Jaguar Felis onca. En lengua maya se le llama chacmool o balam. En muchas culturas mesoamericanas, este animal representa la valentía y la destreza. Su piel, como pieza privilegiada, sólo podía servir como vestimenta a los jóvenes valerosos. Representaciones de este felino se encuentran en numerosos escritos, códices, estelas, dinteles y monumentos de culturas mesoamericanas. En Xelhá, en el interior del edificio llamado La casa del Jaguar, existen dibujos de personajes con tocados de tigre. En el edificio de Las Monjas, en Chichén Itzá, se han encontrado pinturas murales de guerreros con tocado de felinos. En Yucatán habita un número reducido de estos animales que han visto mermado su hábitat. Los ejemplares que se encuentran en la Península son de dimensiones bastante menores que los de América del Sur. Mide de cabeza y cuerpo de 1.1 a 1.7 m y de cola, 52 a 64 cm; altura a la cruz de 70 a 75 cm y pesa de 65 a 115 kg. Su piel es color café dorado con manchas negras, varias arrosetadas, lo que le da gran semejanza con el leopardo de Asia, aunque es más robusto y macizo que aquél. Habita zonas selváticas. Se distribuye por todas las zonas tropicales de México y el Sur hasta Argentina y Uruguay. Es de hábitos solitarios y nocturnos. Caza al acecho o a la carrera en persecución de su presa. Lo hace generalmente en tierra, pues no es trepador hábil; pero sí se sube a los árboles para atrapar monos. Se alimenta de una gran variedad de animales, desde algunos mamíferos de gran tamaño como tapires, jabalíes y venados, hasta conejos, ratas, víboras, lagartijas, inclusive peces. En las zonas ganaderas puede volverse depredador de reses, borregos, cabras o cerdos por lo que ha sido objeto de intensa cacería. Otro motivo por el cual el hombre lo atrapa es para aprovechar su piel.
Los jaguares se pueden aparear en cualquier época del año, aunque es más frecuente que lo hagan en diciembre, enero y febrero. El período de gestación dura de 93 a 105 días y la camada es de 1 a 4 cachorros.