Grijalva, Juan de (1489-1527) Explorador español. Nacido en Cuellar, Segovia, y muerto en Honduras. Fue designado por el gobernador de Cuba, Diego Velázquez, capitán general para comandar la segunda expedición a tierras continentales de América. El objetivo era hacer nuevos descubrimientos territoriales y conseguir riquezas, a partir de las noticias traídas por los expedicionarios del primer viaje, encabezados por Francisco Hernández de Córdoba, en 1517. Contó con cuatro naves, dos que regresaron de la primera expedición y dos que adquirió Diego Velázquez. Sus respectivos capitanes, además de Grijalva, fueron Pedro de Alvarado, Francisco de Montejo y Alonso de Ávila. Los pilotos: Antón de Alaminos, Camacho de Triana, Juan Álvarez y Sopuerta. Otros designados fueron el veedor nombrado por los padres jerónimos, Francisco de Peñalosa, el tesorero Antón de Villasaña, el capellán Juan Díaz y el alférez general Bernardino Vásquez de Tapia. Partieron del Cabo de San Antón, en Cuba, el sábado 1 de mayo de 1518, con rumbo al suroeste. De acuerdo con el testimonio de Bernal Díaz del Castillo, quien participó en el viaje, a los 10 días de navegación a partir del puerto de Carenas, avistaron la isla de Cozumel y llegaron frente a sus costas el 3 de mayo, por lo que le pusieron el nombre de Santa Cruz. El día 4, Grijalva entró en contacto con los mayas de la isla al acercarse a los navíos dos canoas tripuladas por tres indios cada una y conversó con ellos a través de uno de los primeros indígenas que aprendió el español, llamado Julián. El 5 de mayo levantaron anclas para recorrer la costa y el 6 desembarcaron 100 hombres con Grijalva al frente, quien tomó posesión de Cozumel «e de sus anexos, e tierras e mares de lo demás que le pertenece o pertenecer podría» en representación de Diego Velázquez y en nombre de los reyes de España y se colocó la bandera española sobre un centro ceremonial construido con piedras. Ahí presenciaron los españoles una sencilla ceremonia religiosa ofrecida por los sacerdotes mayas a sus dioses y a la vez se celebró la primera misa cristiana en el territorio que hoy corresponde a México. Ese día exploraron los alrededores, hasta adentrarse, de tres a cuatro millas, en la selva y observaron pequeños poblados y estancias a la vera de los caminos empedrados. El contacto con los pobladores fue muy escaso, ya que éstos se ocultaron en los montes por temor a una agresión. El 7 de mayo los exploradores partieron de Cozumel y cruzando el canal siguieron las costas de Yucatán hacia el Sur, donde vieron tres pueblos grandes y muchas casas de paja, así como «un pueblo o aldea tan grande que la ciudad de Sevilla no podría parecer mayor ni mejor». Según algunos historiadores podría tratarse de la actual Tulum que entonces se llamaba Zamá. Por esa ruta llegaron hasta una bahía que denominaron de Ascensión.
Regresaron hacia el Norte y siguieron recorriendo las costas de Yucatán. Observaron construcciones de piedra, pueblos, gente en las playas y humaredas que los mayas encendían para darse aviso de la llegada de gente extraña. Al tratar de localizar el pueblo de Lázaro llegaron a Champotón, donde desembarcaron para buscar agua, y en este sitio entablaron feroz combate con los indígenas, que de acuerdo con Bernal Díaz les causaron siete muertos y muchos heridos, entre ellos Grijalva, quien recibió una flecha en la boca y perdió los dientes. Finalmente, los españoles se impusieron y ocuparon el pueblo. Al abandonar Champotón prosiguieron por la costa hasta llegar a Laguna de Términos y más tarde hasta un gran río de Tabasco al que denominaron Río Grijalva y en cuya desembocadura se encontraba el puerto de Potonchán. En estas tierras, Grijalva entró en contacto con grupos de indígenas preparados para la guerra, pero logró relacionarse pacíficamente con ellos e intercambiar regalos. Los indios le informaron que hacia donde se ponía el sol había mucho oro, en Colúa y México. Esta fue la primera noticia que los españoles tuvieron del imperio azteca y de la gran Tenochtitlán. Siguiendo el itinerario, llegaron frente al pueblo de Ahualulco y sin detenerse pasaron frente a la desembocadura del Tonalá y del Coatzacoalcos. Más adelante, Pedro de Alvarado avanzó con su navío y entró por el Papaloapan hasta Tlacotalpan, lo que le costó una reprimenda por parte de Grijalva. En la travesía llegaron hasta el río de Banderas, en cuya desembocadura vieron unos enviados de Moctezuma haciéndoles señales con banderas para que desembarcaran. Entraron en conversación con los indios y las pláticas duraron seis días. Embarcados nuevamente, alcanzaron la isla de Sacrificios y más tarde la de San Juan de Ulúa. Por el tiempo transcurrido desde la salida de Cuba, Grijalva resolvió despachar de regreso el navío San Sebastián, al mando de Pedro de Alvarado, para avisar al gobernador Diego Velázquez y llevarle todo el oro y otros objetos que se habían conseguido en la travesía. Todavía Grijalva llegó hasta un río que nombró de las Canoas y continuó un poco más hacia el Norte, pero las corrientes contrarias lo decidieron a emprender el camino de regreso. A pesar del éxito de la expedición, Grijalva no fue bien recibido por Diego Velázquez y no le fueron reconocidos sus méritos. En 1523, Grijalva acompañó a Francisco de Garay en la conquista de Pánuco, pero fue desterrado por Hernán Cortés. En 1527, junto con 15 españoles, pereció en la villa de Olancho, Honduras, a consecuencia de un inesperado ataque de los indígenas al poblado.