Halach Uinik Nombre que los mayas de Yucatán aplicaban al supremo mandatario civil de una ciudad-estado. Las palabras significan: verdadero hombre. El cargo era hereditario, siempre dentro de los integrantes del linaje dominante, al cual también pertenecía el Ah-kin, señor del sol o gran sacerdote. Entre las principales funciones del halach uinik estaban la de velar por el bienestar de su pueblo, procurando el abasto de subsistencias; presidir las grandes ceremonias civiles y religiosas; ordenar las obras públicas; establecer relaciones con otros mandatarios; nombrar al jefe de las milicias y organizar la defensa de su territorio; conceder audiencias e impartir justicia. Después de la caída de Mayapán en 1441, el territorio se dividió en Cuch Cabalob o provincias, cinco de las cuales: Mani, Cehpech, Sotuta, Cochuah y posiblemente Chauaca, fueron gobernadas por halach uinikoob. En otros lugares los bataboob asumieron el poder y las funciones. Esa fue la situación que encontraron los españoles durante la Conquista y que describió el obispo fray Diego de Landa. En muchos ayuntamientos que luego se fundaron, se procuró acomodar a los mandatarios indígenas o se les confirió algunos cargos civiles, aunque el título de halach uinik desapareció, sustituido por el de gobernador que se aplicó también a los bataboob.