Hepatitis viral

Hepatitis viral  El término hepatitis significa inflamación del hígado, la cual puede deberse a varias causas, como sustancias tóxicas, entre ellas el alcohol; parásitos como la amiba histolítica y agentes infecciosos, o sea bacterias y virus. Los síntomas comunes son del aparato digestivo, como náuseas, vómitos, diarrea y dolor en la zona hepática, así como ictericia y, en las amilanas e infecciosas, hipertermia o fiebre. El síntoma más aparente, la ictericia o coloración amarilla de la piel, se debe a que ingresan al torrente circulatorio los pigmentos biliares, bilirrubina y biliverdina, producidos normalmente por las células hepáticas, y cuyo paso a la sangre indican la inflamación o alteración de ellas. Uno de los virus que más ataca las celdillas hepáticas es el de la fiebre amarilla, llamada así por la ictericia, y un grupo de virus productores de hepatitis, conocidos por A, B, C, y D. Se consideraba que el A era el productor de la hepatitis epidémica, ya que se transmite por contacto directo con el enfermo, mediante el agua, alimentos u objetos contaminados, como jeringas y agujas para aplicar sustancias inyectables; al B se le consideraba el causante de la hepatitis postransfuncional. El descubrimiento de los otros, C y D, ha obligado a revisar la epidemiología de estas hepatitis. También es reciente el descubrimiento del antígeno llamado “Australia”, y otros, que permite detectar la presencia del virus en la sangre de personas aparentemente sanas, que donan sangre para transfusión, con riesgo de transmitir la infección.

En Yucatán, la hepatitis C interviene en la etiopatogenia de la cirrosis del hígado y en la formación del cáncer hepático en un 30% de los casos. Es conveniente saber que en los niños la enfermedad es bastante benigna y que en la mitad de los casos no aparece la ictericia; en cambio en los adultos puede ocasionar la muerte. Dado que en Yucatán fue endémica la fiebre amarilla, no se sabe cuándo comenzaron a aparecer los casos de hepatitis por otros virus, que desde el siglo pasado eran llamados derrame de bilis o tiricia; a finales de ese siglo comenzó a usarse el nombre de hepatitis y así, en 1877, se reportó que por esa causa hubo 18 defunciones en el estado; en un informe del hospital O’Horán de 1888 se dice que fueron atendidos 12 casos de hepatitis y ocho de ictericia; en un análisis de las defunciones habidas en Mérida en 1905, se consigna que 39 de ellas fueron por hepatitis, en tanto que en 1918 sólo se registraron cuatro para toda la entidad. Al desaparecer desde 1921 la fiebre amarilla, las dudas en el diagnóstico fueron menores.

Desde los 40 comenzó a observarse un aumento de los casos, sobre todo en el área rural; entre 1952 y 1953 se estimó que aparecieron 3,000. La Secretaría de Salubridad y Asistencia logró en 1954 que se hiciese obligatorio el reporte de dicha enfermedad, por lo que ese año se registraron más de 4,000 casos; de septiembre de 1955 a marzo de 1956, en el hospital ejidal de la SSA fueron atendidos 873; al finalizar 1960 empezó a disminuir la epidemia, pues sólo se registraron 2,226 en la entidad. Esta epidemia fue la más grande en la nación, pues produjo más de 50,000 casos durante los 10 o 12 años que duró. En 1972 se registraron 23; en 1976 fueron 43 y en 1980 subió a 571. Pero en los años últimos han sido pocos los casos reportados.