Vitrales

Vitrales  Este tipo de arte fue introducido en Yucatán hasta finales del siglo XIX, cuando debido a la riqueza producida por el auge henequenero, varias familias acomodadas comenzaron a traer artesanos europeos para que les realizaran vitrales en sus casonas. A fines del siglo XX, son normales ya en Mérida, los talleres de vitrales, artistas dedicados a este campo de tiempo completo, otros que incursionan en él ocasionalmente e incluso gente especializada en restaurarlos; es además común encontrar en la mayoría de las residencias actuales vitrales de variados tamaños. Sobre las técnicas de fabricación utilizadas en Mérida hay de las más modernas como el método del delineado, que no necesita del plomo, metal básico para fabricar vitrales; el Tiffany, horneado a muy altas temperaturas; una que combina vidrio con poliéster, entre otras; hasta las artesanales como las florentinas y madrileñas, del siglo XIII, cuya labor es más paciente y tardada. La mayoría de los insumos utilizados para la fabricación, es decir, vidrios, ácidos, cañuelas de plomo, zinc y bronce, así como las principales herramientas, provienen generalmente de los Estados Unidos de América. Es preciso acotar que, de acuerdo con la propias personas que ejercen el vitralismo, ejemplos notables de éste en Yucatán son contados, los cuales son todos de temática religiosa.

Los primeros vitrales significativos que se realizaron en Yucatán fueron los de la pequeña iglesia neogótica de la familia Quintero, ubicada al oriente de Mérida y construida a fines del siglo XIX. Son 10 vitrales: cinco atrás del altar de 5 x 1.10 m, el del centro representa a la Virgen de la Concepción, patrona del templo; los dos de la izquierda, a un arcángel y la Virgen con una túnica morada; los de la derecha, a un santo con una palma en la mano y la Virgen con el Niño. Tres rosetones, uno en la fachada con la imagen de una cruz gótica y dos a los costados de la iglesia, el de la izquierda representa el Sagrado Corazón y el de la derecha, una evocación de la Rosa Mística. Bajo los rosetones de los costados están los dos vitrales restantes dentro de arco ojivales, el de la izquierda tiene el Divino Rostro, y el de la derecha a la Virgen Dolorosa. Fueron remodelados en 1991.

En 1955, se realizaron 22 vitrales en la recién terminada capilla de Fátima de la colonia García Ginerés: 14 que representan en su parte inferior las 14 estaciones del Vía Crucis, y en su parte alta 14 de los 15 misterios del Rosario; dos en las puertas laterales del frente que representan a San Cosme y San Damián, y seis sobre cada confesionario, con las imágenes de María Auxiliadora, Santa Teresita, San Ignacio de Loyola, Santa Rosa de Lima, San Felipe de Jesús, y la Virgen del Rosario. Las medidas de los vitrales son de 5.3 x 1.4 m  salvo dos que en vez de 1.4 tienen 1.6 m. Los vitrales fueron realizados por un artista de la Ciudad de México, hijo de italianos, apellidado D’Marco. Se restauraron en 1990.

En 1992, fue colocado en la famosa ventana coral del frente de la iglesia del convento de Izamal un vitral de 5 x 2.3 m con la representación de la Virgen de Izamal, para la cual se utilizó vidrio importado y plomo acanalado. Según Miguel Vera Lima fue costeado por una familia católica izamaleña. En la iglesia de San Cristóbal se realizaron 16 vitrales de 1992 a 1994, a iniciativa del párroco Manuel Vargas: ocho de 60 x 80 cm, colocados en la cúpula, que representan al Cáliz y los siete sacramentos, dos de 2.5 X 2.5 m dedicados a la Virgen de Guadalupe, uno de 1.08 X 1.80 m, con la imagen del Papa Juan Pablo II, y cinco más de diversas medidas cuyos motivos son la vida de la Virgen y del Niño.