Novelo, Juan María (1812-1861) Militar. Participó en la llamada Guerra de Castas destacándose por haber tomado Chan Santa Cruz en 1851, capital y centro religioso de los mayas yucatecos. Nació en Maxcanú y murió en Mérida, Yucatán. En 1840, comenzó a participar en la vida pública del estado y más adelante se adhirió al grupo político de Miguel Barbachano. Al iniciar la Guerra de Castas, de inmediato se incorporó al ejército gobiernista. Junto con el cura José Canuto Vela, en 1848, se dirigió en calidad de voluntario a la población de Tzucacab, en ese entonces en poder de los indígenas. Ambos personajes pidieron al líder rebelde José María Barrera, creador del culto a la Cruz Parlante, participar como mediador para convencer a sus compañeros de lucha sobre la necesidad de firmar o pactar la paz. Los indígenas no aceptaron la propuesta de los «blancos», por lo que la guerra continuó.
En 1849, por sus destacados servicios en el asedio de Tihosuco, fue ascendido a teniente coronel. El 23 de marzo de 1851, Novelo se dirigió con 220 hombres al santuario de Chan Santa Cruz, donde atacaron a los rebeldes matando a Manuel Nahuat, ventrílocuo que hacía la voz de la cruz. Barrera logró escapar. Chan Santa Cruz, entonces, constituía un poblado de más de mil personas, surgido en zonas inhóspitas, rodeado por numerosos asentamientos de indígenas. Juan María Novelo comunicó, después de su operativo militar realizado contra esta población, que hubiera podido llevarse varios miles de prisioneros de haber contado con suficientes hombres para custodiarlos. Recogió las cruces, reliquias y pertrechos de guerra. Aquello representó un duro golpe para los insurrectos. Sin embargo, el culto a la Cruz Parlante continuó. Nahuat fue sustituido por Juan de la Cruz Puc, secretario de Barrera, quien reorganizó a su gente y volvió a ocupar Chan Santa Cruz, que pronto recuperó y aun aumentó su población. El 3 de mayo de 1851 Rómulo Díaz de la Vega llegó a Yucatán, para ocupar el cargo de comandante general en sustitución de Manuel Micheltorena. Instalado en su puesto organizó un nuevo ataque con la idea de dar fin a la guerra indígena. Su fuerza principal, conformada por 600 hombres, fue encomendada a los coroneles Rosado, Novelo y Mezo que se dirigieron a Kampocolché. Novelo participó de nuevo en la destrucción de Chan Santa Cruz. Fue poca la resistencia indígena debido a la falta de armas.
En 1852 muere José María Barrera y los indígenas de Chichanhá firman la paz con los «blancos», lo cual representó una división de los rebeldes. Sin embargo, el Oriente continuó en poder de los indígenas, por lo que Díaz de la Vega ordenó a Novelo bloquear el camino a Bacalar, y a Pablo A. González, el santuario. Novelo, después de su primera vuelta cerca del lago de Bacalar, instalado en el crucero de Pachmul, había sorprendido varias columnas indígenas de aprovisionamiento, mulas y cargadores procedentes de los depósitos ingleses del Hondo. También había seguido la costumbre de recoger prisioneros y hacer correrías para abastecerse de maíz. Enterado por sus prisioneros de la cercanía de indígenas que planeaban atacarlo, envió mensajeros a pedir ayuda y concentración de fuerzas por las maniguas hasta el campamento de González. Pero entre los jefes había animosidad y González contestó que ya tenía bastantes problemas. Entonces, Novelo hizo volver a sus soldados que andaban de correrías e inició la batalla contra los rebeldes atacando su campamento el 22 de febrero de 1855. El ataque fracasó y las tropas tuvieron que regresar a la base con innumerables bajas. Los indígenas reforzaron el asedio. El 25 de febrero, Novelo hizo un esfuerzo final y lanzó 250 hombres contra las barricadas indígenas, acción que también resultó infructuosa. Dos días después, derrotado, se puso en marcha con sus unidades hacia el Norte, pero en el camino fue atacado los supervivientes llegaron a Peto el 4 de marzo.
Entró en escena otra vez en 1857, cuando en unión de Cepeda Peraza se levantó en armas contra el gobierno de Pantaleón Barrera. El 21 de agosto de 1858, según refiere Rodolfo Menéndez, en El Eco del Comercio, de febrero de 1893, Novelo defendió heroicamente la población de Peto. Vuelve a figurar, cuando el 17 de febrero de 1859 Roberto Rivas toma por sorpresa el cuartel de la villa de Espita, desconoce a Liborio Irigoyen y proclama gobernador y comandante militar a Juan María Novelo pero este movimiento no tuvo eco y fracasó en el mismo lugar donde surgió. El coronel Juan María Novelo murió el 10 de marzo de 1861.