Hortalizas El cronista español fray Diego de Landa señala en el libro Relación de las cosas de Yucatán “…en estas tierras los naturales vivían en pueblos y tenían tierra muy limpia y desmontada de malas plantas y puestos muy buenos árboles…” También menciona, al hablar sobre la flora y fauna de Yucatán, la presencia de sistemas productivos, que pueden equipararse, según afirma Sergio Medellín Morales, en su estudio Los huertos tradicionales mayas. Estrategias locales para la conservación de la biodiversidad, con los huertos tradicionales de hoy en día, describiendo varias de las especies cultivadas y sus usos. Investigaciones recientes permiten suponer un ancestral sistema integral maya de manejo de recursos naturales que involucraba, entre otros métodos, el cultivo y semidomesticación de un elevado número de plantas en los huertos de las casas.
Las plantas comestibles son las mayormente representadas en los solares del área maya. Le siguen en importancia las medicinales y ornamentales. En un trabajo realizado por Smith y Cameron, (1977), en Ticul y Oxkutzcab, señalan que los pobladores ponen cuidado en la ubicación de las plantas en el huerto para asegurar que cada especie satisfaga sus requerimientos y que esta forma de cultivar se remonta a formas hortícolas practicadas desde antes de la llegada de los españoles. Por su parte, Vara Moran en su libro La dinámica de la milpa en Yucatán, (1980), afirma que se cultivan más de 100 especies entre frutales, ornamentales y hortícolas en los solares, cuya finalidad son el autoconsumo y la venta. Entre las estructuras utilizadas dentro de los huertos familiares por los mayas yucatecos están el ka’anche’ como vivero y almácigo de plantas y hortalizas o con la estructura chem, que consiste en un tronco hueco sostenido con horquetas, o el kolol che’ donde se cultivan plantas medicinales y condimenticias, aunque también se mencionan el su’up-kich y wool koot. Los agricultores para atender las superficies sembradas cuentan con instalaciones adecuadas a su capacidad económica, como el pozo tradicional, o por goteo o inundación, con una manguera delgada con agujeros que se extiende en la milpa.
En Dzidzantún se cultivan tomate, pepino, chile habanero, xkatik, chile dulce, melón, calabaza y sandía y las leguminosas frijol, ibes y espelón. En la franja nororiental de Yucatán (Dzidzantún, Yobaín y Dzilam González) se utilizan suelos antes ocupados por el henequén, tsek’eles de alta pedregosidad, donde el bagazo de henequén tiene gran utilidad como abono natural; en esta zona predominan los sistemas de riego por aspersión asociados a capitales privados que centran su atención en el cultivo de tomate saladet y de sandía. En cambio en los municipios del Sur, la horticultura se desarrolla en suelos profundos y mecanizados, trabajados por campesinos que antes eran exclusivamente milperos y que conforman unidades de riego con apoyos federal y estatal. Oxkutzcab, Akil y Muna se distinguen por su producción de sandía, melón y tomate. En 1992 se sembraron en Yucatán 4 281 hectáreas. En ese año, el número de productores fue de 3 000, siendo los principales núcleos hortícolas ubicados en el norte del estado en Dzidzantún, Dzilam González, Yobaín, Sinanché y Telchac Pueblo. La siembra se realiza en dos ciclos en otoño-invierno (octubre a marzo) y primavera-verano (marzo a septiembre). El libro El cultivo de las plantas de hortaliza, de Augusto Pérez Toro, incluye un capítulo que describe las principales variedades, los cuidados que requieren, épocas de cultivo y cosecha. En un artículo del mismo autor, publicado por el gobierno del estado de Yucatán titulado El cultivo de hortalizas en los solares, se describen las principales plantas que pueden sembrarse en Yucatán, la manera de preparar el terreno, las herramientas que deben utilizarse, las cantidades de semillas, las plagas y cómo combatirlas, etcétera.