Escudo de Izamal  Este pueblo, de gran importancia por su cultura e historia, tuvo un primer escudo concedido por el gobierno de Yucatán en 1841, al ser elevado a la categoría de ciudad. Sin embargo, de tal blasón no queda figura alguna. En 1977 surgió la idea de crear uno nuevo y definitivo por parte del cronista oficial de Izamal, Miguel Vera Lima. El escudo fue diseñado con la asesoría del heraldista Juan Francisco Peón Ancona y del historiador izamaleño Luis López Rivas y fue aprobado el 11 de diciembre de ese mismo año, en sesión solemne de cabildo. El escudo presenta la forma clásica de los blasones españoles, recta arriba y redonda abajo. Sobre campo azul se distinguen cinco pirámides mayas de oro, asentadas en la verde planicie yucateca, la principal de ellas semejante a la de Kinich-Kaakmó, dedicada al sol. En lo alto del cielo, una nube de plata deja caer tres gotas de rocío. El borde es de oro, con el cordón franciscano blanco y con tres nudos rodeando todo el contorno. Fuera del escudo y rematando su parte superior, se localiza una cintilla ondulante con las palabras mayas Itzmal y Kauil y en medio de ellas una luna en creciente, cuyas puntas rematan en dos pequeños luceros entre los que aparece una estrella. La luna y estrella son de plata. En cuanto a su simbología, las pirámides se relacionan con el sobrenombre de Izamal, «ciudad de los cerros»; la nube de plata y sus gotas representan a Zamná, legendario sacerdote maya fundador de la vieja Izamal, convertido después de su muerte en deidad del agua. La leyenda Itzmal-Kauil se relaciona con las palabras de Zamná, acentuando el carácter sagrado del lugar: la santa Izamal. El cordón franciscano denota la gran trascendencia y fuerte arraigo de esa Orden en su labor evangelizadora en la región, aunque es común localizarlo en escudos de diversa índole. La luna y las estrellas representan a la virgen de Izamal, aunque en las Sagradas Escrituras simbolizan a la virgen María. La luna rematada por dos pequeños luceros, que corona el escudo, es copia de las imágenes que adornan la cúspide de los estandartes de los gremios religiosos.

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