Escudo de Yucatán El estado de Yucatán careció de emblema heráldico hasta el 21 de noviembre de 1989, fecha en que el Congreso del Estado aprobó la adopción del diseño que hoy constituye su escudo de armas oficial, elaborado por Juan Francisco Peón Ancona y grabado por Emilio Vera Granados. El contorno del escudo es típicamente español, cuadrangular con la parte inferior redonda. En un solo cuartel se muestra en campo verde un venado de oro en actitud de saltar, con sol en lo alto, del mismo metal, colocado en el ángulo derecho y en punta una planta de henequén de oro, terrazada de piedras o lajas del mismo metal. La bordura del escudo es también de oro, con dos arcos falsos mayas y dos espadañas coloniales hispanas en verde, colocados los primeros al Norte y Sur y los segundos al Oriente y Poniente. Abajo, en el exterior del escudo, una cartela o cintilla de oro porta la leyenda «Yucatán», en letras verdes. El venado, el henequén y las piedras representan a los tres reinos de la naturaleza existentes en Yucatán: vegetal, animal y mineral. El sol, el más significativo y luminoso de los astros, completa la imagen ecológica general que predomina en el campo central del escudo, confiriéndole a Yucatán carácter, luminosidad y calor. El venado es la figura por excelencia de los montes de Yucatán. La planta de henequén, originaria del estado, aparece en forma silvestre, surgiendo de las piedras como un milagro de la naturaleza frente a la adversidad del suelo. Los edificios maya y español que aparecen en la bordura que rodea el escudo, señalan las dos culturas básicas de nuestro pueblo. El arco falso maya constituye el aporte más característico de esta cultura a la arquitectura universal y la espadaña colonial hispana es el remate típico e inconfundible de los templos franciscanos diseminados por la Península. En cuanto a los colores del escudo, el verde vegetal propio del campo yucateco, refuerza la temática ecológica predominante en campo central del blasón y el oro denota el esplendor de la riqueza cultural heredada por ambas civilizaciones: la maya y la española.