Jade

Jade  Piedra de color verde, traslúcida y de brillo vítreo, formada por silicato de sodio y aluminio, también conocida como jadeíta. En la época prehispánica, el jade fue un producto de gran valor, concebido como la representación de lo más bello, la generosidad y la excelencia. Los conquistadores le atribuyeron cualidades curativas, especialmente para los males del riñón, por lo que le dieron el nombre de Lapis Mephrticus. Entre los mayas el jade era sumamente apreciado, sobre todo en sus costumbres funerarias. A los difuntos se les colocaba en la boca un pedazo de jade, tallado o no, como una especie de salvoconducto al inframundo. A los gobernantes fallecidos se les cubría con una lujosa indumentaria ornamentada con piezas de jade en las rodilleras, y tobillos, con collares, orejeras, cinturón y pectoral del mismo material, y se les cubría el rostro con una máscara de mosaico de jade. Aún no se precisa de dónde era traído o explotado el jade; a excepción de algunos pocos lugares en las tierras altas de Guatemala, no parecen haber existido más fuentes en el área maya. J. E. Thompson dice que los mayas eran hábiles talladores del jade, material nada fácil de labrar, pues seguramente elaborar un pendiente, debió haber requerido mucho trabajo y paciencia. El aserrado con un delgado implemento de madera y arena de cuarzo, y la perforación con barrenos, de madera dura, tanto sólidos como tubulares, parecen haber sido los métodos tradicionales. Según Thompson, en la parte posterior de una cabeza de jade, encontrada en Honduras Británica se observan las marcas dejadas por barrenos tubulares; ello señala cómo se obtenía el ahuecado al tallar. Los mayas cubrían a menudo el jade con polvo rojo que era obtenido del cinabrio. Los jades más finamente tallados se han encontrado en Alta Verapaz y en Chiapas; son bastante escasos en el Petén y en Yucatán, si excluimos aquellos que se encontraron en Chichén Itzá y en otros sitios arqueológicos donde se han recuperado principalmente cuentas, algunos collares, figurillas o fragmentos de este material. Sin embargo, en Calakmul, sitio arqueológico ubicado en el estado de Campeche, en los 80, se descubrieron ajuares funerarios en dos tumbas, de las cuales pudieron recuperarse collares de jade y concha, brazaletes, cuatro máscaras de mosaico de jade y otros objetos. Hoy se exponen en el Museo Regional de Campeche y la Casa del Teniente de Rey. Recientemente otros objetos de este material se encontraron en este mismo sitio. En la actualidad se pueden encontrar piezas de jade en las tiendas de artesanías, cuyos modelos en muchas ocasiones imitan el antiguo arte prehispánico maya.