Banda de Música del Estado No hay datos precisos acerca de la integración de la primera banda musical que actuó en Yucatán, ni se sabe si ésta fue municipal, estatal o federal. La noticia más antigua, al respecto, proviene de la comisión nombrada por la Academia de Ciencias y Literatura para asistir, el 13 de enero de 1850, al examen del Liceo de Niñas a cargo de Martina Marín. En el informe correspondiente, publicado a páginas 135 de El Mosaico, periódico oficial de la mencionada academia se lee: «(La Comisión) pasará por alto la numerosísima concurrencia, tanto del bello sexo, como de las personas más notables de la capital, la brillante música militar que llenaba con sus armoniosos toques los intervalos que mediaban del examen de un ramo a otro…» Se sabe de fijo que durante la etapa del Imperio existió una banda, que dirigió Ramón Gasque, el cual cesó en el cargo al triunfo de la República, pero se ignora si la corporación fue o no disuelta de inmediato. Se desconoce, igualmente, la fecha exacta de la fundación de la Banda de Música del Estado. Lo probable es que haya tenido lugar al restaurarse la República, aprovechando el personal de la Banda del Departamento de Yucatán, existente como ya se ha dicho durante la Intervención y el Imperio. Su director fue el destacado maestro José Jacinto Cuevas, entonces en plenitud de su capacidad artística, y quien escribió para su agrupación, que la estrenó y mucho las ejecutó, su famoso popurrí Aires yucatecos, su elegía La tumba de mis sueños y su Marcha fúnebre, dedicada a Manuel Cepeda Peraza. Esta banda tenía por obligación tocar los domingos por la tarde durante una hora en el Cuartel de la Guardia Nacional y cubrir el servicio de retreta en la Plaza Principal, los jueves de 8 a 9:30 de la noche y los domingos de 8 a 10. Como en múltiples lugares de la República, con el sustantivo retreta se designan los conciertos públicos nocturnos que dan las bandas, especialmente en los parques y jardines. Para ilustrar al lector respecto de la difusión cultural que realizaba la banda en la época de José Jacinto, se transcriben dos de sus programas: el primero corresponde a la retreta del domingo 2 de agosto de 1874, y el segundo, a la del domingo 23 de dicho mes y año: 1. Paso doble 2. Obertura Du lac des fées 3. Mosaico sobre la ópera Martha (¿de Cuevas?) 4. Waltz Uranus 5. Mazurka 6. Danza 1. Paso doble 2. Duetto de soprano y barítono de la ópera Simón Bocanegra 3. Fantasía sobre la ópera Robert le diable 4. Cuadrillas sobre temas de la ópera La fille de madame Angot 5. Valze Les murmures du bal 6. Danza ¡Qué linda eres!
José Jacinto dejó la dirección de la Banda hacia fines de 1877, sustituyéndolo interinamente su hijo José Dolores, quien aparece con tal carácter, en una cuenta de gastos publicada en La Razón del Pueblo, del 18 de marzo de 1878. José Agustín de las Cuevas, a la muerte de su hermano, acaecida en mayo de ese año, se hizo cargo de la Dirección de la Banda. Hacia 1885, al morir Agustín, se hizo cargo de la dirección de la Banda su sobrino Justo Cuevas Pachón, con quien realizó progresos indudables, perfeccionándose en su técnica y en su presentación y dando a conocer gran número de obras. Justo ocupó la dirección hasta el año 1915. Para sustituir a Justo Cuevas, fue designado el distinguido compositor Efraín Pérez Cámara, entonces recién salido del Conservatorio Nacional; desgraciadamente, la influencia benéfica de este joven no pudo hacerse sentir, a causa de haber renunciado seis meses después, siendo sustituido por Leopoldo Velázquez Corral, músico sin relieve, quien poco después fue relevado por el cornetinista Jerónimo Flores. En 1917, al entrar en vigor la Constitución Federal de ese año, los ayuntamientos recobraron su autonomía y la Banda pasó a depender del municipio de Mérida, el cual devolvió la dirección de aquélla a Efraín Pérez Cámara, siendo tan destacada su actuación artística como su gestión administrativa. Esta segunda actuación de Pérez Cámara duró del 1 de febrero de 1918 a diciembre de 1920. En 1921, siendo gobernador del estado Felipe Carrillo Puerto, designó al maestro Arturo Cosgaya Ceballos director de la Banda, cuando ésta volvió a depender del estado; el gobernador tenía el firme propósito de dotarla con magnífico instrumental y de elevar la condición económica y social de sus miembros, pero la asonada militar acaecida a fines de 1923, que culminó con los fusilamientos del 3 de enero de 1924, malogró aquel noble propósito. Los acontecimientos que acabamos de citar, determinaron la disolución de la Banda, la cual fue reorganizada a mediados de ese mismo año, al volver la entidad federativa al régimen legal, quedando como su director el maestro Manuel Martínez Pelleta, que lo fue hasta el 28 de febrero de 1926.
A partir del 1 de marzo de ese mismo año, Álvaro Torre Díaz, que hacía exactamente un mes había tomado posesión del gobierno del estado, designó director de la Banda al maestro Francisco Sánchez Rejón, nombramiento que fue sumamente aplaudido, ya que entonces todo el público celebraba los triunfos que dicho maestro alcanzaba dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Yucatán. Con apoyo del gobernador, se mejoraron los sueldos de los ejecutantes, se les uniformó elegantemente y se les dotó con instrumental moderno y homogéneo. En cuanto a repertorio, el gobernador personalmente adquirió más de 500 obras. Entre las que entonces fueron estrenadas y que más gustaron, se mencionan: 1812 de Tchaikowski; Preludios, de Liszt; María Magdalena, Oratorio de Massenet; Esquemas caucasianos, de Ivanoff; El diluvio, de Saint-Saëns; Oberturas de Tannhauser y de El buque fantasma, de Wagner; las Rapsodias I, II, VI, X, XIII y XIV de Liszt y, sobre todo, el Primer Tiempo de la Sonata Claro de luna de Beethoven, en arreglo para Banda. Sánchez Rejón dejó la dirección el 31 de julio de 1938. Dos meses quedó el estado sin banda, ya que ésta no fue reorganizada sino hasta en octubre, quedando bajo la dirección de Luis Dávila Hernández, individuo sin sólidos conocimientos musicales. Los acontecimientos políticos acaecidos en julio y agosto de 1940, determinaron que este director fuera sustituido por el destacado clarinetista y compositor, aplaudido y muy conocedor de la técnica de la Banda, Raymundo Núñez Sánchez. Al retornar al gobierno del estado Canto Echeverría, repuso a Dávila Hernández, lo cual levantó una ola de protestas, pero a pesar de ello permaneció en la dirección de la Banda, hasta la iniciación del gobierno de Ernesto Novelo Torres, quien designó al notable director y compositor Daniel Ayala Pérez, que al retornar a Yucatán, tras años de ausencia, ya había tenido en la Ciudad de México brillante trayectoria. Ayala Pérez, quien además fue director de la Escuela y fundador de la Orquesta Típica Yucalpetén, realizó, entre 1943 y 1954, una notable labor renovadora y le devolvió a la Banda de Música del Estado prestigio y dignidad. Posteriormente retornó a la dirección de la Banda el distinguido maestro Efraín Pérez Cámara y la desempeñaron también, en distintos períodos, los maestros José León Bojórquez, éste muy brevemente ya que falleció al poco tiempo de haber sido nombrado, Fausto Pinelo Río, Raymundo Núñez y José Clotilde Caamal. En la actualidad dirige la corporación el maestro Fernando Cardeña Palomo.