Jiménez Borreguí, Crescencio

Jiménez Borreguí, Crescencio  (1862-1944) Abogado y político. Nació en Valladolid, Yucatán y murió en Mérida, Yucatán. A los 14 años de edad llegó a Mérida e ingresó en el Colegio Católico de San Ildefonso, dirigido entonces por Norberto Domínguez. Un año después pasó al Seminario Conciliar, conducido por Carlos de Jesús Mejía. Luego de dos años, abandonó aquel instituto convencido de no tener vocación para el sacerdocio y reingresó al primer colegio, donde terminó su bachillerato. Retornó a Valladolid, cuyo jefe político era José María Iturralde, quien lo nombró secretario del Instituto Literario de esta población y profesor de la cátedra de latinidad e historia, cargos que desempeñó durante dos años. En 1888 se casó y fue a radicar a la villa de Tixkokob. Al poco tiempo, fue nombrado director de la escuela del pueblo de Conkal, y dos años más tarde, el gobernador del estado Daniel Traconis lo designó director de la primera escuela de la villa de Tixkokob. En 1895, el jefe político de la localidad, Juan Cirerol, lo nombró su secretario. En 1898, por designación del gobernador Francisco Cantón, Cirerol fue reemplazado por Carlos Casares Martínez de Arredondo, quien no sólo conservó a Jiménez Borreguí, sino lo nombró oficial del Registro Civil de este lugar. En 1901, por dificultades políticas, Cantón tuvo que renunciar a sus puestos, y Jiménez Borreguí pasó a Mérida. Aquí Arturo Gamboa Guzmán le ocupó en el juzgado que tenía a su cargo y le facilitó poder continuar sus estudios, tras 19 años de haberlos abandonado. Con motivo de una enfermedad, Jiménez Borreguí solicitó licencia de tres meses, para trasladarse a Valladolid; pero el 6 de febrero de 1906, al perder momentáneamente la vista, fue traído a Mérida.

Durante su convalecencia, aprovechó para preparar exámenes profesionales que presentó en noviembre de 1907, y obtuvo su fiat de notario público. Comenzó a ejercer la profesión en mayo de 1909. En política, se inició antes, pues en 1885, durante las elecciones para gobernador de Yucatán, apoyó al candidato opositor Manuel Romero Ancona, quien contendía contra el candidato oficial Guillermo Palomino. Al perder Romero Ancona, Jiménez Borreguí fue constantemente perseguido. En 1909, retorna a la política, afiliándose al Partido Antirreeleccionista. A mediados del mes de mayo se instaló la primera junta directiva de ese partido, en un departamento de la parte alta del Gran Hotel, bajo la dirección de Francisco I. Madero; Jiménez Borreguí ocupó el cargo de vocal primero. En agosto de 1909, este partido celebró su primera convención; surgió y fue aprobada la candidatura de José María Pino Suárez para gobernador de Yucatán. Asumió la presidencia del partido Alfonso M. Alonzo, quien luego renunció y lo sustituyó Jiménez Borreguí. El 7 de agosto de ese año, Muñoz Arístegui dictó orden de aprehensión contra sus contrincantes, especialmente la directiva del Partido Antirreeleccionista. Jiménez Borreguí logró escapar y refugiarse en su finca Canchechén, bajo la jurisdicción de Valladolid. En Valladolid, participó directamente en el movimiento encabezado por Ruz Ponce, Claudio Alcocer, Maximiliano Bonilla y José E. Kantún que, iniciado el 4 de junio de 1909, desconocía la legalidad de las elecciones que daban el triunfo a Muñoz Arístegui. Después de trágico desenlace, Jiménez Borreguí fue detenido y conducido por órdenes de Ignacio A. Bravo a la Ciudad de México, encarcelándolo en la prisión militar de Santiago Tlaltelolco, para trasladarlo al entonces territorio de Quintana Roo. Al triunfo de la revolución maderista, obtuvo su libertad y retornó al estado. Desempeñó las jefaturas políticas de Valladolid y Acanceh. Luego fue diputado al Congreso local, durante el gobierno de Pino Suárez. También ocupó la presidencia de la junta de vigilancia de la Penitenciaría Juárez, para después dedicarse a su profesión en diversos cargos del ramo judicial civil y penal. Antes de fallecer, conducía la secretaría del Juzgado Segundo Menor de lo Civil. Jiménez Borreguí dejó escritas sus memorias en una obra titulada, Nostalgias del Lic. Crescencio Jiménez Borreguí, durante su destierro en los años de 1909 a 1911, por su actuación netamente maderista, que fue publicado en 1938.