Zicilté

Zicilté  Familia euforbiáceas, especie Jatropha curcas. Planta conocida y empleada como medicamento por los pueblos prehispánicos de Yucatán. Se le conoce también como Ppih, X-ca-cal-ché y avellana. Arbusto de 3 a 6 m de altura, de troncos y ramas carnosos, de madera suave protegida por una corteza gris en la cual se encuentran marcadas las cicatrices que las hojas dejan al caer; muy ramoso. Las hojas son alternas, largamente pecioladas, grandes, angulosas y lampiñas, clasificadas como caducas. La inflorescencia se presenta en julio y agosto en cimas corimbosas terminales y axilares; las flores en forma de campana son unisexuales, de color amarillo pálido o amarillo verdoso. El fruto es una cápsula, comúnmente con tres logias o cocas; en cada una de sus cavidades se desarrolla una semilla, casi cilíndrica, de 2 cm de largo por 1 cm de ancho, presentando debajo de la cubierta exterior o cáscara, una membrana que protege a la almendra, que es aceitosa y de sabor dulzón.

El aceite, extraído de las semillas, es más fluido que el de la higuerilla; pero menos soluble en alcohol absoluto; a cero grados se solidifica. A principios del siglo XX era conocido en las droguerías inglesas con el nombre de aceite infernal y utilizado como purgante y emético. En Yucatán se ha usado, además de los fines medicinales, en la fabricación de jabones, velas y lubricantes. El médico y botánico F. Gaumer publicó en 1919, un artículo en la revista Henequén, donde describe a esta planta. Informa que Lineo la clasificó en 1738 y bajo su dirección como profesor de medicina en la Universidad de Upsala, se analizó la planta y estudió sus propiedades medicinales en 1741. Justamente este destacado hombre de ciencia le dio el nombre científico a la planta, denominada en maya zicilté.

Se localiza en toda la América tropical, las Indias Occidentales, las Indias Orientales y el África. Crece muy bien en cualquier terreno, pero preferentemente en el pedregoso, negro y húmedo, al igual que en los campos abiertos. Para hacer los semilleros, se escogen los frutos más desarrollados y se siembran en hileras; se transplantan al año en un lugar permanente. A los dos años y medio de trasplantados empiezan a florecer y a los cuatro o cinco años están en plena producción.

En las islas de Cabo Verde, Madagascar y algunos lugares de la India se explota el aceite con cierta intensidad desde hace tiempo. Mediante la extracción fría, deja salir una sustancia mantecosa blanca llamada estearina; recién preparada y pura no tiene ningún olor ni sabor y es totalmente cristalina. Gaumer dice que, según el doctor Renato de Grosourdy, las semillas tienen propiedades purgativas drásticas muy poderosas, que en múltiples ocasiones han dado lugar a envenenamientos fatales por haber sido ingeridas sin quitarles el germen o la yemita. Cuando se consumen tostadas no causan ningún daño. El aceite cocido pierde también sus propiedades drásticas y puede emplearse en la alimentación, como se hacía en Tizimín y en otros lugares del oriente del estado a principios del siglo XX. En 1889, la XII Legislatura Constitucional del Estado de Yucatán concedió primas a quienes se dedicaran al cultivo de la caña de azúcar, del zicilté, la vainilla, el pochote, el hule y otras plantas, como un incentivo sin embargo, sólo la caña de azúcar se produjo intensivamente.