K’oche’ Vehículo primitivo utilizado por los mayas en la época prehispánica. Carecía de ruedas y en él llevaban a los caciques y gente principal. Este medio de transporte sufrió modificaciones, pues los españoles le adaptaron un armazón de cuatro palos en forma de bastidor cuadrilongo, con dos varas por delante y dos por detrás, como las andas para llevar las imágenes en las procesiones. Formaba el asiento una cama hecha de red de cordeles de henequén o fibras y bejucos entretejidos, provista de un colchón de tela y un toldo de techo abovedado o cilíndrico en forma de arco, de todo el largo de la cama. Cuatro indios cargadores alzaban en hombros este coche bajo un sistema de relevos. Transportaban uno o dos pasajeros. Tenía el techo cubierto de palmas de guano y después lo sustituyeron por lienzo o lona. En 1841, John Stephens paseó por toda la Península con el doctor Cabbot y el dibujante inglés Catherwood en k’ochés. Más tarde se modificó y fueron sustituidos los cargadores por animales y se denominó k’oche’ de tracción animal. Era un bastidor cuadrilongo de madera resistente, generalmente jabín, como de 2 m de largo por 1.20 m de ancho, asentado y bien atornillado sobre dos largas varas de madera de bojón con anillas de hierro en sus extremidades. La estructura de caja era superior y más resistente que la del primitivo k’oche’. El techo de toldo de lona en forma cilíndrica formaba un arco por delante y detrás. Estaba cubierto de una pintura de aceite, azul o verde, para hacerlo impermeable. El asiento era una cama hecha de cordel de henequén y sobre ésta se extendía un colchón grueso y muelle, y por ambos lados almohadones para reclinarse. Se sujetaban a las varas caballos o mulas y podían viajar hasta cuatro personas. Se siguió utilizando hasta el segundo tercio del siglo XIX en los lugares apartados, porque se carecía de caminos modernos para que transitaran los vehículos de ruedas, como los forlones y calesines.