López Trujillo, Clemente (1905-1981) Poeta, periodista y bibliotecario. Nació y murió en Mérida, Yucatán. Muy joven viajó a la Ciudad de México para cursar estudios de biblioteconomía y bibliografía. En 1923, a los 18 años de edad, fue nombrado por instrucciones de José Vasconcelos, bibliotecario asistente de la Biblioteca Iberoamericana. Allí hizo perdurable amistad con León Felipe y Francisco Monteverde. En 1924, inició su actividad periodística como redactor y reportero del periódico El Diario, editado en la Ciudad de México. Retornó a Mérida y colaboró en las publicaciones La Revista de Yucatán, La Tarde y La Voz Peninsular. En 1931 formó parte del cuerpo de fundadores del Diario del Sureste, se desempeñó como secretario de redacción y asumió la dirección durante 1935-1937 y 1953-1964. También fue redactor del periódico El Nacional, editado en la Ciudad de México, así como autor de la columna «La Nota Cultural» de esa publicación y de aparición diaria, entre otras colaboraciones. Fungió como redactor encargado de la página editorial de ese diario de 1937 a 1953, año en que regresó a Mérida. En el campo de la biblioteconomía, fue director de varias bibliotecas entre 1937 y 1944; jefe de la Oficina de Bibliografía y secretario del Consejo Técnico del Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública, (1944); secretario desde su fundación y profesor de la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archivistas a partir de 1945; jefe de la delegación mexicana ante la Asamblea de Bibliotecarios de las Américas, celebrada en Washington, Estados Unidos de América, donde fue nombrado vicepresidente de dicha Asamblea, (1947); socio fundador de la Sociedad de Amigos del Libro Mexicano, (1953), y director general de Bibliotecas y Archivos del gobierno del estado de Yucatán, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Por su iniciativa, el gobierno estatal fundó la Hemeroteca José María Pino Suárez, inaugurada en 1969 y de la cual fue director. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua; secretario general de la Federación de Escritores Proletarios de México; asesor de la delegación mexicana ante la II Conferencia de la UNESCO, celebrada en México en 1947; miembro del Patronato del Museo Ramón López Velarde (1951), y vocal del Comité Mexicano del Centenario del Nacimiento de José Martí, conmemorado en La Habana, Cuba, en enero de 1953. Durante sus estancias en México adquirió libros raros primordialmente yucatecos con los que fue formando «la biblioteca más completa de todo lo publicado en más de cien años en el estado de Yucatán. Hoy es una de las maravillas de la bibliografía nacional». Escribió y publicó gran cantidad de artículos, entrevistas, comentarios, discursos, poemas y libros, entre ellos destacan Feria de frutas y otros poemas, (1932); Te amo en tres palabras, (1940); El venado, (1941), y Mediz Bolio en Ochil. Discurso y poema (1965). Ediciones Komesa publicó, como parte de una serie titulada “Yucatán en las letras”, una antología muy completa de sus versos bajo el nombre de Poesía, donde se incorporaron poemas inéditos. Intervino como antologista junto con Abreu Gómez, Jesús Zavala y Andrés Henestrosa en Cuatro siglos de literatura mexicana, (1940), y como antologista y autor del prólogo, en Leyendas mayas. Le fue otorgada la Medalla Eligio Ancona el 14 de septiembre de 1971 por el gobierno estatal y la Universidad de Yucatán.
Clemente López Trujillo, ha escrito el poeta Juan Duch Colell, agrega a su obra personal, importantísima, el cumplimiento de una tarea fundidora, o fundente, y para su difusión entre nosotros, de corrientes y procesos literarios nacionales y universales que se dieron cita en su vocación de cosechar y a los que dio puerta de entrada a Yucatán, a su literatura. Poeta, desde que, apenas salido de la infancia, publica sus primeros versos en la Revista de Yucatán, el crecimiento poético de López Trujillo se produce en años de vitalizante renovación de las letras nacionales y universales. López Trujillo entronca con las nuevas tendencias. Las entrega después a la poesía yucateca. Incorpora ésta a la inquietud y lenguaje de una nueva época. Es testigo, y no como simple espectador, de la conmoción intelectual que produce la primera gran guerra en el mundo, y ésta y la Revolución Mexicana en nuestra patria.