Ibarra Ortoll, Felipe (¿-1892) Comerciante e industrial de mediados del siglo XIX. Se dedicó a la importación de mercancías y a la exportación de productos regionales, actividad que continuó hasta los últimos años de su vida, especializándose al final en la exportación de henequén. Puso una fábrica de puros y de cigarrillos con envoltura de papel en la segunda mitad del siglo XIX. Antes tuvo una fábrica, El Comercio y posteriormente, La Carmelita. Con estas dos fábricas dio empleo a más de 300 familias de Mérida. En 1869 vendió El Comercio al industrial José María Oviedo. También montó el taller de carpintería y mecánica Las Monjas, ubicado frente al convento de las Monjas Concepcionistas, y lo encargó a Felipe Castillo. Arreglaba los carruajes y vehículos de carga y construía y reparaba los primitivos bancos de raspar henequén que eran de madera. Más tarde, al emplearse ruedas de hierro y máquinas de vapor en la desfibración, se especializó en la reparación de éstas. Hacia 1880 era su taller el más reputado. Todo era movido por máquinas de vapor. En 1876 adquirió la propiedad de la publicación La Revista de Mérida y la poseyó hasta julio de 1878 en que la vendió a José V. Castillo y Bernardo Ponce Font, pero continuó escribiendo en el periódico hasta poco antes de su muerte. En 1875, al constituirse el primer consejo de administración del ferrocarril de vía ancha de Mérida a Progreso, fue tesorero. En 1881 se reorganizó la Diputación de Comercio de Mérida y fungió como vocal en 1886 y luego fue presidente. Años existió la Junta Central de Hacendados y Comerciantes de la cual fue su presidente. Impulsó enormemente la exportación de la resina de zapote. También montó en 1882 una fábrica de ladrillos y materiales ornamentales, en la calle Ongay (hoy calle 50), dos cuadras al norte de la plaza de La Mejorada. Comenzó con dos máquinas ordinarias o prensas que producían 300 ladrillos diarios y trajo a un técnico estadounidense de apellido Carssford para dirigir los trabajos. En 1886 obtuvo del presidente de la República y del secretario de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, privilegio exclusivo “por sus pastas para fabricar losetas, ladrillos, tejas y otros objetos artificiales”. En su labor impulsora de la industria, fue ayudado por su hijo Felipe Ibarra y de Regil, con quien formó en 1886 la sociedad F. Ibarra O. e Hijo. Por decreto del 4 de febrero de 1889, obtuvo del gobierno del estado, excepción de tequios vecinales y de servicio en la guardia nacional para los hombres que trabajaban en esa fábrica. Fue pionero del servicio de la antigua línea de Alexandre, posteriormente Ward, y organizó el modo de regularizar las operaciones de carga y descarga en Puerto Progreso, al publicar tarifas especiales que sirvieran para facilitar los alijos y demás trabajos. Promovió las relaciones mercantiles con Europa; consiguió que viniesen vapores ingleses y disminuyó los tipos de flete de la maquinaria que ya empezaba a importarse en gran escala para las haciendas del estado. Contribuyó a extender la exportación del palo de tinte y otras maderas preciosas.