González, Juan José

González, Juan José  (¿-1829) Fraile franciscano de origen español, conocido como el «médico o lector González». Revolucionó en Campeche el sistema de enseñanza con las cátedras de filosofía que impartió en el antiguo Colegio de San José, fundado por los jesuitas, y que desde 1771 había quedado en manos de los franciscanos. Fue enviado a Campeche debido a que el provincial fray Pedro Tuleda había solicitado al Colegio de Guatemala nuevos profesores, ante la falta de franciscanos aptos para desempeñar las cátedras de latinidad, filosofía y teología. Inmediatamente de su llegada, fue destinado a la clase de filosofía en el Colegio de San José de Campeche, donde impartió clases de 1801 a 1803. Procuró transmitir a sus alumnos la filosofía de Descartes, el sistema copernicano, las demostraciones de Newton y Galileo y también algunas ideas de los racionalistas de la escuela de Voltaire. Estas enseñanzas fueron aceptadas por los franciscanos y agradaron a sus discípulos, que lo llegaron a considerar como un hombre de gran talento. Por este motivo gozó de todos los empleos honrosos de la Orden, hasta ser electo ministro provincial el 23 de febrero de 1811, cargo que desempeñó hasta 1816. En 1813, la provincia franciscana donó a la imprenta, cuyo propietario era Francisco Bates, la cantidad de 1,500 pesos con la condición de que ésta no saliera de Mérida, por considerarse de utilidad pública. En Madrid, Juan González escribió su Reverente exposición que hace al Soberano Congreso de las Cortes Generales y Ordinarias de la Nación Española, el Provincial de Observantes de San Francisco de la de San José de Yucatán. Martínez Alomía dice: «Fue impreso en Madrid (1814) un folleto en cuarto, de 15 páginas, y elevada con motivo del Decreto de 13 de septiembre de 1813, en que se ordenaba que todas las nuevas reducciones y doctrinas de las provincias de Ultramar, que estuviesen a cargo de los religiosos misioneros y tuviesen diez años de reducidas, se entregasen inmediatamente, sin excusa ni dilación a los respectivos ordinarios eclesiásticos, los cuales, erigiéndolas en curatos, las proveyesen de ministros idóneos del clero secular, dejando a los misioneros el derecho de pasar a propagar la religión en otros lugares incultos o desempeñar los encargos de tenientes de cura, sin que jamás aspirasen a serlo en propiedad. Con este motivo, el Provincial González hace una descripción topográfica de la Península, refiere los servicios de su Orden desde la introducción del cristianismo en ella, enumera los conventos y escuelas que su religión poseía, el número de miembros con que contaban en aquella fecha, el de celdas útiles que había en los tres conventos puramente regulares, lo que producían ‘las questationes hostiatin’, en Campeche, que denomina, la población más rica y mercantil de la tierra yucateca; y concluye pidiendo que no se lleve a efecto en ella el decreto de 13 de septiembre de 1813, interín, y hasta tanto que vayan faltando los religiosos que entonces existían, para lo cual se allanaban, a que se mandara no admitirse más novicios, sin mediar acuerdo y orden expresa de S.M.» La ejecución del decreto nunca se llevó a cabo, porque al recuperar el poder Fernando VII, anuló las disposiciones de las Cortes Constituyentes, por lo que González volvió a su provincia. Participó en la política regional y figuró al lado de Lorenzo de Zavala en la Confederación Patriótica a la cual ingresó en calidad de rutinero convertido. Juan González y Pablo Moreno, el primero en Campeche y el segundo en Mérida, lograron que se abandonara el estudio de la filosofía tomista. En 1822 se le otorgó el curato de Tekax. Murió en la hacienda Aké del municipio de Tekit, Yucatán.

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