Vivó, Buenaventura (¿-1872) Cartógrafo, diplomático y escritor. Nació probablemente en España, según Carlos R. Menéndez; falleció en Madrid. Llegó a Yucatán el 12 de agosto de 1845, cuando atracó en Sisal al mando del bergantín español «Emilio», procedente de La Habana. En ese día, un peculiar suceso encendió su indignación: cuando la barca que lo llevó a tierra regresaba al bergantín con tres marinos, sufrió el embate de un fuerte viento que lo puso en zozobra. Cerca de ella estaban dos embarcaciones: la barca estadounidense «Abola», la más cercana, al mando del capitán Davis, y una goleta inglesa, un poco más alejada de la barca en peligro, al mando del capitán Wilson. A final de cuentas, el capitán Davis no hizo nada por ayudar a los marinos de la barca y tuvo que ir en su socorro el capitán Wilson. La actitud de Davis molestó tanto a Vivó que pidió al periódico meridano Siglo XIX le publicaran un escrito llamado «Filantropía de los norteamericanos», cosa que ocurrió en el núm. 636 de este periódico correspondiente al 21 de agosto, donde, además de agradecer a Wilson su ayuda y mostrar su enojo contra Davis, relató con tal detalle el suceso que escribió «pues bien, ¡quién lo creyera! El capitán Davis presenció desde el puente de su buque, el desgraciado acontecimiento… El capitán Davis vio la terrible y desigual lucha que mis tres hombres sostenían con las olas… El capitán Davis oyó sus gritos de socorro, sus lamentos… Contempló, si se puede decir así, su agonía… Se extasió en aquel cuadro fatídico, y permaneció impávido, impasible, con la sonrisa en los labios exclamando ¡Non fors, non fors!» Por estos días, Vivó se hospedó en Mérida en el cuarto núm. 2 del Hotel de Diligencias.
Colaboró con el Registro Yucateco, periódico dirigido por Justo Sierra O’Really y publicado de 1845 a 1847 y de abril a diciembre de 1849; sus colaboraciones fueron: el artículo «Un extranjero en Merida», una carta a José Turrisa, agradeciéndole las correcciones que éste le hizo a sus cálculos astronómicos que realizó para el Almanaque de Seguí, correspondiente a 1846, un artículo sobre «La Farola» y «El Morro» de La Habana, y en cuanto a literatura, «Un sueño magnético» y la novela corta La sonámbula. Vivó perteneció durante algún tiempo a la marina mexicana y en ese período levantó una carta de la costa septentrional de Yucatán. Entró al servicio del gobierno del general Antonio López de Santa Anna, quien lo nombró cónsul de México en Barcelona, luego en La Habana, y por último ministro plenipotenciario de México en España, de 1853 a 1855. En 1856, publicó Memorias de Buenaventura Vivó, Ministro de Méjico en España, durante los años de 1853, 1854 y 1855, impreso en Madrid por la imprenta y estereotopía de M. Rivadeneira. Este libro, de casi 400 páginas, contiene numerosos documentos oficiales sobre asuntos entre España y México; el capítulo VIII, que trata del comercio de mayas a Cuba, fue publicado en Mérida por Carlos R. Menéndez, en 1925, como «Las memorias de don Buenventura Vivó y la venta de indios yucatecos en Cuba».