Sociedad Católica del Gremio de Barberos de Mérida La solicitud de reconocimiento del gremio fue presentada el 31 de octubre de 1871 al obispo de Yucatán, Leandro Rodríguez de la Gala, y el 4 de noviembre de 1872 fue canónicamente aprobada como Sociedad de Artesanos Barberos. Esta organización logró tener una importante influencia en los feligreses de la curia diocesana de Mérida. Los fines propuestos por esta agrupación fueron: hacer confesión pública de la fe católica, apostólica y romana; fomentar un fondo pecuniario común, destinado al culto de su santo patrono, el Señor de las Ampollas, y al socorro y beneficencia de los socios en caso de que les sucediera alguna desgracia.
La sociedad se rigió por un reglamento compuesto por 19 artículos estables y tres transitorios. En él se establecen las cuotas que cada socio abría de pagar medio real a la semana, más medio real en caso de enfermedad grave o muerte de alguno de los socios. Asimismo, en sus artículos transitorios señalan el deseo de unirse a otras sociedades que veneraran al Señor de las Ampollas, de modo que de la reunión de cada una de ellas se conformara una gran sociedad católica de gremios de Mérida, que expeditaría todos los trabajos y resoluciones del pueblo cristiano en las empresas de interés católico y de beneficencia en casos dados. (Reglamento de la Sociedad Católica de Gremio de Barberos de Mérida, 1872:12).
Su primera junta de gobierno estuvo constituida de la siguiente manera Calixto Salazar, presidente; José Araujo, secretario; Tomás Doporto, tesorero; Manuel Sabido Giménez (sic) y Felipe Escalante, vocales. La asociación no era exclusiva para los barberos y se admitieron a mujeres como socios. Sus sesiones ordinarias se celebraron cada tres meses y en un inicio estuvo integrada por 76 socios.