Vicentinos

Vicentinos  Los vicentinos aparecen en el plano pastoral de la iglesia local de Yucatán en 1880. El superior competente de la Congregación Vicentina, sacerdote Agustín de Jesús Torres, envió en ese año al padre Félix Mariscal, para que predicase en Ticul y Valladolid.

La misión evangelizadora fue un éxito tal que el propio superior de los vicentinos envió en 1882 a los padres Gabriel Pubill y Sostén García, para predicar por el oriente de la Península de Yucatán.

Fue notable que el padre Pubill, en 14 meses, ya hablaba la lengua maya y con ella escribió, como instrumentos evangelizadores: un examen de conciencia, sermones, pláticas morales y un catecismo breve, cuyo apoyo principal fue la obra de fray Pedro Beltrán de Santa Rosa, titulada Declaración de la doctrina cristiana en el idioma yucateco. Este catecismo fue revisado por el cura de San Cristóbal, Secundino Baeza experto mayista, y después fue publicado en Mérida en 1883 en un opúsculo de 24 páginas intitulado Doctrina necesaria para confesarse en regla. Dispuesto en lengua maya por…, editado por la Imprenta de Guzmán y Hermanos de Mérida, Yucatán.

El padre Pubill omitió su nombre y en su lugar puso puntos suspensivos. Cuando se publicó nuevamente después de la muerte del padre Pubill, en Peto, en febrero de 1884, se indicó como autor, al padre Pubill. Esta edición fue cuidada en su revisión y traducción al español, por el profesor de lengua maya en el Seminario Conciliar, Audomaro Molina Solís. El folleto consta de 46 páginas y fue publicado en 1905.

Por escasez del personal en la congregación de la misión vicentina, se suspendieron las misiones en el resto de la entidad.

En 1897, llegan nuevamente enviados por su superior los padres vicentinos: Julián Coello y Mauricio Petull, nacidos en Yucatán, y que manejaban perfectamente la lengua maya. Ellos iniciaron su acción apostólica en el estado de Quintana Roo, donde desarrollaron su acción sacerdotal durante cinco años.

A Yucatán vinieron otros vicentinos, como el padre Juan Wotruba (alemán), y los seminaristas Conrado Schillhab (austríaco), Eduardo Lins y Nicolás Stapper (alemanes). Estos últimos recibieron la consagración sacerdotal de manos de Crescencio Carrillo y Ancona. Después de ordenados presbíteros no permanecieron mucho en Yucatán. El padre Schillhab murió poco tiempo después a causa de la fiebre amarilla y sus compañeros regresaron a Europa.