos, ya que se trataba de una cama con ruedas. Podían viajar seis o siete pasajeros en cuclillas, entre almohadones, como en un lecho. Sólo el cochero iba sentado en el borde delantero de la cama.
Este vehículo remataba por delante en dos varas en las que se enganchaban tres mulas. Fue el medio de locomoción que se empleaba antes de implantarse el sistema ferroviario.