Guerra y Rodríguez Correa, Pedro Marcial (1803-1869) Gobernador de Yucatán de 1837 a 1840. Nació en la ciudad de Campeche y murió en Mérida, Yucatán. Muy joven ingresó como cadete en el Batallón de Infantería Permanente, número 13, en la plaza de Campeche. En 1818 fue enviado por su padre al Colegio Militar de México; posteriormente, volvió a Yucatán donde fue nombrado, en 1821, ayudante del Batallón 2º Activo del departamento de Yucatán y luego capitán del mismo. De 1820 a 1823 tuvo a su cargo la Secretaría de la Comandancia General de Yucatán. En 1825 se le otorga el cargo de comandante militar de Sisal. Debido a sus méritos, en 1826 fue nombrado por el gobierno federal, capitán de zapadores y primer ayudante de la Brigada de Zapadores en el Batallón Permanente de Galeana. Poco tiempo después fue designado para el Batallón Activo Guarda Costas de la Isla del Carmen. La invasión española de Barradas, en 1828, ocasionó que lo mandasen a Campeche como mayor de órdenes, de la División que se formó para resistir el posible desembarco de los invasores en las costas peninsulares. Al volver a Yucatán se involucró en las contiendas políticas de entonces. Se afilió al partido centralista y al triunfar éste, en 1830, fue electo diputado al Congreso de la Nación, y se trasladó a la Ciudad de México con el fin de desempeñar sus funciones de diputado, permaneciendo en ella por varios años. El 30 de julio de 1835 obtuvo el grado de teniente coronel y en 1838 el de coronel. Más tarde, en la Inspección Militar Permanente, tuvo a su cargo la Mesa de Caballería e Infantería hasta que la Dirección General de Ingenieros le confirió el mando de la Compañía de Alumnos del Colegio Militar de México. Guerra aprovechó su estancia en México para relacionarse con personas importantes en el medio político, tal fue el caso del conde de la Cortina, que se convirtió en su protector y de su hermano, el obispo José María Guerra. Estas buenas relaciones de amistad con el conde de la Cortina, quien era amigo de Santa Anna y Anastasio Bustamente, influyeron en la designación de Guerra para ocupar el cargo de gobernador de Yucatán. El 27 de diciembre de 1837 recibió el mando de manos del coronel Benito Aznar Peón. Durante su gobierno trató de abrir caminos para las costas y se preocupó de todos los ramos de la administración. Durante su mandato, Guerra fue siempre fiel al centralismo, estas tendencias le restaron simpatías ya que este tipo de gobierno atentaba contra la soberanía de Yucatán y en general de todos los estados.
El malestar que reinaba en la mayoría de la población yucateca, provocó una fuerte agitación entre los elementos federalistas del estado, que llevó a la conspiración contra Guerra. Esta revolución en contra del centralismo fue jefaturada por Santiago Imán. Se inició en Tizimín el 29 de mayo de 1839. Fue secundada por los oficiales Eulogio Rosado, Felipe de la Cámara Zavala, Luis Pérez, Sebastián Molas y más tarde por antiguos centralistas que luego se pasaron al federalismo como Sebastián López de Llergo y Anastasio Torrens. La revolución triunfó y fue derrocado el centralismo de Guerra. El 18 de febrero de 1840 Guerra entrega pacíficamente el poder a Juan de Dios Cosgaya y Rubio y posteriormente se traslada a la Ciudad de México. Llegó a ésta cuando comenzaba la guerra contra los Estados Unidos de América y se incorporó a la defensa de la patria contra los invasores. Formó parte del Ejército Nacional con el cargo de coronel y cuando las tropas estadounidenses entraron a la ciudad, se encargó de la defensa de la iglesia de la Santa Veracruz, fortificándose en sus murallas. Allí demostró valor y fue premiado con la Cruz Militar. Mientras tanto, Yucatán se veía envuelto en la llamada Guerra de Castas. Durante este momento histórico, Guerra solicitó apoyo para el estado y limó asperezas con los federalistas yucatecos. Cuando llegó a la Ciudad de México, el 10 de junio de 1849, la comisión integrada por Pedro Manuel de Regil Estrada y Joaquín García Rejón, para tratar con el gobierno federal la reincorporación de Yucatán a la República, mediante el auxilio de armas y dinero para hacer frente a la sublevación, ya Guerra, junto con Andrés Quintana Roo y Benito Quijano, habían realizado gestiones en favor de Yucatán. Guerra obtuvo un subsidio de 15 000 pesos que fue recibido por el gobierno de Miguel Barbachano. Pocos días después de las gestiones que se dilataron en la Ciudad de México, uno de los comisionados, Regil, murió en la Ciudad de México. El gobierno yucateco consideró entonces premiar los servicios de Guerra y lo designó para suplir a Regil en los desempeños diplomáticos. Posteriormente fue elegido senador ante el Congreso de la Nación. Después de varios años de residir en la Ciudad de México, desempeñando su puesto de senador, decidió regresar a Yucatán donde vivió el resto de sus días.