Lizana, Bernardo de (1581?-1631) Fraile franciscano que escribió la primera historia relativa a la conquista espiritual de Yucatán. Nació en la villa de Ocaña, del reino de Toledo, y murió en el convento de San Francisco de Mérida el 2 de abril de 1631, fecha que anota López de Cogolludo en su Historia de Yucatán. Martínez Alomía dice que Beristain, por un error, registra que la muerte de Lizana acaeció en la Ciudad de México, dato contrario al testimonio de López de Cogolludo, que pudo estar mejor enterado puesto que llegó a Yucatán tres años después de haber fallecido dicho personaje. Bernardo de Lizana llegó a Yucatán en 1606 con una misión de 12 religiosos que trajo de España Diego de Castro. Aprendió casi a la perfección la lengua maya y llegó a sobresalir en la enseñanza de la misma. A través de esta lengua, explicaba a los indígenas los misterios de la religión católica, lo que le daba a sus sermones gran atractivo. Alcanzó todas las dignidades de su Orden menos la de provincial, aunque Cogolludo asegura que lo hubiera sido después de Pedro de Mata, de no haber fallecido antes. Escribió Historia de Yucatán, Devocionario de Nuestra Señora de Izamal y conquista espiritual, libro que proporciona datos sobre los indígenas, cosas y antigüedades de Yucatán y que contiene los trabajos apostólicos realizados por los primeros franciscanos que estuvieron en esta provincia, además de hablar sobre la devoción y milagros de la Virgen de Izamal. Esta obra fue aprobada por el provincial Pedro de Mata, luego de pasar por la censura de Rodrigo de Segura, notario del Tribunal del Santo Oficio, Gregorio Maldonado, lector de teología y definidor, y Luis de Vivar que sucedió a Mata en el provincialato. Se imprimió en Valladolid, España, por Gerónimo Montillo en 1633. De los ejemplares de esta edición sólo se encontraron dos, uno que perteneció a la antigua Universidad de México a cuyo ejemplar le hacían falta algunas hojas y otro que encontró en Madrid Francisco del Paso y Troncoso, con el auxilio del cual se completó el primero, haciéndose la reimpresión en 1893. El prólogo, sin firma, es de J. García Icazbalceta. Antes de esta segunda edición, Brasseur de Bourbourg había publicado algunos fragmentos de la obra de Lizana en el tomo III de la Collections documents dans les langues indigenes y en el tomo II del Manuscrito Troano, como elementos para la crestomatía de la lengua maya. Cogolludo se basó en la obra de Lizana como una fuente indispensable para realizar su crónica y estudios sobre la historia de Yucatán. Otros historiadores como Carrillo y Ancona, Eligio Ancona y Molina Solís, también citan frecuentemente la obra de Lizana y en general, todo aquél que se interesa por el estudio de la historia de Yucatán, principalmente en el aspecto de la cristianización y evangelización franciscana, tiene que recurrir a ella.