Ote Durán, Juan Comerciante catalán, uno de los principales proveedores de la expedición de conquista de Francisco de Montejo, autorizada en 1526. Entre los documentos que se encuentran en el Archivo General de Indias, existe el titulado Juan Ote Durán versus Montejo, 1537, el cual proporciona información sobre los costos de las expediciones marítimas de ese tiempo. Según el documento mencionado: «el dicho Juan Ote Durán fletó con… Miguel Ferrer en la dicha na (San Jerónimo) donde al presente estaba surta en el río de la ciudad de Sevilla, ocho toneladas de mercadería para que el dicho Miguel Ferrer… las trajese en la dicha nao al puerto de la Vera Cruz que es en la Nueva España, como se contiene en la carta de fletamiento… Las dichas ocho toneladas que el dicho Juan Ote Durán fletó con el dicho Miguel Ferrer (y) cargó en la dicha nao (eran) treinta y un pipas de vino blanco de Guadalcanal y cuatro pipas de harina y cuatro balas de paños cortreys finos y una bala de frezada y treinta arrobas de aceite y noventa arrobas de vinagre y un quintal de jabón y… cueros para meter vinos…». El «San Jerónimo», uno de los cuatro navíos de la armada de Montejo y del que era maestre Miguel Ferrer, podía llevar 130 hombres de guerra y de 20 a 25 caballos. Se estimaba que la expedición estaba bien surtida como para un año, de harina, carne, vino, vinagre, aceite y galletas. Sin embargo, las circunstancias demostraron lo contrario, y al poco tiempo de haberse establecido Salamanca de Xelhá, los conquistadores comezaron a tener carencias de todo tipo. Ante tal situación, el Adelantado decomisó los vestidos, vino, aceite, carne y pan que poseían los comerciantes catalanes que vinieron en la expedición, entre ellos Juan Ote Durán, garantizando a éstos el pago de todo. Las mercancías que Montejo tomó se avaluaron en más de 7,000 pesos de oro, y de ello había ocho toneladas. En el documento referido Juan Ote Durán declaró: «El dicho Adelantado… ordenó al maestre (del San Jerónimo) Miguel Ferrer anclar en un puerto cercano a Cozumel, y ahí ordenó que toda la gente y los caballos se desembarcaren, y ordenó que todas las mercadurías se apoderaren de ellas por la fuerza y contra mi voluntad. (…) …las dichas mecadurías estuvieron descargadas y (el Adelantado) las repartió de su mano entre la gente por cédulas firmadas de su nombre, las quales repartía a cada uno lo que le parecía e prometió pagar las dichas mercadurías del dicho Juan Ote Durán a los precios siguientes: cada pipa de vino e harina a cien pesos de oro de minas, el quintal de xabon a veynte pesos de minas, el azeyte quatro pesos de oro de minas, la arroba de vinagre a tres pesos de minas… cada cuero de tener vino a quinze pesos de oro de minas, cada vara de paño de Cortray a cinco pesos de oro de minas, cada frecada de sus grandes a veynte pesos de oro de minas, para se lo pagar luego que sumo… syete myll e quarenta y nueve pesos de oro de minas…». Cuando mejoraron las condiciones, no sin antes pasar por innumerables penalidades, Montejo decidió trasladar Salamanca de Xelhá a fines de 1527 o principios de 1528. Juan Ote Durán y los marineros del «San Jerónimo», en ese entonces, conspiraban para embarcarse hacia Veracruz, así como también algunos soldados que desilusionados planeaban desertar con ellos. Para evitar esto, igual que Cortés, Montejo decidió detener toda posibilidad de marcha atrás en la empresa y acosado por la duda respecto de la disposición de alguna de su gente, se apoderó del «San Jerónimo», enviando a su capitán Pedro González con ballesteros para tomar posesión del navío en esta acción tuvo el apoyo del dueño, Miguel Ferrer, quien por medio de la promesa de importantes empleos lo había persuadido a permanecer en Yucatán, contra los deseos de Ote Durán. Éste y sus marineros quedaron desamparados. Entonces destruyó Montejo los dos navíos, ya barrenándolos o arruinándolos en los agudos arrecifes de la costa. Juan Ote Durán deseaba que su navío fuera a Nueva España y trató de oponerse a la decisión de Montejo de destruir los barcos e intentó embarcarse, desafiando al Adelantado, plan que fue frustrado. Después de estos sucesos, Chamberlain no vuelve a dar referencias acerca de este personaje. Por su parte Molina Solís, en Historia del descubrimiento y conquista de Yucatán, cuando habla de Salamanca de Xelhá y las dificultades de los españoles para mantenerla, no hace mención de este personaje.