Ferias En Yucatán el término de feria suele confundirse con el de fiestas. Edmundo Bolio en su Diccionario histórico, geográfico y biográfico de Yucatán, (1944) dice «Desde tiempo inmemorial, en casi todas las poblaciones de Yucatán, se celebran ferias o fiestas anuales que al lado de su motivo religioso contribuyen al desarrollo del comercio. Durante ellas se ejecutan actos profanos y religiosos que atraen a muchos visitantes de diversos lugares del estado y del país. Las principales y más concurridas son las de Izamal, Halachó, Tizimín, dedicada la primera, a la devoción de la Santísima Virgen de la Concepción; la segunda, a la de Santiaguito de Halachó; y la tercera, a los Santos Reyes de Tizimín». La confusión de los términos proviene de que en muchas de las celebraciones o fiestas tradicionales, además de practicar las debidas actividades en honor a la Virgen o santo patrono que se venera, suelen realizarse otras, dedicadas a divertir y recrear a la gente, como la instalación de juegos mecánicos y de azar, de puestos de comida tradicional, celebración de corridas de toros, bailes, actividades comerciales, etcétera. Sin embargo, no todas las fiestas son complementadas con las ferias. (Véase: Fiestas tradicionales).
Las principales y más concurridas ferias de antaño fueron: la feria de Izamal, la de Tizimín y en Mérida, la feria del barrio de Santiago. La feria de Izamal y la de Tizimín, según Luis Rosado Vega, constituyeron todo un acontecimiento en el pasado. La gente acudía a ellas en grandes proporciones, transportándose en ferrocarril, ya sea en trenes de servicio diario o extraordinarios, los cuales no sólo usaban coches de pasajeros, sino también furgones de carga y plataformas. Otros visitantes se transportaban en el clásico bolán o simplemente llegaban a pie. Los parientes y amigos eran invitados para poder disfrutar juntos de la feria. Todo era atracción, ver llegar a los vendedores o ver la instalación de los juegos y puestos. A Izamal acudían peregrinos procedentes de Guatemala, devotos de la Virgen, ya que de ahí procede la imagen. Rosado Vega recuerda en su libro Lo que ya pasó y aún vive (1947): «La feria suponía un verdadero diluvio de gente. Mercaderes que llevaban toda clase de mercaderías para vender y visitantes de todas partes del estado acudían en muchedumbre, unos que asistían por el negocio comercial que los impulsaba, otros por su fervor religioso a la Virgen, y los más, los fiesteros de siempre, pues había puestos, figones, juegos y otras diversiones afines a estas ferias».
Por su parte, Renán Irigoyen, en su Calendario de fiestas tradicionales de Yucatán, (1973), refiere que la feria de Izamal fue una de las más famosas de Yucatán, cuyo mayor auge comercial tuvo un siglo de duración, de 1830 a 1930. La fiesta denominada La Feria, se llevaba a cabo durante los primeros días de diciembre de cada año, culminando siempre el día 8, dedicado a la virgen de la Concepción en el calendario religioso. Dice: «Era denominada La Feria la reunión profana mencionada, porque se efectuaba coincidiendo con la religiosa. Era una auténtica exposición y feria comercial de los productos del estado. Allí su comercio de cereales, allí su venta de bestias de tiro y carga, allí el beneficio de ganado vacuno y porcino, allí el consumo de almidón, maíz, frijoles, allí el repuesto anual de zapatos, vestidos, alpargatas, sillas de montar, artículos de barro, etcétera, que vendían y compraban comerciantes y consumidores de Mérida y de casi todo el estado». Por otra parte, en la feria de Tizimín vendían telas y cueros. Era particular de ésta el amontonamiento de objetos artesanales de barro, porcelana, madera labrada, tejidos de bejuco y demás, que se llevaban de otros lugares del país y también el comercio de ganado. La feria de Tizimín continúa celebrándose, pero no con el mismo esplendor y concurrencia de antaño. Se realiza en enero y los preparativos comienzan desde noviembre.
En 1956 se añadió a la feria religiosa la exhibición de los avances de la ganadería de la región y desde 1962, cada año, los ganaderos de esta zona promueven la feria de Tizimín, que se ha convertido en un evento completamente independiente de la actividad religiosa. En la actualidad tiene la categoría de Feria Anual y Regional, con proyección nacional. En 1987 participaron cerca de 22 ganaderías distintas y varias casas comerciales. Por otro lado, la feria del barrio de Santiago, en Mérida, cuyo origen se remonta a los tiempos de la Colonia, fue una de las tradiciones más perdurables. En la plazoleta se reunían vendedores de todas clases: de velas, de panuchos, chocolates, flores. Al paso del tiempo este movimiento aumentó. En las primeras décadas de este siglo era común ver instaladas las tómbolas, o sea galerones no muy amplios de madera donde se rifaban objetos de utilidad; loterías, juegos de ruleta, pregoneros, tamazucas, que eran fondas improvisadas, donde se servían de modo especial platillos regionales, también eran instalados pequeños teatros de carpa, donde probablemente se haya iniciado el teatro regional. Se efectuaban corridas de toros en un coso taurino que hubo en la plaza de Santiago. En los 40, la feria de Santiago seguía efectuándose, pero ya no con la misma algarabía de antaño. En la actualidad sobresale la feria de Xmatkuil, con caracteres eminentemente económicos o comerciales. Fue inaugurada el 11 de enero de 1974 cuando un grupo de ganaderos tuvo la idea de crear un centro que sirviera como escaparate para enseñar lo mejor de su producción. Con los años, la feria de Xmatkuil ha ido evolucionando convirtiéndose en un evento que ya ostenta el rango o registro de Feria Mexicana de Exportación (Femex). En ella se instalan pabellones donde se expone lo que está produciendo el estado y otras partes del país. La feria de Xmatkuil se realiza en el mes de noviembre y dura 15 días.