Esteros El término estero se aplica, en sentido estricto, para denominar el área que comprende la desembocadura de los ríos. En Yucatán se llaman esteros a los cuerpos de aguas salobres y someras, que se extienden paralelos a la línea de la costa, pero separados de ella por el cordón litoral, bajo y arenoso. Los esteros se caracterizan por su permanente contacto e intercambio de agua con el mar, debido a lo cual los movimientos de la marea, al subir y bajar, ocasionan la formación de corrientes del mar hacia el interior de los esteros y viceversa, dando la impresión, durante los reflejos, de que estos cuerpos de agua constituyen verdaderos ríos. Dos de los rasgos significativos de los esteros de Yucatán, en cuanto a su origen, son su forma alargada y el hecho de que el paso natural, a través del cual se establece la comunicación con el mar, se localiza casi siempre hacia el extremo izquierdo, mientras que el derecho se mantiene cerrado. Después del 14 de septiembre de 1988, fecha en que el huracán Gilberto azotó la Península, el cordón litoral arenoso fue abierto en diversos sitios, modificando notablemente la fisonomía de la zona costera, debido a las nuevas entradas del mar hacia los esteros. Los principales esteros que existen en la Península de Yucatán son los de Sabancuy, Yaltún e Isla Arena, en Campeche, así como los de Celestún, con casi 25 kilómetros de longitud, Yucalpetén, con poco menos de 20 kilómetros, Dzilam con poco más de 10 kilómetros, y Río Lagartos, el mayor de ellos, con casi 70 kilómetros de longitud, en Yucatán. En todos los casos la anchura de los esteros varía de 0.5 a tres kilómetros.