Fábula Es un apólogo o relato alegórico, que suele acompañarse de una moraleja o consejo moral. En él intervienen con cierta regularidad los animales como personajes importantes en la trama, de tal modo que adquieren características propias de los seres humanos, como emociones y actitudes que rigen sus vínculos con otros animales y con los hombres mismos. En la cultura nativa peninsular es posible encontrar esta clase de relatos que, como puede suponerse, se presentan como un reflejo de la vida cotidiana de los indígenas mayas a partir de su relación con la naturaleza, así como su presencia en un sistema social con inocultables influencias de la cultura occidental. Estos relatos se han transmitido en el curso de las generaciones por medio de la tradición oral, aunque también han sido recopilados por investigadores y estudiosos del folclor yucateco. Esta condición establece un conjunto de criterios distintivos en cuanto a la forma de presentar las historias que se relatan, ya que no es lo mismo ofrecer una transcripción de las tradiciones descritas oralmente que el hecho de recrear, por medio de recursos literarios, un contexto apropiado para su difusión entre un público no especializado en estos temas, aunque sí busca un entretenimiento o un conocimiento básico de la sociedad nativa.
Las fábulas suelen representar caracteres específicos o tipos ideales que, como se apuntó anteriormente, remiten a una valoración moral que puede ser tan dinámica como los comportamientos sociales que se modifican con el curso del tiempo. De este modo, se pueden citar ejemplos de personajes que expresan conductas hasta cierto punto reprobables, pero que también personifican el sentido picaresco que caracteriza las tradiciones populares. Este es el caso de «Juan Tu’ul» o «el Conejo Juan», quien se vale de artimañas y mentiras para conseguir sus propósitos y que, a pesar de sus acciones que muchas veces lesionan la integridad física de sus semejantes, acaba por imponerse y salir airoso de todas las situaciones que tiene que enfrentar. Ocurre, sin embargo, que a pesar de esta caracterización malévola que lo identifica como un sujeto del que es preciso tener cuidado, simultáneamente se hace acreedor a cierto grado de simpatía que recompensa su ingenio excepcional. En otras ocasiones, los animales aconsejan al hombre y lo ayudan a desarrollar habilidades que resultan de mucha utilidad en su vida cotidiana, dotándolo de medios más eficaces para garantizar su sustento o para hacer frente a sus adversarios. Los animales también pueden llegar a ser portadores de castigos ante la conducta indebida de las personas, o bien pueden anunciar acontecimientos críticos o dolorosos en la vida humana. De esta manera, se suele asociar a los animales con la buena suerte o con el infortunio, pero para que eso suceda es necesario atender el comportamiento de los hombres, ya que en la medida que éste se valore como bueno o malo, resultará favorecido o no. Entre los autores que han recopilado fábulas y otros relatos autóctonos, o bien, los han recreado literariamente, figuran: Manuel Rejón García, Luis Rosado Vega, Antonio Mediz Bolio, Narciso Souza Novelo y Paulino Novelo Erosa, quien dirigió la revista Yikal Maya Than, la que durante los varios años en que se publicó tuvo el acierto de difundir el folclor peninsular.