Espiritismo Es una doctrina que considera, como una realidad definitiva, la posibilidad de establecer comunicación con las personas fallecidas. Pretende ser una conciliación entre la ciencia y la fe, y por ello, a pesar de no tener manifestaciones de culto como las religiones establecidas, sí acepta la existencia de un ser supremo. Si bien es posible hacer referencia a prácticas y concepciones espiritistas como fenómenos sociales propios de la antigüedad, como por ejemplo, entre los israelitas de antes de nuestra era suele considerarse que el espiritismo moderno apareció en Estados Unidos de América en 1848, en torno de las actividades de las hermanas Margarita y Kate Fox.
El movimiento se difundió posteriormente en Europa, de tal forma que en 1858, el francés Hipólito Rivail, mejor conocido como Allan Kardec, fundó en París una revista con el propósito de dar a conocer dicha doctrina. En México, el espiritismo se difundió durante la segunda mitad del siglo XIX, en el marco de las tensiones que surgieron entre la iglesia católica y el estado liberal a partir de la promulgación de las Leyes de Reforma, y especialmente durante el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada que permitió la presencia de creencias ajenas al catolicismo. Se desconoce el año preciso en que la doctrina espiritista llegó a conocerse en Yucatán; sin embargo, en 1869 el presbítero Crescencio Carrillo y Ancona publicó un folleto titulado «El magnetismo animal y el espiritismo o sea, el demonio en sus relaciones con la humanidad». Una nota periodística de la época sugiere que el mencionado clérigo dio a conocer ese opúsculo como una reacción ante las actividades propagandísticas de los primeros espiritistas yucatecos. En 1873, una familia que ya profesaba esa doctrina y cuyos miembros realizaban las prácticas correspondientes en su hogar, puso en manos del compositor José Jacinto Cuevas los libros de Allan Kardec, y a partir de su lectura adoptó dichas creencias. Cuevas, a su vez, dio a leer aquellos libros al hacendado y comerciante Rodulfo G. Cantón, quien también se convirtió en adepto del espiritismo. En noviembre de 1874 se fundó en Mérida el Círculo Espírita Peralta, que a partir de enero de 1876 publicó el periódico quincenal La Ley de Amor, con el propósito de difundir el espiritismo en el estado. Cantón fue el director de esa publicación, y también fue propietario de la Librería Meridana, en la que solían venderse libros de contenido espiritista. La Ley de Amor dejó de publicarse a fines de 1878, y a partir de aquel año disminuyó notablemente la presencia del espiritismo en Yucatán. Podría decirse que por entonces concluyó una etapa de su desarrollo en la región, ya que se le dejó de mencionar en los periódicos de la época, algunos de los cuales lo habían visto con simpatía mientras otros lo combatieron. De acuerdo con el Censo General de Población elaborado por el gobierno del estado en 1895, Yucatán tenía registrados, en los partidos de Mérida y Acanceh, 10 y 2 habitantes, respectivamente, que se reconocían como espiritistas en el apartado correspondiente a la población por cultos. A principios del siglo XX se fundaron nuevas organizaciones espiritistas en Mérida, como el Centro de Estudios Espiritistas Esperanza, en 1903, y el Centro Espírita Tolerancia, en 1905. Durante la década de 1920 circularon folletos alusivos al espiritismo, cuya orientación en algunos casos era favorable y en otros adversa a esta doctrina.
Alrededor de las dos décadas siguientes se dio difusión a una serie de impresos que divulgaba fragmentos de los libros de Joaquín Trincado, quien a principios de siglo había fundado en Argentina la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal. Se puede considerar que el espiritismo en Yucatán se encuentra actualmente en decadencia, si bien hay algunas personas que lo practican por su cuenta, sin formar parte de alguna asociación formalmente establecida.