Imán, Santiago (¿-?) Militar defensor del federalismo. En 1838, por el descontento contra el centralismo imperante en el país, los federalistas yucatecos planearon una rebelión que debía iniciarse con el tercer activo que guarnecía los pueblos del Oriente. Había la consigna de que Valladolid, Tizimín y Espita se pronunciaran simultáneamente. Sin embargo, la conjura fue descubierta y de inmediato, el gobernador Pedro Marcial Guerra, y el comandante general, Joaquín Rivas Zayas, ordenaron la captura y encarcelamiento de los oficiales más comprometidos, como Santiago Imán. Éste, que desempeñaba el cargo de capitán de la primera compañía de Tizimín, estuvo preso más de nueve meses y cuando se le concedió la libertad fue privado de su rango en el ejército. Desposeído de todo carácter militar, Imán se retiró a vivir a Tizimín. Sin embargo, estimulado por los políticos del federalismo, organizó de nuevo otra revuelta que comenzó el 29 de mayo de 1839, en la población de Tizimín. En la tropa de Imán participaron varios negros, colonos del rancho de San Fernando. Perseguido por el gobierno fue derrotado, y acorralado se replegó a la costa oriental del estado. Ahí se reorganizó, uniéndosele cerca de 300 soldados que habían sido enrolados para ir a la guerra contra Texas y que habían desertado. También solicitó la ayuda de los indígenas mayas a los que les prometió que al triunfo de la Revolución serían abolidas las exacciones civiles, militares y religiosas y que les serían entregadas tierras para cultivar. La respuesta de éstos fue entusiasta. Acrecentadas sus fuerzas atacó Valladolid; ocupó otras plazas y, alentado por estos éxitos, todo el estado se levantó en su ayuda. En junio de 1840 salieron de Campeche las últimas tropas del gobierno central. Ese mismo año, el Congreso del Estado, por decreto, confiere a Santiago Imán el cargo de general de brigada; posteriormente se retiró a la vida privada. Con el triunfo de la Revolución, los federalistas yucatecos se declararon independientes del gobierno de la Unión, mientras éste no volviese al régimen federal. Santiago Imán contrajo matrimonio con María Nicolasa Virgilio, madre de Sebastián Molas, hijo que había tenido con su primer esposo José Antonio Molas. De María Nicolasa se dice que fue una mujer de gran temple que ayudó a Imán en la lucha contra el centralismo. Según refiere William Brito en su libro Tizimín en la historia, ésta solía escribir constantemente a su esposo desde Tizimín hasta sus refugios, informándole del curso de los sucesos políticos, de las disposiciones militares dictadas por el gobierno, sugiriéndole algunas providencias y alentándolo en la lucha. El hecho de haber armado a los indígenas y hacerlos participar en la victorias del federalismo, ha sido considerado por algunos historiadores como una de las causas que dieron seguridad y conciencia de su fuerza a los mayas, para iniciar, ocho años después, la Guerra de Castas.