Herrera, Francisco (Siglo XVI) Oidor de la Audiencia de la Nueva España que fue designado, en 1548, juez de residencia de Francisco de Montejo. La Corona ordenó a Herrera suspender de sus cargos a Montejo y sus lugartenientes y asumir el gobierno de Yucatán. Llegó a Mérida a fines de agosto de 1549, cuando el doctor Cota, oidor de la Audiencia de los Confines, había terminado el primer juicio de residencia hecho contra Montejo. Francisco Herrera ya estaba predispuesto por el lado de los Montejo a causa de las conversaciones que había tenido con Alonso Maldonado, yerno del Adelantado y anterior presidente de la Audiencia de los Confines, con quien se había encontrado en Veracruz, cuando venía camino a Yucatán. Los adversarios de los conquistadores argumentaron que Herrera era pariente de la esposa del Adelantado, Beatriz de Herrera, y que por lo tanto esos lazos de familia influían a favor de los Montejo. Sin embargo, tal relación consanguínea nunca existió. Herrera acusó a Cota de haber ejercido ilegalmente su facultad, a causa de la remoción de Yucatán y Tabasco de la jurisdicción de la Audiencia de los Confines, declaró nulos y sin ningún valor todos sus actos, lo encarceló y asumió el gobierno de Yucatán. Cota apeló contra la sentencia de Herrera, tanto ante la Audiencia de los Confines como ante la de la Nueva España, argumentando que había actuado con completa autoridad y legalidad. La Audiencia de México, después de revisar el caso, ordenó a Herrera que pusiera en libertad a Cota que fue absuelto en 1550. Mientras que la Audiencia de los Confines, bajo la presidencia de López Cerrato, protestó ante la Corona sobre los procedimientos utilizados por Herrera en contra de Cota, acusando a aquél de favorecer a los Montejo. Herrera se abstuvo de proceder a una nueva revisión del gobierno de Montejo y tampoco procedió contra el Adelantado en lo más fundamental. Sin embargo, a pesar del favoritismo en asuntos primordiales, sí tomó algunas medidas contra los Montejo. Hizo una auditoría para condenar a Montejo al pago de 8,000 pesos de oro por rentas que había recibido de las encomiendas, y que tenían éste y sus familiares ilegalmente desde los tiempos de la Nuevas Leyes. Adjudicó a la Corona más de 2,500 pesos oro y casi 600 arrobas de cera que reclamaba haber recibido el Adelantado sin derecho legal. Le confiscó la plantación de caña de azúcar en Champotón. Ordenó que algunos animales domésticos, caballos, ganado y ovejas fueran embargados por la Corona para restituir parcialmente los ingresos que había recibido ilegalmente de las encomiendas, o porque las haciendas en que se hallaban esos animales estaban en los distritos de pueblos que el Adelantado había mantenido en encomiendas, omitiendo las Nuevas Leyes. Mientras Herrera gobernaba Yucatán, una banda de esclavos negros que se habían escapado saquearon ciertas poblaciones indígenas. No se sabe con precisión si la componían negros que se habían traído como esclavos a Yucatán o si eran esclavos que se habían escapado de Nueva España. Herrera envió a Alonso Rosado con un grupo de españoles para capturarlos. Fueron traídos a Mérida y retenidos, pero se ignora cuales fueron los procedimientos o sentencias dictadas contra ellos. Herrera estuvo al mando de Tabasco y Yucatán sólo por breve tiempo y retornó entonces a la Ciudad de México dejando el gobierno en manos de los cabildos. Siete años fue oidor de la Audiencia de México y el 14 de septiembre de 1555 fue trasladado con el mismo cargo a la Audiencia de Santo Domingo. Desde 1551 hasta 1565, los alcaldes mayores gobernaron Yucatán. En ese entonces, Yucatán perdió su categoría de gobierno y Capitanía General. En 1565 recuperó la de gobierno y hasta 1617 la de Capitanía General.