Irigoyen Cárdenas, Liborio (1821-1890) Abogado y político, gobernador de Yucatán en tres ocasiones. Nació y murió en Mérida, Yucatán. Estudió en el Seminario Conciliar de San Ildefonso y en la Universidad de Mérida, donde se graduó en jurisprudencia. Participó en la llamada Guerra de Castas, combatió la insurrección indígena como capitán de una compañía del 18 batallón de la guardia nacional. Fue nombrado síndico del Ayuntamiento de Mérida, puesto que ocupó durante varios años. Luego trabajó en los juzgados de Primera Instancia de los Ramos Penal y Civil y fue electo diputado al Congreso local. Ingresó al grupo liberal encabezado por Miguel Barbachano y Tarrazo, ganándose el aprecio de los colaboradores de aquel gobernador. Valdés Acosta en su libro, A través de las centurias, afirma que debido a la popularidad que alcanzó dentro de los círculos liberales, en 1858 fue electo gobernador de Yucatán, y que durante su gobierno supo sortear con fortuna las luchas entre el partido liberal y el conservador, logrando implantar las Leyes de Reforma. Según Valdés Acosta, reprimió los motines, provocó el fracaso de varias revoluciones e hizo efectivo el pago de los impuestos públicos. Sin embargo, la historia registra que Irigoyen pudo alcanzar la gubernatura debido, entre otras cosas, a que Martín Peraza adoptó una política indefinida al apoyar en un momento dado a los conservadores y en otro a los liberales y a que éste se enemistó con Pedro de Acereto, militar destacado de la época. Los partidarios de Irigoyen aprovecharon tal situación; provocaron que Acereto, que dirigía el Batallón de Valladolid, se pronunciara en contra de Peraza, desconociendo su gobierno y proclamando gobernador a Liborio Irigoyen. Peraza renunció el 1 de octubre de 1858 y subió al poder Irigoyen. Su desempeño como funcionario público fue criticado por el tráfico de indios mayas a la isla de Cuba mediante ilegales convenios de venta y por las obsesivas persecuciones contra gran número de funcionarios oficiales, entre éstos, Manuel Cepeda Peraza y José A. Cisneros. Tales actitudes impidieron la consolidación de su gobierno y provocaron una serie de levantamientos en su contra. Pedro de Acereto, que lo había llevado al poder, organizó un movimiento en Izamal, el 21 de agosto de 1859, que lo desconoció y propuso en su lugar la creación de una junta gubernativa integrada por Pedro Castellanos, Agustín de Acereto y Domingo Laureano Paz.
El movimiento triunfó y Castellanos tomó posesión del gobierno el 25 de agosto de 1859. Irigoyen y sus partidarios, entre los que se encontraban jefes militares, dieron un golpe de estado, desconocieron a Castellanos y proclamaron para sustituirlo a Agustín de Acereto, que con carácter de provisional tomó el gobierno de Yucatán, el 15 de octubre de ese mismo año. Ya en funciones, Acereto, previniendo un alzamiento, aprehendió a Irigoyen. Los años de 1859 y 1860 fueron de gran movilización política; los gobernantes se sucedían uno tras otro, el mecanismo para derrocar a un gobernante y subir al poder a otro, fueron los pronunciamientos armados. Así, de 1859 a 1861 se sucedieron en el gobierno Pablo Castellanos, Agustín de Acereto, Lorenzo Vargas, Anselmo Cano, Pantaleón Barrera, y otra vez Agustín de Acereto. Con el apoyo de Pablo García, gobernador de Campeche, Irigoyen se levantó de nuevo en armas. Derrotó a Acereto y asumió el gobierno. Persiguió tenazmente a los Acereto, causando la muerte de Agustín y su hijo Antonio.
De nuevo en el poder de 1861 a 1863, Irigoyen proclamó el 25 de abril de 1862 la nueva Constitución Yucateca y en las elecciones siguientes resultó electo gobernador constitucional. Durante su gobierno promulgó leyes sobre administración de justicia, régimen interior de los pueblos, reglamentación de secciones, sobre instrucción pública, etcétera. Sin embargo, una nueva revuelta, encabezada por Manuel Rodríguez Solís, destituyó a Irigoyen y proclamó jefe del estado a Felipe Navarrete. Ante estos acontecimientos, Liborio Irigoyen intentó obtener nuevamente ayuda del gobierno de Campeche, pero la problemática interna de este estado le impidió atender la solicitud de su eterno aliado, por lo que ordenó entregar el poder a los rebeldes.
El 12 de junio de 1863, Navarrete tomó posesión del gobierno, y dispuso el destierro de Irigoyen a La Habana, Cuba. A su regreso de La Habana, se retiró a la vida privada. Cuando Manuel Cepeda Peraza inició en el estado la revolución contra el Imperio de Maximiliano, Irigoyen ayudó a la causa con todas las relaciones y elementos que poseía. Restablecida la paz en el país, Benito Juárez lo nombró magistrado de Circuito de Yucatán, Campeche y Tabasco. Posteriormente ocupó el cargo de magistrado del Tribunal de Justicia del Distrito Federal. Por designación, también de Juárez, desempeñó el cargo de secretario general y director de la política de Vicente Mariscal, encargado del gobierno de Yucatán en 1872, con motivo de las disensiones políticas. Nuevamente Irigoyen ocupó el gobierno del estado con carácter provisional, de 1873 a 1874, destacándose por su labor encaminada a hacer efectivas las Leyes de Reforma. Finalmente, fue electo magistrado del Tribunal Superior de Justicia de esta entidad, hasta concluir su desempeño, y retirarse a la vida privada.