Ix Chel «Diosa de la luna y patrona de la medicina, del tejido, del parto y la procreación». Era la principal deidad de Cozumel donde tenía su santuario y a donde llegaban los comerciantes putunes. Se le considera como una divinidad cuyo culto fue celebrado en Yucatán después de la llegada de los itzaes de Tabasco y Campeche y una de cuyas ramas fundó en el reino de Acalán, la ciudad de Itzamcanak y luego la de Tixchel «en el lugar de Ix Chel». Cogolludo describe el famoso ídolo de Ix Chel como una gran figura de cerámica unida a la pared del santuario con mortero. Detrás había algo semejante a una sacristía con una puertecita oculta que daba a la espalda del ídolo, y por ella respondían los sacerdotes a las peticiones que se le hacían a aquél. Landa asienta que había una fiesta en honor de Ix Chel en su calidad de diosa de la medicina el sexto día de Zip, pero también dice que el día anterior se ejecutaba una danza denominada okot uil, danza de la luna. En el ritual de los Bacabs se le invoca con el nombre de Ix U Sihnal, señora luna de nacimiento. En todas las demás partes, nos dice, era la diosa del parto y fue costumbre poner su ídolo debajo del lecho de la mujer que iba a dar a luz, y añade Landa que era la diosa de las enfermedades y la medicina. En el libro La civilización maya, Sylvanus G. Morley dice que puede aparecer como la figura de una vieja airada vaciando ánforas de su cólera sobre la tierra, en un cuadro que pinta la destrucción del mundo por el diluvio. También aparece como la personificación del agua como elemento de destrucción, de las inundaciones y torrentes de lluvia. Pero asienta que también tuvo un lado bueno. Era probablemente la Juno de los mayas, la consorte de Itzamná, señor del cielo, y mientras su marido se muestra algunas veces como el dios del sol, ella parece haber sido la diosa de la luna, la patrona de la preñez e inventora del arte de tejer. Sin embargo, en los Códices se le representa generalmente como una diosa del agua, vieja y colérica, rodeada de símbolos de muerte y destrucción, con una serpiente retorcida en la cabeza, huesos en cruz bordados en la falda y con uñas en los dedos de las manos y los pies parecidas a las garras de una fiera, lo que ha hecho que algunos le llamen «la vieja diosa de las garras de tigre».