Vozmediano, Antonio de

Vozmediano, Antonio de  Gobernador de Yucatán del período colonial. Fue nombrado el 13 de octubre de 1585. Tomó posesión de su cargo el 25 de octubre de 1586. Vino a Yucatán con su larga familia, protegido por el virrey y la Audiencia de México.

Su administración se caracterizó por su inclinación al nepotismo y su afán de enriquecimiento. Declaró vacantes cuatro escuderajes de encomenderos ausentes y nombró para éstos a dos hijos suyos pequeños de edad y a dos de sus familiares. A su hijo Álvaro le dio el puesto de veedor de las obras de la Catedral, con un sueldo de 200 pesos. Éste se alió a Diego de Ordóñez en la explotación del palo de tinte y complació tanto al gobernador que le nombró alguacil mayor; también Álvaro Vozmediano entró en el negocio de la sal con García de Pardines.

Estos dos, Ordóñez y Pardines, por su alianza con Vozmediano, se hicieron tan poderosos que nadie se atrevió a sostener un pleito con ellos. El gobernador, aparte de las sociedades hechas por su hijo, ganó mucho dinero en el repartimiento y comercio de las mantas de hilo de algodón.

La Corona le pidió informara sobre la fabricación del añil ante las reiteradas quejas que recibía de los franciscanos. Vozmediano contestó que era muy insalubre la fabricación del añil y demasiado el perjuicio que ocasionaba a los indios. La Corona, tan pronto tuvo su informe, prohibió esta industria que trajo como consecuencia la pérdida de capitales invertidos en ésta.

Vozmediano destituyó a Francisco Palomino como defensor de indios el 30 de octubre de 1586 y encargó al obispo la defensa de éstos. Palomino pretendió ir a España a defenderse de los cargos que le hacían, pero murió en Mérida a fines de ese año o principios de 1587. En ese año, quedó vacante el obispado por haber sido trasladado el obispo fray Gregorio de Montalvo a su nueva sede en Cuzco.

En 1590 y con la aprobación del obispo Juan Izquierdo, Vozmediano tuvo el propósito de fundar un convento de religiosas, idea que fue secundada con donativos por los vecinos de Mérida y de las Villas. A pesar del entusiasmo puesto en esta obra no le tocó verla terminada, por haber concluido antes su gobierno.

Vozmediano tuvo algunas dificultades con el Ayuntamiento de Mérida, pues quiso realizar una visita general del territorio de su jurisdicción. El Ayuntamiento se opuso, ya que argumentaba que se requería comisión especial del rey y el perjuicio que ocasionaría, pues hacía poco tiempo se había efectuado la visita del oidor Diego García de Palacios. La Audiencia de México intervino y ordenó al gobernador suspendiese la intención de su visita.

Vozmediano se opuso entonces a cumplir la cédula que concedía al Ayuntamiento conocer en grado de apelación ciertos negocios y también objetó a la pretensión del Ayuntamiento de hacer lista y visita de las armas de los vecinos. De nuevo, la Audiencia intervino, pero dio ahora la razón al gobernador como supremo jefe militar de la provincia.

En cédula real del l9 de abril de 1591 se le mandaba honrar y favorecer a los curas doctrineros y no molestarlos por favorecer, ayudar o defender a los indios. También se mandaba restablecer el cargo de defensor de los indios y crear los de letrado y procurador. El salario de estos tres cargos saldría de las multas que pagasen los litigantes y de un subsidio con que cada cacicazgo debía contribuir. También se reglamentaban sus funciones.

Vozmediano nombró para protector de indios a Juan de Sanabria a partir del 6 de septiembre de ese año.

Quiso el gobernador reducir a los naturales y negros náufragos que vivían en la isla de Contoy y otras junto a la bahía de La Ascensión. Encomendó esta empresa a Juan de Contreras, quien no sólo organizó la expedición sino que la costeó. Si bien por un lado se logró el objetivo propuesto, en otro aspecto se provocó con ello el despoblamiento de estas islas. Su gobierno concluyó el 30 de julio de 1593 y lo sucedió Alonso Ordóñez de Nevares.