García Rejón y Alcalá, Manuel Crescencio

García Rejón y Alcalá, Manuel Crescencio  (1799-1849) Jurista y político creador del juicio de Amparo. Nació en Bolonchenticul, pequeño poblado perteneciente en ese entonces al estado de Yucatán y hoy parte del territorio de Campeche. Murió en la Ciudad de México. Estudió en el Seminario Conciliar de San Ildefonso, donde concluyó la carrera de filosofía en 1819. Desde muy joven empezó a participar en la política al lado de los independentistas, redactando proclamas manuscritas que circularon de mano en mano por Campeche y Mérida. En 1821 fue electo diputado al Primer Congreso Mexicano conocido como Convocante, que quedó instalado el 24 de febrero de 1822. En ese entonces, las tendencias políticas estaban divididas en tres grupos: los borbonistas, partidarios del advenimiento de un príncipe español, los iturbidistas, simpatizadores de la candidatura para el mismo puesto de Agustín de Iturbide, y finalmente, los insurgentes, que habían peleado por la independencia y cuyas ideas eran republicanas. García Rejón se afilió a estos últimos.

Como diputado, presentó a la Cámara una serie de iniciativas entre las que se encontraban: la abolición de la pena capital; que en Yucatán desaparecieran las mitas, mandamientos, repartimientos y todos los servicios personales que prestaban allí los indígenas; que las pensiones, encomiendas y demás gracias que habían venido disfrutando ciertas familias yucatecas por ser descendientes de conquistadores españoles fuesen abolidas, y que se concediera a Yucatán fundar una Universidad en Mérida. Desde un principio, manifestó sus ideas liberales, federalistas y republicanas. Combatió a Iturbide y sobresalió como orador parlamentario. Por tal razón, cuando el regente se proclamó emperador, en mayo de 1822, y disolvió el Congreso Convocante, García Rejón fue aprehendido y encarcelado en Puebla. A principios de febrero de 1823, es liberado por las tropas de los regimientos 9º y llº de infantería, adheridos al plan de Casa Mata, jefaturado por Santa Anna. Recién salido de la cárcel, publica en Puebla Exhortación de un yucateco dirigida a los poblanos contra la tiranía. Solicita la anulación de los actos realizados durante la disolución de la Cámara, la amnistía para los iturbidistas vencidos y pide la fundación de cátedras de economía política en las provincias. Otra vez diputado, en 1823, forma parte del Congreso que debía elaborar la primera carta constitucional. Surgen dos sectores de opinión: los centralistas y los federalistas. García Rejón se identifica con estos últimos.

El 3 de enero de 1824 fue designado para formar parte de la Comisión de Puntos Constitucionales, que preside el clérigo Miguel Ramos Arizpe. Así pues, tomó parte en la redacción, primero del Acta Constitucional y después de la Constitución misma de 1824. Ya entonces redacta el artículo que expresa que «ninguna autoridad podrá librar orden para el registro de las casas, papeles y otros efectos de los habitantes de la República si no es en los casos expresamente dispuestos por la necesidad de un poder judicial independiente». García Rejón siempre sostuvo la idea de que el poder judicial fuera independiente de los otros poderes. No dejó de intervenir en ningún momento en la política, sea en el periodismo, con folletos o en el Congreso, a donde fue reelecto en la Cámara para 1827. En ese mismo año combatió la proposición de un tratado de límites inspirados por el ministro estadounidense Joel Robert Poinsett y propuso, y fue aceptado, que no se hiciera ninguna discusión de tratados «mientras en ellos no hubiese un artículo en que se reconozca la subsistencia de los celebrados por el gobierno de Madrid en 1818 con el de Washington, sobre límites de los territorios de las dos partes contratantes». Poinsett, de manera sutil, quería alterar los términos del tratado Onís-Adams, para trazar nuevos límites territoriales que beneficiaran a los Estados Unidos, pero la intervención de García Rejón, Quintana Roo y Espinosa impidieron tal despojo. En diciembre de 1827 se promulgó una ley ordenando la expulsión de los españoles residentes en México. Ésta dio pie al levantamiento del coronel Montaño que en el pueblo de Otumba proclamó un plan en el que se pedía una ley que prohibiera toda clase de reuniones secretas, la renovación de todos los secretarios de despacho del Ejecutivo, la expulsión del representante de Estados Unidos de América, que era todavía Poinsett, a quien se señalaba como interesado en la expulsión de españoles, y el cumplimiento exacto de la Constitución y demás leyes. En esta revolución participó el vicepresidente de la República, Nicolás Bravo. García Rejón, al fracasar la asonada de Montaño, fue, junto con Francisco Manuel Sánchez de Tagle y Antonio Escudero, juez para decidir si había o no lugar a formarle causa al ex insurgente Bravo, que era acusado por los diputados, Juan José Tames y Félix María Aburto, de haber tratado de destruir el sistema federal. El dictamen del jurado fue que no había lugar a la formación de causa por cuanto ninguno de los cuatro artículos de que constaba el plan de Montaño atacaba a las instituciones federales, ya que no eran sino expresiones de los derechos políticos de cualquier ciudadano. García Rejón dijo al respecto de este juicio «Tuve presentes no sólo los servicios distinguidos que había prestado a la República un desgraciado amigo, digno por ellos de una suerte distinta de la que le ha tocado, sino también los esfuerzos que desde entonces empezaron a hacer los nuevos patriotas por deshacerse de los antiguos, cuyos méritos estorbaban a sus rastreras ambiciones». El resultado del juicio fue criticado por algunos miembros de la logia yorkina que argumentaban que García Rejón había obrado más como amigo que como juez, dado que Bravo y García Rejón pertenecían a la logia del rito escocés.

En 1829 García Rejón es electo senador por Yucatán. En ese entonces apoya la candidatura de Vicente Guerrero para la Presidencia de la República. En Campeche, mientras tanto, se preparaba el primer golpe centralista de México. La guarnición de esta ciudad se pronuncia por este sistema de gobierno, el movimiento cobra fuerza y se adueña de todo el estado. Casi al mismo tiempo se levanta en armas y sale triunfante el vicepresidente Anastasio Bustamante contra el presidente Guerrero. Rejón trató de provocar levantamientos en los barrios de Mérida, a favor del presidente, pero estos intentos fueron inútiles. Nuevamente es encarcelado. Redacta un memorial contra el pronunciado vencedor. Desde el Correo de la Federación combatió al militarismo y a los conservadores; en 1830 y 1831 lucha por el federalismo. Es apresado y posteriormente emigra a los Estados Unidos de América. Cuando Valentín Gómez Farías estuvo a cargo del gobierno del país, en ausencia de Santa Anna, García Rejón pidió que se adjudicase a los estados las fincas y edificios que hubiesen sido de jesuitas y que se hallaran en sus territorios y además propuso que el Estado recobrara el patronato que en la época colonial ejercía sobre la Iglesia. En 1834, al reasumir el poder Santa Anna, García Rejón fue perseguido por órdenes de éste. En 1840, junto con Gómez Farías, formó parte de un movimiento para restablecer el sistema federal, pero al poco tiempo fue derrotado. Antes, en Yucatán, había surgido la revolución federalista encabezada por Santiago Imán, que determinó su separación de la República. Al triunfo de esta revolución, Rejón es llamado y vuelve a la Península. Aquí encabeza la Comisión de Reformas a la Constitución Yucateca de 1825 y presenta un proyecto de Constitución que, después de tres meses de discusiones, es aprobado, con ligeras modificaciones, en 1841. Este proyecto estableció la pluralidad en la integración del Ejecutivo; división del poder legislativo en dos cámaras; elección popular directa de diputados, senadores y miembros del Ejecutivo; responsabilidad ilimitada de los agentes superiores de la administración y de sus subalternos; establecimiento del jurado popular, libertad de cultos; libertad de prensa; supresión de fueros civiles y militares y por último el establecimiento del juicio de Amparo, contra toda ley o acto de cualquiera de los tres poderes, que fuesen violatorios de la Constitución.

Poco después salió de Yucatán y se dirigió a México, donde nuevamente manda Santa Anna. Allí se le aprehende pero es liberado y hace las paces con el general que lo nombra ministro de México en Sudamérica. García Rejón tenía como objetivo establecer vínculos diplomáticos con las naciones de Sudamérica y promover la celebración de una asamblea general americana, sin la presencia de Estados Unidos de América. Llegó a Caracas en 1843 y entrevistó al presidente José Antonio Páez, pero los proyectos de unidad hispanoamericana no prosperaron. De regresó a México y cuando se encontraba en La Habana se dio cuenta del interés de ciertos grupos de los Estados Unidos de América para despojar a México parte de su territorio, desde ese momento decae su admiración por ese país. De vuelta en México, Santa Anna lo nombra ministro de Relaciones Exteriores y Gobernación. Inmediatamente, se enfrenta al ministro estadounidense Shannon, quien por esos días anunciaba al gobierno de México el firme propósito de su país de anexarse a Texas. Inmediatamente, García Rejón quiso que la Cámara votase para el establecimiento de un impuesto para subvenir a los gastos de guerra. La representación nacional se negó, atendiendo a los intereses particulares de los ciudadanos y por la desconfianza que les inspiraba Santa Anna. Sin embargo, García Rejón, pensando que Santa Anna era el único capaz de encabezar la defensa de la patria, suspendió las sesiones del Congreso. Esto provocó una revolución que llevó al destierro a García Rejón y a Santa Anna. Pero en 1846 otra revolución pidió la vuelta de Santa Anna y de sus amigos. Retornó éste junto con García Rejón, que en ese entonces ejercía fuerte influencia sobre el general, que venía con la idea de restablecer la federación.

Santa Anna marchó al Norte a organizar la defensa nacional y García Rejón volvió a ocupar el Ministerio de Relaciones dentro del gabinete de José Mariano Salas, que se había posesionado del gobierno de la República al triunfo de la revolución proclamada en la Ciudadela el 4 de agosto de 1846. Tiene confrontaciones con el secretario de Estado estadounidense James Buchanan. Salas destituye a García Rejón, por presiones ejercidas por parte de los moderados y monarquistas. Ese mismo año de 1846, el grupo de los «puros», al cual pertenecía García Rejón, lo elige diputado por el Distrito Federal. Al hacer su campaña propone a la Nación la adopción del juicio de Amparo y suscribe el 29 de noviembre de 1846, junto con Fernando Agreda y José María del Río, el memorable Programa de la mayoría de los diputados del Distrito Federal. En éste se propone que en la Constitución Nacional de 1824 se incluya el principio básico federalista de «los poderes no delegados a las autoridades de la Unión ni negados a los Estados en el código fundamental de la República, se entienden reservados a los Estados respectivos». También en este programa pide el establecimiento del juicio de Amparo en la Constitución General de la República. Con respecto de esta cuestión, algunos historiadores han tratado de restarle autoridad como creador del Derecho de Amparo en México, ya que según ellos el verdadero autor lo fue el jaliciense Mariano Otero. En 1848, García Rejón combatió el Tratado de Paz, en el cual México perdió por la cantidad de 15,000,000 de pesos, la mitad de su territorio. De allí en adelante continuó con sus ideas luchando por el progreso mexicano. Estaba redactando un acta de navegación para crear la marina nacional cuado muere en la Ciudad de México. Este personaje es también conocido como Manuel Crescencio Rejón, nombre con el cual firmaba todos sus documentos. Por Decreto Local de 22 de septiembre de 1955, publicado en el Diario Oficial del Gobierno de Campeche, el poblado de Bolonchenticul, pasó a llamarse Bolonchén de Rejón.

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