Néctar (El) Fábrica de chocolates fundada en 1882 por Luis Morales Espinosa para mejorar la calidad del chocolate, facilitar su adquisición y abaratar su precio. Para ello, importó las mejores máquinas movidas por vapor procedentes de Francia, que trituraban la almendra del cacao hasta evitar que se formaran sedimentos en la tasa construyó depósitos herméticos para impedir que el aroma se escapara y consultó a los mejores autores extranjeros y a las personas más prácticas del país, sobre el tostado y aromatización del producto. Para su venta estableció un depósito en el punto más concurrido de la ciudad «Al número 7» segunda calle de Progreso sur, contiguo a la botica del doctor José Font. Vendía desde una tablilla hasta varias libras; además, cobraba medio real la molienda de la libra y el establecimiento abría desde las 530 a.m. hasta las 1000 p.m. Conservaban el producto envuelto y marcado según su clase, porque producían gran variedad de chocolates de primera y segunda clases hechas con cacao de Tabasco mezclado con canela, azúcar o recado, así como chocolate en pastillas y en croquetas. Los chocolates de segunda eran hechos con cacao de Tabasco o Guayanil aromatizados y mezclados con harina y almendra tostada y así lo hacía constar en su publicidad, con el fin de que los consumidores no se sintieran defraudados. Pero, además, aprovechaba su magnífico equipo de molienda de cacao para ofrecer café en grano tostado y molido, grano fino y grano grueso para grecas, así como café líquido que se preparaba en medias botellas con aviso de un día. Fabricaba pinole colorado para refresco, así como pinole con chocolate o tanchucuá y pinole con recado o sin él. Morales Espinosa no paró en realizar mejoras para su fábrica, con el fin de ofrecer un producto cada vez de mayor calidad; para ello consultaba catálogos y pedía informes al extranjero y en 1888 viajó a Cuba y Estados Unidos para estudiar los adelantos de las fábricas de esos países y trajo una máquina de congelar que, además de mejorar económicamente, evitaba manipulaciones, pues facilitaba la fabricación de tabletas sin pasar por las manos y mejoraba la calidad del chocolate, ya que conservaba la parte oleaginosa del cacao unida a la masa, por lo cual emulsiona el chocolate con más perfección. En 1889, trajo una máquina que dividía el chocolate de manera automática. En 1896, Morales Espinosa puso en remate sus negocios, entre ellos El Néctar, que fue adquirido por la casa José Ma. Ponce y Cía., quien a su vez la vendió en enero de 1900 a Jacinto Lizarraga.