Gamboa Guzmán, Juan (1853-1892) Pintor. Nació y murió en Mérida. Estudió sus primeros años en el Colegio Conciliar de San Ildefonso y más tarde en el Liceo que dirigían Olegario Molina Solís y Yanurio Manzanilla. Posteriormente pasó al Instituto Literario donde cursó el bachillerato y luego prosiguió sus estudios en la Escuela de Jurisprudencia hasta el tercer año de Derecho, carrera que abandonó para dedicarse al arte pictórico. Uno de sus maestros fue Gabriel Gahona, ilustre dibujante y grabador yucateco, conocido con el seudónimo de «Picheta». También le dio clases de dibujo otro destacado artista, José Dolores Espinosa. Por sus notables adelantos en el dibujo, a los 17 años, Gamboa Guzmán fue designado socio honorario de la Academia Artístico Recreativa que presidía José Peón Contreras, con quien entabló una profunda amistad. El 24 de abril de 1874, Gamboa marchó a París con el fin de continuar sus estudios artísticos, auspiciado por el comerciante Manuel Dondé Cámara. Ingresó en la Escuela Municipal de Dibujo y Escultura de París, dirigida por Justin Lequien y en 1875 obtuvo el segundo lugar de dibujo en el certamen anual de esta especialidad en la institución educativa. Tres años después, obtuvo el decimosegundo lugar, entre 80 aspirantes, para obtener una beca en la Academia de Bellas Artes de París. Ese mismo año le fue suprimida la pensión que recibía del gobierno de Yucatán, sosteniéndose con el dinero que le giraban Dondé Cámara y otros filántropos yucatecos. Sin embargo, dos años después dejó de percibir también estos recursos.
Desde 1876 envió con regularidad obras suyas a su protector, que se exponían en la Sociedad La Unión, de la cual Dondé era presidente honorario. Durante su estancia en la Academia, Gamboa llegó a ser discípulo de Enrique Lehmann y Luc Olivier. En 1879, obtuvo uno de los premios especiales concedidos por el Ministerio de la Instrucción Pública de Francia a los alumnos más distinguidos en las bellas artes. Recorrió España, Francia e Italia. Casi 10 años después, en 1883, regresó a Yucatán. Arturo Gamboa Garibaldi y Carlos Echánove Trujillo afirman que a Gamboa le fue imposible destacar en el estado debido a la incomprensión y desinterés de los yucatecos por su pintura, impidiéndole vivir dignamente de su trabajo, hasta que abandonó Mérida y viajó a la Ciudad de México donde radicó a partir de 1885. Una de las pocas comisiones que le fue encomendada antes de partir, y por la que no cobró nada, fue la de encargarse de los dibujos, dirigir al artesanado y realizar la decoración pictórica del coro alto y la cancela principal de la Catedral de Mérida, conferida por la Junta Directiva de Mejoras Materiales de dicho templo. Pero no hay testimonio de su labor artística, ya que en los primeros años del arzobispado de Tritschler y Córdova se ordenó la demolición del coro y la supresión de la cancela. De esta etapa datan algunos notables retratos suyos, como los de Juan González Arfián, decano de los maestros yucatecos, y del obispo Carrillo y Ancona. También realizó un apunte a la pluma, de Fernando Juanes Domínguez. En México trabó amistad con Vicente Riva Palacio, quien lo introdujo en los círculos artísticos y sociales porfirianos.
El 1 de enero de 1886 exhibió en la casa de Riva Palacio, ante lo más selecto de la sociedad capitalina, una de sus obras más famosas: Música celestial. Abrió un estudio y a fines de ese año mostró parte de su obra en la Exposición de la Academia Nacional de San Carlos, destacando los retratos de Altamirano, González Arfián y Carrillo y Ancona. También expuso Patio del Bargello, El puente de los suspiros, El claustro de la Anunciata, Una casa del gran canal y Naturaleza muerta. Gamboa obtuvo el primer premio de la exposición. A fines de 1888 se inauguró en la sala principal del Hotel Jardín una muestra de pintura, escultura, arquitectura y grabado, en la que participó Gamboa con 13 cuadros, entre ellos algunas novedades, como Vestíbulo de San Marcos, Cabeza de estudio, Retrato del señor Requena, Saraida, ¡Abandonada!, Melancolía, La noche, Retrato del señor Ramón A. Castañeda y Retrato de la señora Valenzuela. Gamboa viajó frecuentemente a Mérida, en particular durante los días del carnaval y con el tiempo abrió un nuevo estudio en los bajos del Palacio Episcopal, gracias al apoyo del obispo Carrillo y Ancona. Allí pintó algunos de sus más célebres lienzos: El negro Miguel, los retratos de Joaquín Rendón Peniche y de su maestro «Picheta». Su estudio cobró fama entre los intelectuales de la época y eran asiduos visitantes el poeta Fernando Juanes, Pablo Castellanos, el concertista Ricardo Río y el pintor y grabador «Picheta». En una de estas estancias en la capital del estado, el artista falleció víctima de una vieja dolencia a los 39 años de edad. De acuerdo con su biógrafo Rodolfo Menéndez de la Peña, la obra del pintor contiene 136 cuadros, sin incluir sus trabajos al crayón y al lápiz. Gamboa perteneció a la escuela naturalista, esencialmente francesa. Tuvo predilección por la figura humana, en particular la femenina. Sus retratos muestran una acabada técnica, una absoluta comprensión de los rasgos y el carácter de los retratados y un gran dominio de los colores. Buscó siempre lo bello y su realismo fue aristocrático. Su pintura denota un conocimiento de las ciencias auxiliares de este arte, como es la anatomía. No formó escuela. Actualmente, la Pinacoteca del Estado lleva su nombre.