Estévez y Ugarte, Pedro Agustín

Estévez y Ugarte, Pedro Agustín  (1745-1827) Obispo de Yucatán. Nació en la villa de Orotava de Santa Cruz de Tenerife, en las islas Canarias. Fue educado en un principio por religiosos jesuitas que lo instruyeron en el campo de las humanidades, en filosofía, historia y teología. En 1762, a los 17 años de edad, fue enviado a España donde estudió en la Imperial Universidad de Granada, en el Colegio Mayor de San Felipe y Santiago. De acuerdo con el historiador Crescencio Carrillo y Ancona, se ordenó sacerdote el 31 de marzo de 1770; obtuvo el doctorado en derecho por la Universidad de Orihuela en julio de 1775, y llegó a ser catedrático y rector del Colegio donde cursó sus estudios. También fue examinador sinodal del arzobispo de Granada y de los obispos de Guadix, Jaen, Málaga, Segovia y Zamora. Fue nombrado consultor y secretario de cámara y gobierno del obispo de Zamora, Ferrer y Figueredo, y ascendió a vicario capitular gobernador de la mitra cuando quedó vacante la sede episcopal por traslación de Ferrer a la Catedral de Málaga.

Al morir el obispo Piña y Mazo, en noviembre de 1795, y por tanto quedar vacante la Diócesis de Yucatán, el rey Carlos IV recomendó a Estévez y Ugarte ante la Santa Sede Episcopal, para suceder al prelado. El Papa Pío VI le despachó las bulas el 27 de julio de 1796 y recibió la consagración a manos del obispo de Málaga. A consecuencia de la guerra entre España e Inglaterra, la cual hacía muy difícil atravesar el Atlántico, emprendió su viaje a Yucatán hasta 1802 y llegó al puerto de Campeche en los primeros días de mayo de ese mismo año. Trajo por provisor al doctor Juan María de Herrero y Ascaró y a muchos sacerdotes jóvenes y clérigos minoristas. Llegó a Mérida el día 28, y al poco tiempo de establecido, sus acompañantes enfermaron de fiebre amarilla y murieron varios de ellos, entre los cuales se encontraba su joven sobrino. El prelado no sufrió el padecimiento, por lo que pudo, desde un principio, emprender las tareas de su ministerio.

El Seminario Conciliar fue objeto preferencial de su atención, y ahí fundó la cátedra de cánones, al igual que introdujo importantes reformas. Practicó la visita general del obispado, incluyendo las provincias de Tabasco y del Petén Itzá de 1803 a 1805. Levantó el primer plano cartográfico del Obispado de Yucatán, cuyo original se encontraba en el Museo Particular del Palacio Episcopal, todavía en la época del obispo Crescencio Carrillo y Ancona. Este plano fue de gran utilidad para los que posteriormente elaboraron la carta geográfica del país, como el ingeniero Santiago Nigra de San Martín y otros. Durante su Obispado, que abarcó de 1797 a 1827, comprendiendo el inicio y consumación de la Independencia de México, le tocó enfrentar la conversión del Seminario Conciliar de San Ildefonso en un establecimiento laico, aunque de vida efímera. El Palacio Episcopal fue apedreado por los liberales a consecuencia del pago de obvenciones, lo que llevó a que el obispo trasladara su residencia a Campeche en 1814. En este período, el gobernador Juan María Echeverri expidió un decreto que redujo el número de conventos y ordenó la secularización de los monjes y frailes exclaustrados. Estévez y Ugarte no dio cumplimiento al Decreto de Cortes de despojar al clero regular de los curatos y pasarlo al clero secular, por lo que los franciscanos lo condecoraron en 1815 con el título de «Padre de Provincia». Asimismo, le tocó vivir el saqueo del convento capitular de San Francisco, donde se perdieron valiosos tesoros con valor histórico. Fue el último obispo elegido por los reyes de España para esta Diócesis y fue uno de los firmantes del Acta de Independencia de Yucatán. Logró que el poder público del estado anulara las leyes de las Cortes españolas sobre extinción de comunidades religiosas, pues el Congreso expidió el día 8 de marzo de 1825 un decreto para que se abriera el noviciado de religiosas concepcionistas de esta ciudad. El Augusto Congreso del Estado de Yucatán ordenó por decreto el 18 de marzo de 1824 que el Seminario Conciliar se constituyera en universidad y autorizó al obispo Estévez para organizar y reglamentar la institución. A los 30 años de su pontificado, en abril de 1827, murió el último prelado del período colonial y el primero de la época de la Independencia. Fue sepultado en la capilla del Santísimo Cristo de las Ampollas.

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