Juárez de Ávila, Gaspar Alcalde mayor de Yucatán, desde fines de 1550 al 19 de enero de 1554. Originario de Ávila, España. En 1526 llegó a la Nueva España con la expedición de Luis Ponce de León. Participó en la conquista de Honduras-Higueras, con el grado de teniente, desde 1536 hasta 1539, primero con Pedro de Alvarado y luego con Francisco de Montejo. Luego fue designado alcalde mayor del Pánuco y después de Yucatán. La Audiencia de México y el virrey Antonio de Mendoza lo nombraron alcalde mayor de Yucatán, el 22 de agosto de 1550. La provincia perdió con esta designación la categoría de gobierno y Capitanía General que tenía desde su conquista, conformándose en alcaldía mayor. Juárez de Ávila llegó a Yucatán con su esposa Isabel de Cervantes y Lara a mediados de noviembre de ese año. En Mérida asumió el gobierno a fines de marzo de 1551. Guardaba buenas relaciones con los Montejo, pues desde su estancia y servicio en Honduras-Higueras los había tratado. Además, su esposa era viuda de Alonso de Aguilar, conquistador de esa provincia, por lo que fue recibido con beneplácito. El virrey y la Audiencia le asignaron plenas facultades gubernamentales y le dieron una serie de instrucciones detalladas sobre la administración de la provincia de Yucatán. Son importantes, en la medida que reflejan la política del rey y la de las autoridades superiores de la Nueva España respecto de las necesidades de la provincia. Así, Juárez de Ávila tenía que visitar todo el territorio bajo su jurisdicción para, de acuerdo con la realidad que encontrara, adoptar las reformas convenientes y mejorar la situación de los indios. Prohibiría el trabajo forzado en cualquier forma, y procuraría que a los indios contratados se les pagara adecuadamente. Debía reglamentar el trabajo de los indios en la construcción de iglesias y monasterios, para que no fueran sobrecargados, ni que los emplearan durante la estación de la siembra. Permitiría la movilidad de residencia de los indígenas, ya que debían ser considerados vasallos libres. La esclavitud y venta de indios entre los naturales debía prohibirse. Investigaría el empleo de los calpisques o agentes que eran puestos por los encomenderos para inspeccionar sus pueblos.
Las irrupciones armadas contra los nativos debían interrumpirse, y en caso de ser necesarias debían hacerse conforme a las reales ordenanzas. El medio pacífico debía agotarse antes de recurrir a las armas. En apoyo a la cristianización, los alguaciles indígenas, o ministros inferiores de justicia, serían designados para ayudar a los misioneros. En cuanto a la tasación de los tributos y servicios prestados por los naturales, la Audiencia de la Nueva España debía revisarla y aprobarla. El gobierno de Juárez de Ávila duró más o menos dos años. Contó con un sueldo anual de mil ducados y al parecer su administración tranquilizó los ánimos, ya que con la actuación de Cota y de Herrera, oidores el primero de la Audiencia de los Confines y el segundo de la de México, se crearon conflictos provocados por los bandos favorables y contrarios a los Montejo. Gaspar Juárez de Ávila orientó la nueva administración fincada en las instrucciones recibidas. Molina Solís refiere que lo primero que hizo Juárez de Ávila, como alcalde mayor de Yucatán, fue establecer aranceles que fijaran los tributos que debían pagar los indios a los encomenderos y al rey, y expidió una tarifa que obligaba a los comerciantes a vender toda clase de comestibles, debido a que por su escasez y la dificultad de traerlos, los vendían a precios exorbitantes, especialmente las mercancías que se traían de Veracruz y de España. A principios de 1552 se hizo cargo del gobierno Tomás López, quien realizó diversas reformas que beneficiaron a los indígenas. Concluida su comisión, Tomás López entregó de nueva cuenta el gobierno a Juárez de Ávila, quien continuó la administración de la provincia, procurándose por ejecutar las ordenanzas recientemente expedidas. Gaspar Juárez de Ávila fue fundador del primer hospital en Mérida, construido en el costado septentrional de la Catedral. El terreno fue donado por el propio Juárez de Ávila, quien cedió una parte del solar de su casa para erigirlo, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Remedios. Posteriormente este hospital se llamó de San Juan de Dios, cuando pasó a los religiosos de esta Orden, quienes lo administraron hasta 1821. Al terminar su período de gobierno como alcalde mayor, Juárez de Ávila se estableció en Mérida, donde construyó su casa en la esquina noroeste de la Plaza de Armas. Era regidor de Mérida cuando se solemnizó la jura del rey Felipe II, con diversas fiestas. Molina Solís dice que el nombre de este personaje en algunos documentos aparece como Suárez de Ávila y Chamberlain lo registra como Xuárez de Ávila.