Jet’s mek

Jet’s mek  Tradición de origen maya vinculada con la infancia, aún vigente entre los campesinos y las familias urbanas fuertemente identificadas con la tradición popular. Su origen se relaciona con el horóscopo inicial que los sacerdotes mayas o «chilames»” hacían de los recién nacidos. El significado etimológico de «jet’s mek» es el de soliviar o abrazar, y tiene lugar en los primeros meses de vida del infante. Las raíces de esta tradición se remontan a las costumbres mayas prehispánicas. Con esta ceremonia se pretende incorporar a los niños al mundo de los adultos. Para que se desarrollen de la mejor manera posible, debe dotárseles de condiciones físicas y mentales adecuadas. Se cree que esta ceremonia ayudará al niño a desempeñarse mejor en la vida cuando sea mayor. Se realiza en la casa de los padres donde se reúnen éstos, los padrinos y los invitados. Previamente se prepara una mesa con los platillos del convite generalmente consistentes en huevo hervido, pinole, pepita gruesa asada y pavo relleno. El jet’s sdzul o los jet’s sdzuloob —padrino o padrinos, respectivamente— son recibidos por los padres. Los padrinos toman al niño o niña, según el caso, y giran alrededor de la mesa hasta completar nueve vueltas con las niñas o 13 con los niños. Al mismo tiempo, les dan a probar pequeñas porciones de cada alimento. Otras veces se colocan en las manos del bebé un libro, un lápiz y dinero. Las vueltas son contadas mediante granos de maíz. Terminadas éstas, el niño es entregado a sus padres, quienes obsequian a sus nuevos compadres el convite, y en ocasiones el padre expresa palabras de agradecimiento, entre ellas, bendiciones. El nombre de esta tradición indica solamente la posición en que se lleva al niño durante la ceremonia, es decir, montado en la cadera del adulto y sostenido con el brazo del mismo lado, lo cual le procurará cierta formación en las piernas (un tanto arqueadas), que le permitirá caminar rápidamente.

Durante el tiempo precedente al jet’s mek, el niño es cargado en brazos, luego de la ceremonia se le lleva a horcajadas sobre la cadera hasta que camine por sí solo. La niña participará del jet’s mek a los tres meses de nacida, porque pasará gran parte de su vida en el hogar o fuego de la casa (koben) —que se compone de tres piedras— preparando los alimentos. En el caso del niño, la ceremonia se cumple a los cuatro meses, porque son cuatro los lados o esquinas de la milpa donde pasará gran parte de su vida cultivando maíz. Para establecer el padrinazgo, generalmente se elige una pareja, pero puede tratarse de un solo individuo, y en tal caso debe coincidir con el sexo del niño. Al finalizar la ceremonia se realiza el tzicil u ofrecimiento de alimentos. Los padrinos tienen el compromiso de obsequiar un juego completo de ropa, pañales y calzado nuevos.

Durante la crianza deben velar conjuntamente con los padres por la salud y capacitación de los niños que apadrinaron. Como ya se indicó, los padrinos giran junto con el niño. El número de vueltas es de nueve en el caso de que se trate de una niña y tiene relación con las nueve capas (taz) del mundo inferior que estaría asociado con la tierra y con su carácter femenino. En el caso de los niños, el número de vueltas es de 13 por la relación existente con las capas del mundo superior (el cielo), que es masculino. En cuanto a los objetos ofrecidos, las niñas reciben enseres como baldes, sogas, carrillos y bateas, así como los vinculados con el bordado; por su parte, los niños reciben machetes y coas, aunque también hay objetos que son comunes a unos y otros, como cuadernos, lápices, libros y dinero. Entre los alimentos simbólicos destinados a los menores, figuran la llamada pepita gruesa, que se supone ayudará a florecer la inteligencia; el huevo hervido o crudo, que será arrojado en el suelo por el propio niño, porque se considera que abre el entendimiento; el pinole, porque se le atribuye la facultad de favorecer la memoria, y eventualmente la chaya, para que tenga la capacidad de discernimiento. Al finalizar con las vueltas alrededor de la mesa, se inicia el convite consistente principalmente en pavo relleno o gallina, tortillas, refrescos y algunas cervezas. Para ello, los padres se arrodillan en señal de agradecimiento y un ayudante reparte la comida entre los concurrentes, dándole fin a la ceremonia.