Ejido colectivo henequenero

Ejido colectivo henequenero  Sistema agrario de organización socioeconómica, implementado en Yucatán durante la presidencia del general Lázaro Cárdenas (1934-1940). El ejido moderno o colectivo se instauró para dotar de tierra a los peones acasillados y convertirlos en «sujetos de derecho agrario». Una primera etapa del ejido henequenero se localiza a partir de las reformas sociales realizadas en México después de la Revolución de 1910, que en Yucatán fueron aplicadas por Salvador Alvarado. Lourdes Martínez Guzmán, en su texto Algunas reflexiones sobre el ejido colectivo de la zona henequenera de Yucatán sostiene que durante la administración del general Alvarado (1915-1918), éste decretó la liberación de 49 244 peones acasillados en 193 haciendas, estipuló el salario mínimo rural en 1.50 y 2.00 pesos, reglamentó las condiciones de trabajo en el campo, distribuyó tierras y realizó otras acciones, aunque no logró afectar las tierras y las instalaciones de los grandes propietarios.

En el contexto de la Primera Guerra Mundial y con el incremento de la demanda y precio de la fibra de henequén, el mandatario estatal reorganizó la Comisión Reguladora del Mercado del Henequén, creada en 1910. Este organismo se encargó de la compra, almacenamiento y venta de la fibra, con lo que se originó la intervención del Estado en la producción henequenera. Los dueños de las grandes haciendas se opusieron a la intervención estatal y desencadenaron una violenta campaña en contra de Alvarado, con el apoyo del monopolio comercial estadounidense. Durante el gobierno de Felipe Carrillo Puerto (1922-1923) comenzó la afectación de las tierras de las haciendas henequeneras, en principio las abandonadas parcial o totalmente. Renán Irigoyen señala en su libro Felipe Carrillo Puerto, primer gobernante socialista en México, que éste, en su primer año de gestión, repartió 208,972 hectáreas entre 10,727 campesinos y un año después el reparto ascendía a 500 000 hectáreas. Cuando Lázaro Cárdenas llegó a la presidencia de la República ya existían en Yucatán 210 ejidos, de los cuales sólo 47 habían recibido tierras. Dado que la obtención de la fibra conlleva dos etapas: la del proceso agrícola y la del proceso industrial, Cárdenas decretó la expropiación de la tierra y de las instalaciones para constituir el ejido colectivo. Esto significó 155 ejidos que agrupaban 31,209 campesinos en 40,000 hectáreas, de las cuales 25,000 estaban en producción y 15,000 en cultivo. Al mismo tiempo, se estableció la pequeña propiedad privada, otorgándole a sus límites legales 150 hectáreas en explotación y 150 en cultivo, para los cultivos industriales como el henequén. Sin embargo, la expropiación efectiva de las instalaciones henequeneras no se llevó a cabo, ya que el recurso constitucional de inafectabilidad de propiedades destinadas al cultivo agroindustrial cíclico de 1922 permitió a los propietarios de las haciendas conservar sus propiedades. Las confrontaciones entre ex hacendados y ejidatarios subsistieron, situación que provocó la reducción significativa de la superficie cultivada. Para conciliar los intereses entre las dos partes, se fundó Henequeneros de Yucatán, cooperativa que agrupó a 50,000 ejidatarios en una superficie de 200,000 hectáreas y 200 propietarios de hacienda en 60,000 hectáreas, y estableció las bases de una nueva división del trabajo: los ejidatarios quedaron encargados del desyerbe, la siembra, la cosecha, la selección de las hojas del henequén y el acarreo de los rollos hasta la orilla de las vías Decauville, donde eran recogidos y transportados a la hacienda para la desfibración. Los hacendados llevaban a cabo el tratamiento de la fibra, embalarla, clasificarla y marcarla con el número del ejido productor. La repartición del producto de la venta era el 52% para los pequeños propietarios de las haciendas y el 48% para los ejidatarios. La persistencia de los problemas ocasionó que en 1955 Henequeneros de Yucatán fuera liquidado y el Banco de Crédito Rural se encargara de la producción y venta del henequén ejidal. Ante la baja del precio del mercado internacional y la incapacidad de los pequeños propietarios para mantener la industria del henequén, el gobierno federal nacionalizó el sector agroindustrial creando la empresa Cordemex, que finalmente también fue liquidada en 1991.

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