Niévez Céspedes, Victoriano

Niévez Céspedes, Victoriano  (1806-1885) Empresario. Nació en la ciudad de Campeche, cuando ésta todavía formaba parte de la intendencia de Yucatán, y murió en Ciudad del Carmen, Campeche. En 1824, se trasladó al puerto del Carmen, donde se dedicó al comercio. En un principio vendió telas, botones, clavos y otros enseres domésticos, en los pueblos y rancherías a orillas de ríos y arroyos del entonces partido del Carmen. Luego encaminó sus actividades al comercio de palo de tinte, en cuya actividad progresó notablemente. Llegó a poseer 16 fincas productoras de palo de tinte, con un total de 245,611 ha. Sus importaciones y exportaciones crecieron gracias a la habilidad y visión que tuvo para los negocios y la Casa Niévez se convirtió en una de las más poderosas en las finanzas y el comercio de toda la Península, con establecimientos en Mérida y Campeche y relaciones financieras con casas de Europa. En el libro Recopilación de las obras del Dr. Leopoldo Cervera Certuche en el centenario de su natalicio, 1990, se dice de Niévez Céspedes que: «Cuando el producto alcanzaba grandes proporciones y alto precio entró en relación con las casas consignatarias europeas y vinieron barcos de vela de poco flete y de 400 toneladas que atracaron en muelles de madera que había hecho construir. Unos barcos venían de Marsella (Francia) con lastre de tejas de barro; otros de Inglaterra con toneles de aceite para lámparas, alquitrán y sebo; otros de Barcelona (España) con vinos exquisitos y manteca y de Hamburgo (Alemania) piedras de cantera y arena que en grandes promontorios se alineaban en toda la playa. Todos estos barcos, algunas veces hasta 30, retornaron a Europa repletos de palo de tinte, que don Victoriano enviaba para su venta y con los barcos iban las letras de cambio que se regaban por aquel Continente y que giraba la Casa Niévez.»

En el campo de la cultura, apoyó a instituciones como el Liceo Carmelita, Instituto Campechano y Seminario de Mérida. Donó grandes cantidades de dinero para la construcción de un hospital que nunca pudo concluirse, y cuando en 1850, un incendio arrasó la mayor parte de las casas de la población, reconstruyó y construyó algunas, además de contribuir a la reconstrucción del templo de Jesús y el monasterio de Carmelitas Descalzas, seriamente afectados por el suceso. Al primero le edificaron tres naves con 12 columnas, en honor a los apóstoles y lo dotó de un reloj. En 1880, el gobernador de Campeche, Joaquín Baranda y Quijano, realizó un viaje especial para pedir a Victoriano Niévez ayuda económica para las obras del ferrocarril de Campeche a Calkiní. Contribuyó también a la construcción de las vías ferroviarias de Mérida a Peto. Cuando la Guerra de Secesión en los Estados Unidos de América, motivó a cultivar el algodón y la caña de azúcaren la región carmelita; montó en Xicalango una gran maquinaria y trajo de Cuba al experto en la fabricación del azúcar, Alfredo Russi. En 1865, fue nombrado por la emperatriz Carlota, caballero de la orden imperial de Guadalupe.