Nortes

Nortes  Fenómenos atmosféricos que se desarrollan a causa de los frentes fríos, originados a su vez por el desplazamiento de grandes masas de aire polar, desde las altas latitudes del Hemisferio Norte hacia la Franja Intertropical. Los nortes invaden la Península de Yucatán durante los últimos y primeros meses del año, principalmente entre noviembre y febrero. Lo hacen de manera recurrente, por períodos que por lo regular duran de tres a cinco días, con intervalos variables entre uno y otro. La llegada de los nortes a territorio peninsular provoca cambios temporales en las condiciones climáticas generales de la región, como soncielo nublado permanente, sensible descenso de la temperatura, lluvias persistentes, vientos dominantes del Norte, los cuales originan grandes marejadas, especialmente sobre los litorales que bañan las aguas del Golfo de México, y elevada humedad relativa, que se manifiesta como sereno y neblina.

Durante la época de nortes, las lluvias tienen características distintas a las del temporal regular. Por su carácter generalmente persistente, se presentan indistintamente en el día o en la noche, y por su intensidad van desde lloviznas ligeras hasta intempestivos chubascos, fuertes y relativamente prolongados aunque por lo regular no alcanzan la magnitud de los recios aguaceros del verano. En ocasiones, incursionan en Yucatán nortes secos, sin lluvias ni lloviznas, pero con un descenso acentuado de la temperatura. Juan José Morales, en su libro Los huracanes en la Península de Yucatán, explica que los nortes no guardan parentesco con los huracanes, ya que se trata de fenómenos meteorológicos totalmente distintos en su origen y formación, pues mientras los huracanes son de carácter marítimo, tropical y veraniego, los nortes son de naturaleza continental, extratropical e invernal.

El proceso que da lugar a los nortes consiste, según su descripción, en que a partir del otoño los días se hacen paulatinamente más cortos a medida que el sol se desplaza hacia el Sur. Los rayos del sol ya no inciden de manera tan directa sobre la superficie terrestre, sino cada vez más en forma oblicua, dando como resultado que el calentamiento del mar y el Continente sean menores que en los meses precedentes. Tierra y mar comienzan a enfriarse gradualmente al recibir menos calor solar aunque esto ocurre de manera desigual. El suelo, cuya capacidad de retención del calor es menor que la del agua, se enfría con tanta rapidez como se calentó. En cambio, el océano mantiene elevada su temperatura por bastante tiempo gracias al alto calor específico del agua. Las cálidas aguas marinas siguen irradiando calor por un buen tiempo, transmitiéndolo a la atmósfera y haciendo que el aire caliente se eleve. Durante el otoño y el invierno se forma entonces una zona general de baja presión sobre el océano. Por la diferencia de presión, el aire afluye del Continente hacia el mar, al contrario de como lo hacía en verano. En los meses fríos, lo que predomina es el movimiento de masas de aire procedentes del gran macizo continental de los Estados Unidos de América y Canadá, que se desplazan hacia el océano, y en particular con dirección sur, ya que en las bajas latitudes es más elevada la temperatura y en general menor la presión atmosférica. El aire continental es seco, ya que la poca humedad que pudiera contener al iniciar su movimiento hacia el Sur, lo va perdiendo en el trayecto sobre tierra, sin posibilidad de recuperarla. Es igualmente aire frío, porque procede de las altas latitudes, tanto de la zona templada como de las proximidades del polo norte. En el caso de la Península de Yucatán, las masas de aire continental no llegan tan secas como en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y demás estados del Norte, sino que contienen cierta cantidad de vapor de agua. La diferencia se debe a que en su trayecto hacia los estados norteños ese aire pasa sólo sobre tierra, sobre los territorios de Canadá y Estados Unidos. En cambio, antes de llegar a la Península atraviesa el Golfo de México o una parte del Atlántico y ahí se carga de humedad. Gracias a ello, durante los meses invernales hay lluvias adicionales a las del verano aunque de menor intensidad. Las masas de aire frío causantes de los nortes avanzan en forma de un gran frente y a su línea de avance se le conoce como línea frontal, en la cual el viento tiene un giro ciclónico. Su llegada puede percibirse a menudo con toda claridad ya que el cielo se va cubriendo rápidamente de un lado a otro del horizonte con un negro manto nuboso, con el borde muy bien definido, y en poco tiempo la capa de nubes abarca toda la bóveda celeste. No se trata, sin embargo, de una gran acumulación de nubes que vaya avanzando empujada por el viento, aunque así lo parezca, sino que las nubes se van formando con gran celeridad a medida que avanza la línea frontal del sistema de aire frío y se encuentra con aire cálido y húmedo a su paso, que levanta violentamente. El rápido ascenso enfría ese aire cálido y hace condensarse el vapor de agua que contiene, formando densas nubes que descargan lluvias y luego el cielo se despeja. Pero, si la masa de aire frío contiene suficiente humedad, como ocurre con las que cruzan el Golfo de México antes de llegar a territorio mexicano, puede haber después nublados y lluvias ligeras o lloviznas pertinaces. El encuentro de la masa atmosférica de baja temperatura con el aire cálido y húmedo provoca una gran turbulencia, que ocasiona vientos tempestuosos de variada intensidad.

En ocasiones, los vientos de un norte llegan a adquirir velocidades superiores a 60 km por hora, comparables a los de una tormenta tropical, y lo bastante violentos como para hacer peligrosa la navegación de embarcaciones menores. En nortes particularmente fuertes, los vientos pueden superar los 100 km por hora. Al igual que los huracanes y las tormentas tropicales, los nortes tienen su lado positivo y su lado negativo. Los perjuicios que causan, principalmente en la franja costera, consisten en impedir las labores pesqueras; a veces durante semanas completas, entorpecen la navegación y afectan la configuración de las playas, reduciendo su anchura al remover arena de ellas con el embate de las olas. Además, la elevada humedad y el frío que traen aparejados los nortes, favorecen la aparición de enfermedades y molestias respiratorias entre la población, aunque, en contraparte, disminuyen los padecimientos gastrointestinales. En el aspecto positivo, acarrean beneficios que consisten principalmente en la producción de lluvias, gracias a las cuales no es tan prolongado ni severo el período de sequía, sobre todo para las superficies agrícolas que están tierra adentro, por ejemplo, las plantaciones frutícolas del sur de Yucatán y los pastizales en el Oriente. Además, se estimula la floración de diversas especies vegetales melíferas, como el solenak y el tahonal y la llamada corrida de la langosta marina, o sea los movimientos migratorios en masa que realiza este crustáceo y que los pescadores aprovechan para capturarlo a su paso por ciertos lugares, como las vecindades de la isla de Contoy. Los estudiosos de estos fenómenos meteorológicos reconocen tres tipos de nortes.

 

Explosivo.- Por lo regular es el más peligroso. Se inicia de momento y de manera inesperada, pasando la velocidad del viento de débil a huracanada, en un lapso que va de 5 a 10 minutos. Con frecuencia una línea de turbonadas marca de forma visible el frente térmico, que los marineros llaman: la barra. En los nortes explosivos, las mayores velocidades del viento se registran en los primeros momentos de su llegada, aunque hay casos en que después de la entrada explosiva, el viento aumenta a mayores velocidades, que se registran luego de tres o cuatro horas de iniciado. El frente, completamente nítido, recorre todo el Golfo de México sin degenerar, azotando a Yucatán con la misma fuerza que a Veracruz.

 

Escalonado.- Se diferencia del explosivo porque inicia con un frente menos enérgico, de modo que, aunque se percibe el cambio de velocidad, no llegan de inmediato las ráfagas huracanadas. Pasa, por ejemplo, de débil a fresco o fuerte, y se mantiene con esa velocidad por algún tiempo para después pasar, en otro salto, de fuerte a violento o huracanado, como si llegara un segundo frente térmico que causa esas modificaciones. En estos nortes, el viento se desplaza en dirección boreal y su rapidez empieza a incrementarse de manera gradual hasta alcanzar velocidades que pueden llegar a ser huracanadas. Este tipo de norte es el menos peligroso, pero suele ser más duradero.

 

Rampa o consecutivo.- Se forma con una fuerte invasión de aire del Pacífico y del Suroeste. Pero, al desplazarse hacia el Oriente, el núcleo de alta presión proveniente del oeste de Estados Unidos avanza hacia la desembocadura del río Bravo, formando un nuevo desequilibrio atmosférico que configura otro norte, a veces tan intenso o más que el primero. Estas condiciones son peligrosas para la navegación, pues por regla general, las embarcaciones inactivas por el norte se hacen a la mar al primer aviso de buen tiempo que se da al finalizar el primer norte, pudiendo ser alcanzadas por el segundo que en muchas ocasiones llega de inmediato. También existen los llamados nortes locales, que se denominan así porque normalmente sólo se registran en la zona subtropical del Golfo no se inician como los anteriores en las costas de Texas, permitiendo que los observatorios de Galveston, Corpus Christy y Matamoros sirvan de centinelas.