Salcedo, Manuel Gobernador de Yucatán (1736-1743). Tomó posesión del gobierno de la provincia el 27 de febrero de 1736. Según el historiador Juan Francisco Molina Solís, fue un militar brusco, activo, severo en el cumplimiento del deber, enemigo de intrigas y chismes, honradísimo; pero de genio crédulo y cándido, especialmente con los amigos que ganaban su confianza. Su ideal era servir al rey con toda fidelidad y exactitud y resguardar las costas de la Península contra los embates de los enemigos de España, mediante un buen sistema de defensa. Sin embargo, fue acusado de haber estado en Campeche entre marzo y junio de 1740, cuando la villa fue amenazada por el almirante Vernón, sin haber dictado la menor medida para la defensa del puerto, porque Pedro Rincón, un comerciante influyente, le hizo creer que los ingleses no llegarían a las costas campechanas. Sostuvo una relación armoniosa con el obispo de Yucatán, Francisco Matos Coronado, quien estuvo al frente de la diócesis hasta 1741, cuando se trasladó a Michoacán. Durante su gobierno, puso en ejecución la real cédula sobre el restablecimiento del trabajo personal de los indios y le tocó la tarea de impedir que los ingleses recuperaran las márgenes del río Walix, territorio del cual habían sido expulsados. Salcedo envió una expedición en goleta y piraguas, con el objeto de desalojar a los pobladores ingleses que se habían asentado en las márgenes del río y explotaban el palo de tinte; pero fracasó porque los ingleses contaban con embarcaciones de guerra superiores a las que poseía el gobierno de Yucatán. En su reporte al rey explica la necesidad de establecer una fortaleza con guarnición permanente a la entrada del río o tener algunos cruceros de guerra por lo que pedía armas y dinero suficientes. El resultado de su lucha contra el contrabando no fue muy alentador, a pesar de las medidas que implementó.
En Campeche mandó fabricar cuarteles para la infantería, junto a una de las puertas del muelle, y una buena calzada que desde Bacalar llegaría a Telá, para mejorar la situación de los colonos y de la guarnición del lugar. Prohibió que los indígenas hicieran las milpas de los españoles; acrecentó la tasa de los fletes; vigiló el pago puntual de los jornales y despachó, aun en días festivos, los asuntos que traían los labriegos a Mérida. También estableció por primera vez en Mérida el oficio de hipotecas. Recibió la noticia de la declaración de guerra entre España e Inglaterra, por lo que se instaló en Campeche desde donde ofició el Ayuntamiento de Mérida. A pesar de su poca pericia militar, manifestada durante la deficiente defensa territorial que hizo de la provincia durante su administración, fue nombrado gobernador de Puerto Rico, para donde partió en marzo de 1743.