Vaquería

Vaquería  El origen de este baile regional se remonta a la época colonial, cuando los españoles se dedicaban a la crianza de ganado vacuno en sus haciendas y «la hierra» de sus vacadas. Era una fiesta popular para celebrar una especie de auge económico y en la cual participaba cada año animadamente todo el pueblo. Se realizaba bajo el cobijo de un santo patrono y comenzaba generalmente un sábado por la noche; su duración era variable y estaba supeditada a las posibilidades económicas de quienes participaban en ella. Se le llamó vaquería por la indumentaria de los bailarines, por lo general mujeres muy jóvenes. Los preparativos de la vaquería se hacen con anticipación al invitar a las muchachas de poblados y fincas cercanas para aumentar el número de bailarinas. La vaquería se celebraba originalmente a un lado de la plaza de la hacienda donde se construía una enramada, cuya entrada y salida de los bailarines se formaban con delgadas varillas. El techo era de madera y palmas de guano. En el fondo del salón se levantaba el templete de la orquesta y a los lados se habilitaban bancas de madera para familiares y visitantes. El salón era adornado con papeles y cintas multicolores. Las vaquerías también se celebraban en el corredor de la casa principal de la hacienda o en los salones del palacio municipal del pueblo.

Durante las vaquerías, el trabajo se suspendía en las haciendas desde temprana hora. Para dar inicio, la orquesta interpretaba una jarana. Los bailarines iban vestidos con traje blanco. Las mujeres iban vestidas con un elegante terno de tela fina blanca, con amplios bordados, fustán y zapatillas blancas. Adornaban su cuello con cadenas que remataban en una medalla con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Otras llevaban rosarios de filigrana. Se adornaban los dedos con anillos y el pelo con un moño o t’uch, atado a una ancha cinta de diversos colores; se colocaban un sombrero de jipi, al revés, del cual se desprendían dos cintas anchas y largas que colgaban hasta la cintura y otra más que cruzaba el cuerpo diagonalmente.

El baile de la vaquería se iniciaba con música de Angaripola, Aires o el Jarabe yucateco. El encargado de organizar a los bailarines era el bastonero, quien enfilaba a los jóvenes bailadores vestidos con traje blanco.

La jarana, el baile tradicional de la vaquería, puede ser de dos tipos: de 6 por 8 en forma de guachapeo, de gran agilidad y movimiento de los pies, derivación del zapateado, y de 3 por 4, más pausado y valseado.

Se acostumbraba repetir el baile al día siguiente, alrededor del mediodía, sólo que en esta ocasión a determinada hora y entre pieza y pieza se procedía al reparto de la bebida conocida como pukkeyem, pozole disuelto y endulzado con miel, que se repartía entre la concurrencia. Por la noche continuaba el baile, pero no la vaquería, sino un baile popular en donde se tocaban jaranas. En la última noche, se llevaba a cabo el llamado Baile de Etiqueta, donde se bailaban danzones, valses y polkas y convivían amos y mestizos.

El salón de baile se convertía en un coso, en donde la mujer representaba al toro y el hombre al torero; se interpretaban piezas como El degollete, El jarabe y El torito.

Tenía un papel muy importante en estas festividades el Chic o bufón, representado por un individuo con el torso desnudo y el cuerpo y la cara pintadas con rayas azules y rojas, quien alegraba en los intermedios al público con sus chistes y ocurrencias.

A la bailarina que sobresalía por su gracia, se le ponían dos o tres sombreros en la cabeza, que después eran recogidos por los interesados previa gratificación en efectivo. A esta distinción se le conoce como Gala.

Si durante el baile, alguien gritaba: bomba, la música se detenía para que un bailarín recitara algún cuarteto gracioso a su pareja. Las bombas, en un principio, eran recitadas en maya, pero con el paso de los años se empezó a decirlas en castellano.

En la segunda década del siglo XX, el baile de la vaquería comenzó a modificarse con la influencia de la música moderna, que ocasionó que se perdieran partes importantes de su forma original.