Hipil o huipil Atuendo tradicional que utilizan, principalmente, las mujeres campesinas de Yucatán. Originalmente la mujer maya andaba con el pecho descubierto, pero con la llegada de los españoles esta costumbre cambió. Los religiosos consideraron que tales hábitos iban en contra de la moral española e hicieron que las mujeres cubrieran sus pechos con una prenda a la que se llamó guaypil o guipil, que proviene del vocablo huipilli, palabra de origen náhuatl. Esta prenda era elaborada con tres lienzos de algodón que unidos formaban un saco con dos aberturas para los brazos y otra para el cuello. El atuendo les llegaba hasta las rodillas o hasta los pies y era adornado entretejiéndole plumas de pato blanco, bordándole dibujos con pelo de conejo hilado entre dos cabos de lana colorada, amarilla, azul, verde y negra que se conocía como tochomite. Las mujeres indígenas solían utilizar la toca, que era un paño que llevaban sobre la cabeza. En la actualidad, la mujer indígena o campesina utiliza el hipil bordado con hilos de algodón, el fustán o justán con su orilla de encaje, y en vez de la toca, utiliza el rebozo. Yucatán es el único estado del país que designa a esta prenda con el nombre de hipil. Tanto la parte superior, que constituye el cuello, como la parte inferior, van bordadas con las orillas recortadas en arco. Los motivos y las técnicas del bordado son muy variadas, pero sobresalen el llamado xocbilchuy o hilo contado, cuyos dibujos se logran a partir de puntos en forma de cruz, y el xmanicté o calado que se elabora de tal manera que quedan grecas o dibujos de diversos colores.
Para las fiestas especiales como la vaquería las mujeres visten el terno, que viene a ser un hipil de lujo, puesto que es mucho más elaborado. En la actualidad, el hipil se está dejando de utilizar por las mujeres jóvenes, que prefieren ponerse ropa acorde con la moda impuesta a través de los medios de comunicación masiva. Por otro lado, el costo de los hilos, la tela y demás, el tiempo de trabajo que se requiere para confeccionar un hipil, contribuyen a este proceso, ya que sale más barato comprar vestidos o ropa fabricada industrialmente, aunque ésta sea de mala calidad. Esta prenda se ha comercializado y muchas mujeres de la ciudad la usan o adquieren como una artesanía, parte del folclor yucateco.