Naufragios Sobre los naufragios que han ocurrido en la Península de Yucatán existe un listado cronológico que abarca de 1524 a 1848, recopilado por Robert Marx en su libro: Naufragios en aguas mexicanas. Este personaje es uno de los más prestigiados buzos del mundo y explorador de pecios, su trabajo fue traducido al español por Fortino Zamblé Bernal, Pablo Bush Romero y Mercedes Sierra y publicado por el Club de Exploraciones y Deportes Acuáticos de México, CEDAM, en 1971. Cabe señalar que han habido muchos más naufragios de los que aquí se registran y sería muy largo enumerarlos; incluso de muchos de estos desastres no se tienen datos precisos sobre cuándo sucedieron. Aún se realizan investigaciones para localizar pecios, ya que por las informaciones recabadas de anteriores exploraciones, hay más de mil galeones en el litoral mexicano del Golfo y el Caribe.
El primero de los naufragios en la Península, registrado por Marx, ocurrió el 20 de enero de 1524, cuando la nave en la que viajaba el abogado Alonso Zuazo desde Santiago de Cuba y que se dirigía a visitar a Hernán Cortés, encalló y se destrozó al oeste de Celestún. Sólo 43 personas se salvaron, Zuazo perdió libros, documentos y una fuerte suma en oro, plata y joyas. El percance ocurrió cerca de un cayo identificado como Isla Triángulos. En 1526, en Cancún encalló y se hundió «La Nicolasa» cuando se dirigía a Isla Mujeres. En 1527, Francisco de Montejo, el Adelantado, quemó dos barcos, un bergantín y una carabela en Punta Solimán, Quintana Roo, entre Tulum y Xelhá. En 1545, un buque de la flota de Nueva España, a causa de un norte, naufragó en Isla de Términos y los náufragos llegaron a Campeche en una canoa. Según Diego de Landa, obispo de Yucatán, en 1557 «que como 15 años atrás» se perdió una barca con numerosas personas y mercancía cerca de la Bahía de la Ascensión, Quintana Roo. Se salvó un personaje llamado Majuelas, asido de un trozo de mástil. En julio de 1586, la «Santa María de Begonia», de 140 t, capitaneada por Cristóbal Sánchez Melgareza y el «Santiago Mayor», de 200 t, zozobraron a la vista de Cabo Catoche, Quintana Roo. Ambas eran de la flota de la Nueva España y parte de un convoy de 55 naves que partieron de Sanlúcar. En 1614, frente a las costas de Campeche, se perdieron muchos barcos de guerra de una armada especial enviada para combatir piratas y contrabandistas a las Indias. Era integrado por 21 buques y comandada por el almirante Juan Bermúdez de Castro. El 7 de julio de 1614, una flota de 41 buques partió de Cádiz a cargo del capitán general Juan de la Cueva y Mendoza, con un millón y medio de pesos en mercancías y 876 quintales de mercurio. Naufragó entre Isla Mujeres y Cabo Catoche. Las naves enviadas desde La Habana para el rescate, muy poco pudieron recuperar entre los cascos. Durante 1623, el navío «Nuestra Señora de la Piedad», a cargo del capitán Pascual Farina, naufragó en Isla Mujeres con 282 esclavos negros que traía desde Angola, salvándose 170 esclavos y la tripulación; el rescate se hizo desde Veracruz. El capitán Sancho de Urdanivia fue enviado de España a Venezuela con materiales de guerra y al retornar, su buque naufragó en la isla de Cozumel. En 1623, el navío «La Candelaria», de 250 t, al mando del capitán Juan de Paternina, naufragó en Cozumel en viaje de Santo Domingo a España. En 1628, el gobernador de Cuba informó al rey de España que por el mal tiempo no habían podido salir al rescate de un galeón perdido entre Bahía de la Ascensión y Bajos de San Martín, en la costa mexicana. También en 1628, en la costa de Campeche, zozobró un buque-correo que salía a España para informar del arribo de 21 buques de la flota de Cádiz a Veracruz. Fueron salvados correo y tripulantes. El 8 de septiembre de 1628, un huracán azotó con violencia las costas de Yucatán hundiendo muchos barcos y fragatas. En 1629, el gobernador de Yucatán informó al rey de España que en abril de ese año habían padecido varias tempestades que ocasionaron la pérdida de numerosas fragatas costeras y que la mercancía que la marejada arrojó a las playas, en su mayor parte, era contrabando; un indígena encontró tres barras de oro en una playa, con valor de más de 5,000 pesos. En 1631, una flota de 19 navíos que partió el 14 de octubre de Veracruz a La Habana, con destino final hacia España, al mando del almirante Manuel Serrano, transportaba 3,644,198 pesos en oro y plata, importante cargamento de añil, cochinilla fina, sedas de china, cueros crudos, palo de Brasil, palo de Campeche, cacao, melazas. Una semana después de haber partido, les sorprendió un huracán que la hizo desaparecer. La capitana «Nuestra Señora del Juncal», donde supuestamente iría el oro y la plata, se hundió a ocho leguas al norte del Bajo de las Arcas; se salvaron sólo 35 de las 335 personas que iban a bordo. Nunca se ubicó el sitio del desastre y nada se ha recuperado, ya que las unidades fueron dispersadas por el mal tiempo.
Frente a Tabasco fueron rescatadas las cargas del «San Antonio» y del «España». Otras dos de esas naves zozobraron frente a Campeche. En 1647, el galeón «Santiago» se hundió en las inmediaciones de la Bahía de la Ascensión o del Espíritu Santo. Se salvaron las 276 personas que iban a bordo, pero no la carga. El 6 de julio de 1650, un barco no identificado en el que viajaba fray Antonio de Jesús María levó anclas en La Habana y se hizo pedazos en el arrecife de Alacranes por un error del piloto. Los sobrevivientes permanecieron 55 días en los cayos hasta construir una balsa con maderas del buque. Ocho se ahogaron, y dijeron que al pasar por otro de los cayos encontraron sobrevivientes de un naufragio acaecido tres años antes. En 1651, en playas de Hal-kum, costa de Yucatán, se reportó la pérdida de una nao que nunca se identificó. Otra nave sin identificar de la flota de la Nueva España se perdió en 1657, frente a las costas de Campeche, y sobrevivieron solamente 10 personas. En junio de 1659, cuatro naves de la Armada de Tierra Firme, bajo el comando del marqués de Villarrubia, en viaje de Cartagena a La Habana, se perdieron frente a las costas de Yucatán. Sólo un navío fue identificado, el «Santiago», que se estrelló en arrecifes del lado este de isla Cozumel. Dos meses más tarde y en malas condiciones, fueron rescatadas 300 personas que padecieron sed y hambre. De los restantes, sólo se informó que habían zozobrado en la costa de Yucatán. En un breve documento inglés, se dice «que a principios del año de 1672, cuatro barcos españoles naufragaron en la costa campechana por un huracán». Dos queches de Nueva Inglaterra, sin identificar, se vararon destruyéndose en la parte posterior del arrecife Alacranes, cuando iban hacia Isla del Carmen en el año 1675. En 1700, el capitán Richard Falcober informa de la zozobra de un buque británico no identificado, en el arrecife Alacranes. «Un barco correo, el ‘Nuestra Señora de la Concepción’ y ‘San Joseph de las Ánimas’, a cargo del capitán Francisco Barcaeztequi, de 68 t, de construcción inglesa, en ruta de España a Veracruz al ser perseguido por un (barco) corsario inglés, se vio obligado a echar anclas en Punta Conil, Quintana Roo (…)», y después de ser descargado fue incendiado en 1706. En la costa de Campeche en 1719, se perdieron la capitana «La Almiranta» y el «Santo Cristo de Maracaibo», galeones del escuadrón comandado por Francisco de Cornejo que transportaba mercurio de España a Veracruz. En 1725, la capitana de la flota de Nueva España comandada por el almirante Antonio Serrano, se incendió en la sonda de Campeche del Golfo de México y más de 400 personas perecieron. Un año más tarde, el 9 de abril de 1726, en la Ensenada de Campeche se incendió el buque «Nuestra Señora de la Concepción». El 22 de febrero de 1741, cerca de Akumal naufragó la nao «Nuestra Señora de los Milagros (a) ‘El Matancero'» de 270 t al mando del capitán Cristóbal de Montaño. El juicio de este caso se ventiló en Mérida ante el teniente general y licenciado Manuel del Río y Loreto y testigos, entre el 14 y el 28 de abril de 1741. Poco después del desastre se logró rescatar parte de la carga, y hace algunos años, en exploraciones del CEDAM a cargo de Pablo Bush Romero, se logró salvar otro tanto. En 1751, en un arrecife localizado a 12 leguas al sur del Cabo Catoche entre Contoy e Isla Mujeres, escolló el navío «San Gerónimo» o «El Retiro», con 460 toneladas de mercurio y otras cargas. En la costa de Campeche se perdió la nave «San Raymundo Thae» que zarpó de Cádiz el 6 de agosto de 1755 con su capitán Juan Franco de Vilnava. Se salvó la tripulación y gran parte de la carga. En las mismas costas campechanas se hundió la nao «El Retiro». En 1760, después de salir de Cartagena en ruta hacia España, la nao «La Fetis» zozobró en el lado este de la isla Cozumel, bajo el mando del capitán Josef Antonio Rivero. En 1761, el mercante «Tates» de bandera británica, que salió de Cartagena hacia Inglaterra en marzo, se perdió en isla Cozumel cerca de Cabo Catoche, pero la tripulación se salvó. La carga se rescató con ayuda de algunos botes enviados desde Campeche. La fragata española «Mercurio», que salió en convoy de Cádiz hacia Veracruz en 1763, con azogue, se dio por perdida cuando navegaba en las proximidades de Cabo Catoche. El 9 de marzo de 1765 se hizo a la mar en el puerto de Cádiz la nao «Nuestra Señora de la Luz» y «San Maura», al mando del capitán Lorenzo de Villas, y cinco días después de arribar al puerto de Veracruz fue pasto de las llamas. El 5 de diciembre de 1772, «la fragata española Nuestra Señora de Guadeloupe (a) ‘La Tetis’, se fue a pique en el arrecife Chinchorro con 29 cofres de metal argentino, de los que sólo tres se recuperaron, y además se perdieron totalmente 1 580 zurrones con añil»; procedía de Honduras. La fragata «Santa María» o «Santa Marta» se fue a pique en 1780, en el bajo Las Mesas de Contreras, localizado a 2 millas de tierra, cerca de la costa yucateca, con 30 cañones y material de guerra. Era parte de un escuadrón comandado por el capitán Juan Bautista Bonet. En 1783, un enorme barco de guerra, «El Dragón», con 60 cañones, desapareció en Bajo Nuevo de la Sonda de Campeche; iba al mando el capitán brigadier Miguel de Sousa; desapareció con 60 hombres a bordo. Sobre la costa de Yucatán, en 1794, el barco español «Nuestra Señora del Carmen» se perdió en Cayo Culebra, a cinco leguas del puerto de Az… (en el manuscrito son ilegibles las siguientes letras).
El buque estadounidense «Sally», al mando del capitán Perkins, que venía de Nueva York, se perdió en enero de 1812 cerca de Campeche. En 1816, el barco británico «Rhine» desapareció frente a la costa de Campeche cuando venía de Nueva Orleáns, comandado por el capitán Gordon. También en 1816, el balandro de guerra británico HMS-TAY, con 20 cañones y capitaneado por Samuel Robertos, se perdió en el arrecife Alacranes con dos millones de pesos cuando iniciaba su travesía de Campeche a Jamaica; se salvaron 135 hombres. En 1818, la fragata «Ifigenia», de bandera española y con 38 cañones, se hundió en la bahía de Campeche; la comandaba el capitán Alejo Gutiérrez de Ribalcaba. En 1819, el barco británico francés «Ann», a cargo del capitán Mossup, se perdió el 28 de octubre frente a Cabo Catoche cuando venía de las islas Vírgenes hacia Campeche. En 1822, el mercante británico «Hollyday», capitaneado por Steward en ruta de Liverpool a Campeche, naufragó el 6 de mayo en el arrecife Alacranes; se salvó su tripulación. En 1823, el capitán Butterfield encalló el mercante británico «Nancy» en Cabo Catoche, para evitar que se hundiera, ya que tenía serias vías de agua, salvó la carga que debió transportar de Cuba a Montego Bay, en Jamaica. En mayo de 1824, la tripulación del barco francés «Cacique», capitaneado por Roy, que realizaba un viaje de Bordeaux a Veracruz, arribó al puerto de Sisal, en Yucatán; buque y carga se perdieron totalmente en el Golfo. En 1824, el barco «Sancho Panza», al mando del capitán Harris, se perdió en el arrecife Alacranes cuando hacía el recorrido de Nueva York a Tampico; pasajeros y tripulantes se salvaron. En julio de 1837, un escollo del Golfo de México hoy conocido como Bajos de Madagascar fue bautizado con ese nombre cuando encalló el barco británico «HMS-Madagascar», viajando de Veracruz a Jamaica; se le puso a flote después de arrojar por la borda muchos de sus cañones, el ancla y su cadena el bajo tiene 2.4 km de largo de Este a Oeste y en su orilla occidental el fondo está a sólo 2.7 m. En 1847, el «Tweed», paquebote-correo grande de Indias Occidentales, 1800 t con 500 caballos de fuerza, naufragó el 19 de febrero en el arrecife Alacranes durante un violento norte; había salido de La Habana el 9 de febrero hacia Veracruz; el buque se hizo pedazos en media hora; llevaba 62 pasajeros y 89 tripulantes; su carga consistía en 1,115 botellas de mercurio valuadas en 18 mil libras esterlinas, pacas con mercancía y abundante carbón mineral destinado a Veracruz; parte de la carga se esparció sobre los arrecifes y murieron 72 personas. Los sobrevivientes fueron rescatados por el bergantín hispano «Emilio». En otro relato, se fija el 12 de febrero como fecha de la tragedia. George Parsons era el capitán del «Tweed».
El último naufragio que registra en su libro Robert Marx, referente a la Península de Yucatán, ocurrió en 1848; el paquebote británico «Forth» se destrozó en el arrecife Alacranes, pero toda la gente a bordo se salvó al alcanzar un islote. Otro naufragio sucedió en 1856, en arrecife Alacranes a 60 millas al norte de Progreso donde zozobró la barca belga «Charlotte», al mando del capitán R. Muys, que salió de Amberes con un valioso cargamento de rieles y locomotoras para el ferrocarril de Veracruz a México. El 20 de febrero de 1908, naufragó en el Golfo de México el vapor nacional «Canuto Bulnes», capitaneado por Ramón E. Silva, que salió de Tabasco hacia Progreso y llevaba a remolque al pailebote «Nicolás», cargado de ganado bovino. Perecieron en el naufragio dos tripulantes y dos pasajeros. Los demás lograron llegar a Ciudad del Carmen. Los pasajeros ahogados fueron William B. Wood y su hija Berta, ilusionistas estadounidenses que venían a trabajar a Mérida. Peter Wood registra además dos naufragios ocurridos en arrecife Alacranes; uno en 1980 cuando el buque carguero brasileño «Itaquicé» de 8,974 t, durante el trayecto en la ruta Tampico-Río de Janeiro, encalló y fue recuperado sin que hubiera pérdidas considerables. En octubre de 1986, el buque carguero nacional «Contoy», con una capacidad de 3,500 t encalló en Alacranes durante la travesía Progreso-Nueva Orleáns; el barco pudo ser desalojado y 12 horas más tarde salió a flote.
El banco Chinchorro, que se encuentra en Quintana Roo, y que en 1996 fue declarado reserva marina de México e incluido como parte de las zonas naturales del país, ha sido llamado el «cementerio de barcos» más grande del país. Incluso, desde el aire pueden observarse muchos cascos de naves en el fondo del mar y en la superficie marina, que han sido desintegrados por el agua. El sitio dio fin a la historia de decenas de embarcaciones que se hundieron en el arrecife, perdiéndose vidas humanas. Las naves que se hundieron fueron saqueadas, por lo que no quedó rastro de ellas. Pero las desgracias no paran ahí, en la época moderna también han ocurrido accidentes, y es que nunca un barco encallado en banco Chinchorro ha salido a flote completo y además el cargamento es víctima del saqueo, por lo que nunca lo recupera su dueño. El último accidente registrado —Tribuna, sección Quintana Roo, del 21 de abril de 1988— fue el del «Emily», acaecido el 7 de abril de 1988, cuando viajaba de Luisiana a Belice. Muchos otros naufragios ocurrieron y ocurren cada año en las costas de la Península sin que los anteriores constituyan una lista completa de los mismos.