Instituto Bacteriológico Desde enero de 1854, Fernando Casares Arredondo promovió la fundación del Instituto Bacteriológico dentro del Consejo Superior de Salubridad y éste lo propuso al ejecutivo del estado; el cual lo aprobó y mandó integrar el presupuesto correspondiente. Comenzaron los trabajos de organización y los estudios previos que requería la planeación de este nuevo establecimiento, que presentaba serias dificultades, sobre todo por la necesidad de pedir al extranjero la mayor parte de los útiles y enseres y todos los instrumentos científicos. Las mujeres distinguidas yucatecas, convocadas para formar una suscripción para este fin, fueron las primeras en contribuir, según informó La Emulación en marzo de 1895. Se adquirió una extensa y bien situada propiedad, en la calle 72 número 473, llamada quinta La Culinaria, que fue convenientemente adaptada y se instaló todo el equipo adquirido. La inauguración ocurrió el 16 de septiembre de 1896, fue solemne y constituyó todo un acontecimiento social y científico. Presidieron el gobernador Carlos Peón; el secretario de gobierno, José Palomeque; Rafael Villamil, Pastor Rejón en representación de la Escuela de Medicina y Casares, que ya era presidente del consejo. Comprendió discursos, declamaciones poéticas y ejecución de piezas escogidas e interpretadas por la banda militar dirigida por Justo Cuevas, que tocó el Himno Nacional a la llegada del gobernador. Terminado el acto oficial, los concurrentes visitaron las demás dependencias del Consejo. Por alguna razón, la persona que debía hacerse cargo de la dirección técnica nunca llegó, y en Mérida no había ningún bacteriólogo. Pocos años después, una parte del equipo pasó a la Escuela de Medicina y la mayor al Hospital O’Horán.