Juegos y juguetes tradicionales

Juegos y juguetes tradicionales  En Yucatán existen numerosos juegos que practican tanto los niños de la ciudad como del campo, y también aquellos que realizan los adultos. Entre los juegos tradicionales de los niños, designados con el nombre del juguete con el que se realizan, sobresalen la kimbomba o timbomba, juguete hecho de madera, que consta de dos piezas: un palo de aproximadamente 20 cm de largo y lo que se denomina propiamente como la kimbomba o timbomba, que es un pedazo de madera más pequeño en forma oval. Los pasos de este juego van encaminados a obtener el mayor número de puntos bateando la pieza menor del juguete con el palo de mayor tamaño, desde un cuadro que se pinta en el suelo y al cual le llaman la casa. La forma de jugarlo varía, pero por lo general las reglas de la kimbomba imitan de algún modo a las del béisbol. Este juego puede jugarse por dos personas o más. Para batear la kimbomba se le pega en un extremo y cuando está en el aire se golpea para alejarla lo más que se pueda, mientras el otro jugador trata de atraparla antes de que caiga al suelo, si lo logra obtendrá tres auts al contrincante; pero si no lo consigue, recoge y tira la kimbomba en la dirección del cuadro, para tratar de pegarle al palito de 20 cm que se deja ahí después de batear, si le da, hará un aut, si no le atina, el bateador hace un cálculo del número de palos que puedan caber entre la casa y el lugar hasta donde la kimbomba fue lanzada, si el cálculo se sobrepasa, automáticamente se genera un aut; si no, el número de palitos contados hasta llegar al juguete, serán los puntos a favor del bateador.

También se puede hacer doble aut cuando el jugador contrincante tira la kimbomba bateada hacia el cuadro o casa y ésta queda montada encima del palito o la recibe al primer brinco. Para que el receptor pase a batear deberá hacer tres auts en cualquiera de las tres formas mencionadas. El juego es ganado por quien alcanza la puntuación acordada antes de iniciar el partido.

 

Las canicas. Pueden jugarse de diferentes maneras, como la consistente en pintar en el suelo un triángulo y cada jugador depositar ahí una o dos canicas de barro, llamada «barrito». También se traza una línea a cierta distancia del triángulo que sirve para definir mediante rifa quién va a tirar primero; el dueño de la canica que al tirar quede más cerca de la raya es el que iniciará el juego y así sucesivamente. Si el tiro del primero entra al triángulo y no sale, el jugador deberá depositar un barrito más o el número de barritos que se acuerde al empezar el juego; después de pagar la sanción, su canica queda en una esquina del triángulo y hasta que tiren todos le vuelve a tocar, pero si otro jugador al lanzar su canica queda también atrapada, entonces la persona que estaba sale, y se queda el nuevo perdedor. Por otro lado el que tira y saca del triángulo un barrito, tiene derecho a seguir tirando hasta que pierda, e incluso puede pegarle a las canicas de sus contrincantes para adueñarse de ellas, ya que tiene el rango de «matón»; pierde la oportunidad de seguir tirando cuando falla y no puede darle a ninguna canica. Gana el que obtiene más canicas. Se establecen ciertas reglas como la de no hacer «manotas», es decir, aventar la canica impulsándola con el brazo, etcétera.

 

El tirahule. Este es un juguete hecho de un bejuco pelado en forma de horqueta, con ligas gruesas que sirven para impulsar pequeñas piedras. Con este juguete los niños juegan al tiro al blanco y tratan de cazar pequeños animales, como pueden ser los iguanos y pájaros.

 

El tinjoroch. Se elabora con una corcholata aplanada a la cual se le hace en medio un pequeño orificio por el que se pasa un hilo o cordel delgado al que se le da vueltas para que al desenrollarse haga girar a la corcholata. Los niños en ocasiones juegan tratando de cortar el hilo del compañero o contrincante con el filo que se genera al aplanar la corcholata; juego que puede resultar peligroso.

 

El papagayo. Puede variar de tamaño, es un juguete fabricado con papel, palitos de madera e hilo y se juega elevándolo con la ayuda del viento. Los niños compiten entre sí, y gana el que eleva más alto su papagayo, otras veces amarran navajas de afeitar o «filos» a la cola del papagayo, para tratar de cortar el hilo o cola que sostiene al papagayo del contrincante. También puede disfrutarse este juguete con el simple hecho de elevarlo hacia el cielo y mantenerlo ahí por un buen rato observando sus movimientos o corriendo con él.

Otros juegos que se practican en Yucatán y que ya forman parte de nuestra tradición son los que se realizan con juguetes de carácter nacional, como son: el yoyo, juguete con forma de disco ahuecado interiormente como una lanzadera y que sube y baja a lo largo de una cuerda. Con este juguete los niños realizan numerosas suertes y sobresale quien domine más.

 

El trompo. Juguete de madera al que se le enrolla un hilo que al ser extendido con fuerza hace girar al trompo, lo mismo que con el yoyo, los niños realizan destrezas como la de treparse el trompo, en pleno movimiento, en la palma de la mano.

 

El balero. Juguete compuesto de un palo de madera al cual queda sujeto con un hilo otro pedazo de madera en forma de barril ahuecado, mismo que al tirar de él debe quedar ensartado, efecto que es conocida como «capirucha»; quien ejecuta más capiruchas es el que gana. Los juegos que son practicados principalmente por las niñas son: la «chacara», juego que se realiza pintando en el suelo tres cuadros enfilados verticalmente, luego dos horizontalmente, luego uno, de nuevo dos, uno y al final un círculo. Las participantes brincan en un pie cuando se trata de un cuadro y descansan los dos en los cuadros dobles. La dificultad estriba en que cada participante tiene una madera, o un pedazo de papel o algodón mojado en alguno de los cuadros, de tal forma que los que están ocupados no pueden pisarse, por lo que se pone en juego la habilidad para brincar y llegar primero al círculo.

 

Los jacses. En el centro del país son conocidos como matatena. Éstos pueden ser piedritas o piezas de plástico que son vendidas en algunas tiendas, principalmente las ubicadas en colonias o barrios populares, junto con una pequeña pelota de hule. Es un juego de habilidad, pues las participantes, al botar la pelota, tienen que recoger primero de uno en uno, luego de dos en dos, y así sucesivamente los objetos con los que se juegue, ejecutando con ellos y la pelota una serie de suertes. Todavía son practicados los llamados juegos de patio, como son, brinca soga, doña Blanca, Sirenita de la Mar, Pepino Vecino, La Rueda de San Miguel, Juan Pirulero, Gallina Ciega y otros más.

Los niños del campo, con medios económicos bajos, recurren a la imaginación para crear juegos y juguetes, así es posible observar en las comunidades campesinas a niños jugando al aro, que consiste en ir, correr y caminar girando una llanta de bicicleta, sujeta con un pedazo de madera o con un alambre. También juegan con troncos de árboles con los que hacen sus carretillas, con vainas de las semillas del flamboyán, que en Yucatán se conocen como «machetes», con los que hacen sus patines o esquíes de tal forma que colocan un machete en cada pie y se sujetan de una cuerda que otro niño va jalando; hacen sus pelotas con retazos de hamaca; sus globos con las vejigas de los animales; juegan «gallitos» con los estambres de los botones de la flor del flamboyán, consistente en descabezar el estambre del contrincante, mediante movimientos bruscos al enredarlos, etcétera.

Otros juegos relativamente más recientes en los que participan niños y niñas son los conocidos como busca-busca, pesca-pesca, encantados, caza venado, tamalitos a la olla, saca manteca, brinca burro, tres en gallo, y numerosas adivinanzas y cantos que permanecen todavía en Yucatán, no obstante los modernos juegos electrónicos, que desgraciadamente en la actualidad monopolizan la atención de los niños. Los adultos practican juegos como la lotería de cartillas, que en Yucatán se ha vuelto tradicional en las temporadas de verano, cuando muchos meridanos y gente de otras poblaciones del estado se dirigen a las playas a vacacionar; allí la familia acostumbra por las noches jugar a la lotería, pagando por cartilla la cantidad que se determine, misma que será la «pava» que se llevará el ganador. En la ciudad de Campeche es una tradición y adopta sus propias características, pues difiere de la lotería mexicana en el número, la forma de «cantar» las barajas y en algunos dibujos que representan cosas muy propias del puerto campechano. Otro juego que antaño fue muy popular entre los varones de Mérida y también de otras poblaciones del estado, fue el del billar. En muchas colonias populares existían salas o centros con todo lo necesario para practicar este juego, las que en su mayoría han desaparecido. Sin embargo, todavía es posible observar, principalmente en el centro de la ciudad, algunas salas de juego que son frecuentadas generalmente por gente adulta.